"Dirt", la cautivante muestra de la Wellcome Collection, se inicia con algo impactante: una ventana tan roñosa que no hay ni un centímetro de vidrio visible debajo de la suciedad, una espesa sustancia que titila repulsivamente bajo las luces de la sala. Es mugre de alcantarillas , mugre de calle, mugre de las ciudades arrastrada con el polvo y la basura. Provoca un rechazo inmediato.
Sería muy difícil exagerar el efecto físico que causa la escultura de James Croak, de 1991, fundida en mugre de barredoras. No importa cuánta Historia del Arte pueda condensar, lo que cuenta es el impacto primario.
¿Huele? ¿Vierte mugre? ¿Amianto? ¿Gérmenes? Nos mantenemos a distancia. La mugre está en todas partes y no queremos enfrentarla.
Los que estén dispuestos a superar esta aversión natural se sentirán entusiasmados por la muestra de la Wellcome. Contiene más de 200 piezas, desde pinturas, películas y esculturas hasta los microscopios del siglo XVII de Antoine van Leeuwenhoek y los primeros inventos para esterilización de Joseph Lister; desde comerciales de jabón y retratos de Inspectores de Molestias hasta oscuras obras del Museo de la Higiene de Dresden: la suciedad como metáfora racial.
Los curadores rastrillan el mundo mugriento de la suciedad, evaluando las asociaciones con la limpieza, la santidad y el orden social –“Arrest All Dirt!” (arresten a toda la mugre) exhorta el policía de Londres de los años 20– así como también con la religión, la ética, la clase y la mortalidad.
En cada pintura –victoriana, como La Gran Pila de Basura de Kings Cross en el centro de Londres, o su equivalente moderno, un video sobre descargas repletas en el mundo en desarrollo– el foco está en la detección, en sacar a la luz lo invisible. Es más, la obra central de la muestra es sin duda el mapa del distrito del Soho en la Londres de John Snow durante el brote de cólera de 1854.
Snow estaba obsesionado por descubrir el origen de la peste. Recorrió cada calle, llamó a cada puerta. En su mapa, los muertos aparecen registrados como rectángulos negros. A partir de los esquemas visuales, Snow dedujo que la bomba de agua en la Calle Broad era la fuente de la infección. Es una obra maestra de información expresada a través del diseño.
No puedo fingir que no hay momentos de revulsión en Dirt . Las enormes instalaciones de bloques hechas con heces humanas de Santiago Sierra, las horripilantes fotos de las villas miserias victorianas en Glasgow, tapadas de mugre donde se sientan los bebés.
Hay una tradición de la suciedad en el arte: las pinturas con barro de Richard Long, el excremento enlatado de Piero Manzoni, la basura de la Karl-Marx-Platz de Joseph Beuys. No sería difícil encontrar una selección más sucia que ésta.
Algo nos pasa al salir de Dirt a la calle, al observar cada partícula de mugre y el humo nocivo en Euston Road. Y aun en la muestra hay algo que se transforma. En la película de Bruce Nauman unas manos que se lavan vigorosamente. Siempre me molestó como una exhibición de trastorno obsesivo compulsivo. Lo que nunca había observado es el enemigo abajo: la mugre asquerosa de la pileta de Nauman.
clarin.com
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