sábado, 28 de agosto de 2010

Érase una vez el sujetador

La forma de vestir de cada época ha decidido el estilo de la ropa íntima. De los sujetadores incómodos e incluso dolorosos, como los corsés, a los sostenes ergonómicos, como los deportivos. Eso sí, siempre con la estética a la cabeza, por delante de la comodidad.
A lo largo de la historia se ha mostrado u ocultado el busto femenino en la vestimenta, hasta llegar a nuestra época, donde cada vez nos encontramos con más imágenes explícitas en los medios de comunicación.
Pero, mujeres atrevidas y cautas han existido siempre. Ya en el año 2.500 a. C. las féminas de la Creta minoica portaban unos 'sujetadores' que levantaban sus pechos desnudos sobreponiéndolos a su vestuario. Como contraste, en otras zonas del mundo clásico se ceñían el busto con una faja para reducir el volumen.
Si hay una responsable de extender la moda en contra de las cinturas anchas esa fue Catalina de Médicis. A mediados del s. XVI se encargó de prohibir la asistencia a la Corte Real de Francia a las mujeres que superaran una cierta medida. Así se iniciaron 350 años de 'tortura' para las féminas, que vivían con el diafragma oprimido constantemente por las rígidas varillas de los corsés.
Ya en 1889, Herminie Cadolle inventó la sujeción por los hombros. Para ello, creó un dos piezas, llamado 'Bien-être'(bienestar); un nombre poco adecuado para un sistema que, por su presión, ponía en peligro la salud de las mujeres ya que las costillas y los órganos interiores podían deformarse. Además, apretar la cintura hasta el límite, moda que sigue dándose en nuestros días, podía generar estrés respiratorio y alteraciones en las funciones digestivas.
En ciertos períodos, se idearon dispositivos para aumentar el tamaño de pechos. Los primeros anuncios públicos de los 'postizos' aparecieron en París en el siglo XIX. Esta 'cirugía' consistía en unas almohadillas de lana que se insertaban en un corsé. En aquel mismo siglo, las mujeres francesas pudieron adquirir las primeras almohadillas de goma, denominadas 'pechos de limón' por su forma y tamaño.
El primer sujetador patentado como tal fue un invento de la hija del creador de la máquina de vapor, Mary Phelps Jacob, en el año 1913, en la ciudad de Nueva York. Pero, tristemente, el objetivo no mejoraba las condiciones de la mujer; la salud todavía se veía relegada a un puesto secundario. Mary, que acababa de comprar un vestido para lucir en una fiesta se dio cuenta de que el corsé se le veía y con dos pañuelos de seda y una cinta, anticipó el sujetador moderno.
Uno de los factores que disparó el uso del sujetador fue que en Estados Unidos, como estrategia militar, se pidió a las mujeres que no usaran corsés en plena Primera Guerra Mundial, lo que permitió el ahorro de 28.000 toneladas de metal. Con ellas se pudieron fabricar dos buques de guerra.

La 'liberación' de la mujer
Las modas han variado radicalmente con el paso de los años. Mientras que durante los 20, el estilo se alcanzaba con un aspecto más bien varonil y un pecho plano, en las siguientes décadas se pasó a dar importancia a una figura más femenina. La causa de este cambio la tuvo la modista Ida Rosenthal, encargada de promover unos sujetadores que realzaban el busto.
Ella agrupó a las mujeres americanas en categorías según el tamaño de sus pechos y produjo una línea de sujetadores para realzar la figura femenina. Aunque en un principio se originó como un accesorio para mejorar el ajuste de los vestidos, se hizo tan popular que comenzó a venderse por separado. En la década de los 60, cuando las jóvenes quemaban sujetadores como símbolo de liberación femenina, se planteó el fin del sujetador, pero no fue así. Ida sabía que la gravedad y el envejecimiento estaban de lado de los fabricantes del sujetador. Tendrían un cliente de por vida.
A modo de profecía, la prenda obtuvo un nuevo auge en las décadas posteriores hasta el día de hoy, con diseños más especializados que buscan satisfacer diferentes necesidades. Desde los ergonómicos sostenes deportivos, que aparecieron a partir de 1973, pasando por el 'wonder bra', que promete realzar bustos pequeños, hasta los 'tops', prenda interior convertida en exterior y que ha sido popularizada por estrellas como Lady Gaga o Madonna.
Moda, precio, necesidad, etc. Todo interfiere a la hora de escoger un sujetador. "Si uno se da una vuelta por una tienda de lencería sigue primando más la estética que la confortabilidad. Pese a todo, las mujeres con pechos voluminosos son las que más buscan un sujetador cómodo", asegura la María Jesús Cancelo.

elmundo.es

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