lunes, 9 de agosto de 2010

El poder antioxidante del café

Por la mañana, como elemento central del desayuno, pero también a cualquier hora del día y en cualquier lugar, en el trabajo o en una reunión social, durante el estudio o después de las comidas, el café se integra dentro de nuestra vida cotidiana de un modo tan natural e ineludible que no solemos reparar en los efectos concretos que su consumo produce en nuestra salud.
A pesar de tratarse de una de las bebidas más difundidas en todo el mundo, hasta no hace mucho tiempo el café era señalado como el factor causal o agravante de una gran cantidad de trastornos. Actualmente, sin embargo, diversos estudios científicos han establecido de modo fehaciente que el café, dentro de un consumo moderado de 2 a 4 tazas diarias, trae aparejados grandes beneficios para nuestra salud y para nuestro bienestar general.
Y es que el café no sólo aumenta nuestro estado de alerta y estimula nuestro rendimiento mental gracias a la acción de la cafeína sobre nuestro sistema nervioso central, sino que además reduce el riesgo de adquirir diabetes tipo 2, cáncer de hígado, Alzheimer y aporta una cantidad significativa de potasio, el cual es utilizado para regular el equilibrio de agua en nuestro cuerpo y es también un nutriente esencial para la correcta contracción muscular y la función cardíaca.
Otro de los beneficios aportados por el café está relacionado con su alto contenido de antioxidantes. El oxígeno, elemento esencial para nuestra vida, una vez que ingresa al torrente sanguíneo comienza a interactuar con diversos tejidos, dando como resultado la formación de moléculas altamente reactivas e inestables, llamadas radicales libres, capaces de dañar seriamente las células y causar, a largo plazo, alteraciones en todo el organismo.
Y si bien la formación de radicales libres es un proceso normal e incluso beneficioso si logra mantenerse dentro de ciertos niveles, ya que es utilizado para la neutralización de virus y bacterias y en la regulación de la estructura y la función de las proteínas, su presencia demasiado elevada puede traer aparejados serios inconvenientes. Los antioxidantes, llamados así por su capacidad de neutralizar los radicales libres producidos por la oxidación celular, son los encargados de mantener el equilibrio dentro de este proceso, siendo algunos antioxidantes producidos por el cuerpo y otros aportados por los alimentos.
Entre las bebidas de consumo habitual con un alto nivel de antioxidantes, como los jugos de manzana y de naranja, el café se posiciona como la fuente más rica de ácidos fenólicos, elementos antioxidantes esenciales, triplicando incluso el poder antioxidante del vino tinto y del té verde, ocupando así el sexto lugar entre los 50 alimentos con mayor capacidad antioxidante.
Pero debido a la mezcla de las distintas clases de granos y al tipo de tostado al que éstos son sometidos durante su procesamiento para el consumo, la cantidad de antioxidantes contenida en el café varía. Una taza de 200 mililitros de café, sin embargo, puede proporcionar una cantidad de ácido clorogénico con capacidad antioxidante de entre 70 y 350 miligramos, proporcionando así, aún en sus cifras más bajas, una ayuda altamente significativa para la eliminación de los radicales libres.
Otro efecto benéfico del café puede relacionarse con el seguimiento de programas o dietas para bajar de peso. El café, siempre y cuando se beba sin azúcar, no hace ganar peso, no contiene calorías y no causa celulitis. Además, ha sido demostrado que algunas sustancias, como las grasas, son mejor asimiladas por el organismo a partir del consumo frecuente de cafeína.
Juan Manuel Ríos

lanacion.com

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