jueves, 26 de agosto de 2010

Logran detectar el labio leporino al quinto mes de embarazo

Fabiola Czubaj
La detección de una fisura congénita que afecta a uno de cada 700 bebes es posible ya al quinto mes de embarazo. Esto permite no sólo preparar a los padres para que puedan disfrutar de la llegada del nuevo integrante de la familia, sino también a los profesionales que atenderán el parto para evitar procedimientos que vayan en contra del buen tratamiento de la malformación.
"Las ventajas de la detección prenatal del labio leporino son varias, como la de poder contener a la pareja y la familia ante la noticia inesperada, y contactarlos con el equipo interdisciplinario para empezar el tratamiento desde la hora cero; es decir, desde el nacimiento del bebe", explicó a LA NACION el doctor Ricardo Bennun, director de la Asociación Piel.
En su sede de la localidad bonaerense de Avellaneda, donde funciona desde hace dos décadas, los especialistas de la asociación atienden de manera gratuita a los pacientes sin recursos o mediante un bono contribución al resto de las familias. En estos años, su trabajo en red con los padres en las distintas provincias y los talleres de capacitación profesional dieron su fruto: "Pasamos de una mala prevención terciaria a una buena prevención secundaria -dijo Bennun-. Ahora, hay que trabajar en la prevención primaria".
El labio leporino puede o no ir acompañado de una hendidura en el paladar. Un relevamiento de los 3000 pacientes atendidos y los 2000 operados en la asociación revela que mientras que el labio hendido es más común en los hombres (55%) que en las mujeres, la fisura del paladar es más frecuente en ellas (55%). Y, en ambos, la malformación tiende a ser unilateral izquierda, aunque con 45 variantes.
"En el 80% de los casos se da en las clases bajas, lo que tiene que ver con las malas condiciones de vida, de nutrición y, también, la exposición a las sustancias contaminantes en el ambiente y el agua", precisó ayer Bennun, tras finalizar su presentación durante el lanzamiento de la primera Campaña de Ayuda a Chicos con Labio Leporino, que se realiza con la ayuda de Colgate.
La empresa donará un porcentaje de lo recaudado el mes que viene con la venta de sus productos de cuidado dental. Esto, según Thais Bruce, directora de marketing para el Cono Sur, financiará las cirugías que realizará el equipo de la Asociación Piel a diez chicos sin recursos.


De rutina
El diagnóstico prenatal del labio leporino se realiza durante la ecografía de rutina ya en el quinto mes del embarazo, aunque distintos estudios publicados dan cuenta de que la fisura del labio y la nariz sería reconocible a partir de la 15a. semana de gestación.
Pero, según Bennun, la mejor calidad de imagen de la ecografía transvaginal permite un buen diagnóstico a partir de la 21a. semana, cuando la cara y el paladar se pueden identificar claramente.
"Contar con esta información antes del parto es muy importante para la efectividad del tratamiento nasoalveolar apenas nace el bebe -sostuvo la doctora Analía Langsam, vicedirectora de la Asociación Piel-. Durante los primeros 15 días de vida, la sangre del bebe conserva las hormonas maternas, lo que hace que el tejido aún no tenga memoria (de la enfermedad) y sea más moldeable."
Esos primeros días son, para los especialistas, la ventana ideal para iniciar el tratamiento con una técnica desarrollada por Bennun y que incluye el uso de un dispositivo que el bebe usa como si fuera un chupete. Con eso, la fuerza de la succión pasa a los tejidos nasales y ayuda a reubicar las estructuras malformadas durante los tres primeros meses de vida. Esa remodelación hace que la cirugía del labio sea más sencilla y efectiva.
"Si iniciamos el tratamiento en la hora cero y todo el proceso se cumple según lo programado, con dos cirugías (cuando están fisurados el labio y el paladar) podemos hacer que un chico esté en las condiciones cosméticas y funcionales (sin alteraciones en la mordida ni problemas para hablar) adecuadas para empezar la escuela", dijo Bennun.
Ambos especialistas coincidieron en destacar que el diagnóstico prenatal demostró ser muy útil para evitar que el equipo médico cometa ciertos errores después del parto. Los más comunes son: separar al bebe de su madre inmediatamente después del parto, no dejar que el bebe tome pecho y colocarle una sonda nasogástrica por temor a que la leche llegue a los pulmones.
"Lo indicado es no colocar ninguna sonda y permitir el inicio normal de la lactancia", insistió Langsam. Hoy, el 40% de las primeras consultas en la sede de Avellaneda son de embarazadas. La asociación ya pudo tratar desde la hora cero a mil bebes.

lanacion.com

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