lunes, 2 de agosto de 2010

Usó su GPS para probar una multa mal realizada

La eficacia del sistema de fotomultas para controlar el tránsito porteño podría mostrar algunas zonas grises, tras la denuncia de un vecino que pudo comprobar que circulaba a una velocidad menor a la registrada por el cinemómetro oficial –dispositivo que mide la velocidad– del Gobierno porteño, ubicado en la Avenida Cantilo y La Pampa.
El 21 de mayo, Darío Visotzky circulaba por la zona de la cancha de River cuando a las 14:05:36 el radar del Gobierno porteño generó una fotomulta ya que, según sus mediciones, el vecino circulaba a 105,52 kilómetros por hora, cuando el límite de la zona es de cien.
Pero su Chevrolet Meriva tiene incorporado un GPS que indica la ubicación y velocidad, entre otros datos, del vehículo. Esta misma tecnología es la que usan varias compañías que quieren hacer un seguimiento detallado de su flota de camiones.
El GPS de Visotzky, homologado por el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), indicó que ese día a las 14:05:42, seis segundos después de sacada la fotomulta, el vehículo circulaba a 40 kilómetros por hora.
Si bien desde el Cesvi informaron que técnicamente es posible desacelerar el motor de un auto en ese período de tiempo, el vecino aseguró no haber realizado ninguna frenada.
De hecho, el miércoles pasado, para comprobar la eficacia de su equipo, Visotzky realizó varias pruebas. En dos momentos diferentes mientras circulaba a 120 kilómetros por hora, según lo que marcaba la aguja de su velocímetro, el vecino generó dos reportes que arrojaron que la velocidad era de 114 kilómetros por hora por lo que concluyó que el margen de error respecto de la aguja del velocímetro ronda los 5 km/h.
Con la multa en la mano, Visotzky se acercó a realizar el pago voluntario en la Dirección General de Administración de Infracciones (DAI) y cuestionó la diferencia entre ambas mediciones de velocidad. La respuesta fue sorpresiva: “Me dijeron: ‘No importa, hablamos con el inspector y le damos de baja’. Yo pagué igual, pero creo que ellos saben que algo está mal”, comentó sorprendido el vecino, quien prefirió pagar los $ 180 de multa para quedarse con la documentación.
Alberto Silveira, presidente de Luchemos por la Vida se refirió a este particular caso: “Hay que establecer un criterio de elasticidad respecto del exceso de la velocidad de máxima. Nadie puede conducir mirando el velocímetro. De acuerdo a parámetros científicos internacionales debe ser más o menos tres kilómetros por hora, pero hay países que otorgan 10”, comentó y abogó por “evitar las fotomultas cazabobo en la Ciudad”.
La explicación. Desde el Ministerio de Seguridad porteño indicaron que la Ciudad tiene 50 cinemómetros, entre fijos móviles y que su fiabilidad está comprobada. Los dispositivos, que cuestan entre US$ 25 mil y US$ 30 mil, están probados y verificados por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
“Los cinemómetros son nuevos y comprados este año, es imposible que fallen”, se defendieron desde esa cartera e incluso se escudaron en el peligro de un control laxo: “Exceder la velocidad en cinco kilómetros por hora cuando el límite es 100 implica poner en riesgo la vida del conductor y de terceros”, dispararon.

diarioperfil.com.ar

1 comentario:

Clari dijo...

esta buenisimo! no sabia que el gps podria tambien ver esas cosas, voy a instalar uno que compre en mi chevrolet meriva porque a veces me llegan multas que no tengo idea de que son