miércoles, 4 de agosto de 2010

Cómo es el sexo en la tercera edad

Por Verónica Dema
lanacion.com
Marta tiene 62 años y vive en Palermo; es viuda y cuenta que tuvo varias parejas desde que murió su marido. Con sus amigas, miran Sex and de City y se sienten identificadas. "¡Es lo que nos pasa a nosotras!", comentan. No se sonroja al hablar de cómo redescubrió su sexualidad a los 50. "Antes, para mí el sexo era para cumplir con los deberes de esposa, para tener hijos", dice esta mujer radiante, coqueta, sin rollitos de más. Y sonríe hasta con los ojos cuando confiesa: "Ahora, hasta me di cuenta de que era multi orgásmica".
María, en cambio, no tiene esa suerte. Se la nota contrariada al contar su historia: dice que su marido tiene diabetes y que, desde que está medicado, no tienen sexo. "Lo estamos tratando de sobrellevar, pero no es fácil porque no estamos acostumbrados a otros estímulos, a otras formas de acercarnos. Nos falta pasión", dice. En su voz se nota que está enojada con la enfermedad de su marido. Despotrica contra él, que no se cuidó, que nunca le importó nada pese a que ella y el médico le decían.
Ambos testimonios ponen de manifiesto que el sexo está muy presente en la tercera edad, no pasa inadvertido en esta parte de la vida. Sin embargo, no es fácil romper con los prejuicios que les inculcaron a lo largo de toda su vida; tampoco es simple desoír los estigmas de "vieja loca" o "viejo verde" que, a veces, como un rótulo impone la sociedad.
La sexóloga Gloria Loresi Imaz, explica a lanacion.com: "La sexualidad hace a la calidad de vida y quienes envejecen manteniendo un interés por su vida social, su pareja, la recreación, el cuidado de su cuerpo, también tienen una sexualidad plena, activa". Y agrega que muchos de quienes llegan al consultorio por trastornos con sus parejas arrastran este tema como un tabú, y están llenos de mitos y prejuicios que muchos jóvenes también tienen. "Trabajo con todas las franjas y esto pasa de generación en generación", apunta.
Y dice que desde su consultorio realiza un aporte para derribar mitos. "Es un prejuicio que los viejos no cogen; y hay que empezar a usar esas palabras porque así se habla", dice, a modo de ejemplo. "Hay que ayudarlos a encontrar formas nuevas de placer según cada pareja".
Las especialistas explican que la actividad sexual va adquiriendo modalidades y frecuencias diferentes y que hay algunas distinciones entre hombres y mujeres. Según un estudio reciente, entre los 75 y 85 años, el 38,9% de los varones tiene una vida sexual activa, mientras que sólo el 16,8% de las mujeres dicen mantener relaciones. Los profesionales consultados coinciden en señalar que la aparición del viagra jugó un papel importante en el varón, de por sí más estimulado que la mujer, pero que hay alternativas para reavivar el deseo en aquellos en los que se adormeció.
La médica gerontóloga Andrea Cassi cuenta que trabaja mucho en la consulta con lo que ocurre con el deseo sexual en la pareja y procura abordarlo de modo integral. "Conversamos acerca de los fines del sexo, en su aspecto reproductivo, de placer y de comunicación. Cuando se dan cuenta de que con la edad se puede mejorar la sexualidad, renace el deseo, vuelve a encontrar la pareja y echan mano a la imaginación para procurarse placer mutuo", señala. Cassi a veces siente que, hablando con los pacientes, se rompen mil barreras, como si recién cuando el médico les propusiera "atreverse a recuperar el deseo" se animaran a hacerlo.
Ellos hablan de sexo: textuales de una reunión de mayores de 60 (*)
Zulma: "Con mi esposo nos mirábamos y sabíamos cuando teníamos ganas. Ahora no tengo sexo desde que enviudé, hace ya varios años. La energía la pongo en otras cosas: en mi nieta, en mis hijos, en preparar comidas caseras, leo bastante. Mientras, voy mirando si aparece alguien por ahí".
Ricardo: "Fui muy liberal de joven con el sexo y así les enseñé a mis hijos. Hay que romper con este tabú porque el sexo es como comer, como respirar, es natural. Muchos de los problemas que tiene la gente son por represión. El sexo es como el deporte, cuanto más lo practicás mejor te sale".
Raúl: "El sexo acompaña toda la vida, pero no es sólo la penetración lo importante. El beso dado apasionado ya es un principio del sexo. Hay diferentes formas y aunque uno tenga 100 años está, porque el sexo es complemento de otras cosas. Cambia la forma de llevarlo a cabo pero el disfrute es equivalente al de un joven, si se hace con plenitud no hay diferencia".
Beatriz: "Hay que mejorar la comunicación de lo que le gusta a cada uno, pero lo primero que tiene que estar es la piel, la química; uno mira a otro y se da cuenta, la mirada es muy importante. Yo antes tenía patrones y pruritos, fui criada con eso. Ahora, con mis amigas, jodemos todo el tiempo y nos animamos a probar cosas nuevas".
Pablo: "El sexo empezó a los 30 para mí. Ahí empecé a disfrutar y pude establecer una diferencia entre una amante y una pareja, que es completamente distinta. Creo que es importante la entrega y la química. Si bien la frecuencia no es la misma que cuando uno es más joven, porque no existe tanta necesidad, yo ahora me respeto los tiempos más largos que me pide una relación y pienso más en el afecto que en el sexo en sí".
Alberto: "Hay momentos en que me despierto exitado y me masturbo, aunque tenga esposa, son cosas que pasan, es natural. Para una buena relación sexual a esta edad necesito cosas a las que antes prestaba menos atención: una buena fragancia es importante, los juegos, ¡el preludio! Un buen estímulo es mejor que cualquier medicina".
(*)"Sexualidad, vitalidad, humor después de los 50", es el nombre del taller del Hospital Pirovano; se reúnen los sábados en el bar Coghlan (Melián y Monroe)

El Sida en la tercera edad
Una prueba fehaciente de que la actividad sexual no se termina a los 50 está en las estadísticas internacionales de la evolución de la epidemia de Sida: según datos recientes, el de la tercera edad es el rango etario en que más creció la cantidad de infectados en la última década.
Especialistas consultados por lanacion.com explican que hay mucho para trabajan en materia de educación sexual con adultos que no tienen consciencia del uso de preservativo para prevenir éstas y otras enfermedades. "En el consultorio vemos casos de HIV, de hepatitis, entre otras. Con el tema del viagra muchos hombres tienen sexo por fuera de sus parejas y pagan un extra para no usar preservativo", señala la médica gerontóloga Andrea Cassi. Y hace hincapié en la necesidad de un sexo seguro, sin importar la edad.
Marta, una mujer de 62 años sexualmente activa, reconoce que no se cuida: "Con la llegada de los 50 me relajé, me sentí más liberada porque desapareció el riesgo de la maternidad y una lee y se instruye y aprende que el sexo puede ser tan placentero como cuando se es joven". Al ser interpelada sobre los riesgos de contraer enfermedades agrega: "Trato de estar con señores que tienen relaciones estables", aunque sepa que ésto no es garantía de nada.

MITOS Y VERDADES ENTORNO A LA SEXUALIDAD EN LA TERCERA EDAD
Mito: Las personas mayores no deben expresar deseos sexuales porque es signo de fallas morales o psíquicas
Realidad: La sexualidad está presente desde el nacimiento hasta la muerte, lo que cambian son los objetivos y la forma de desarrollarla, pero la capacidad de disfrutar de esa esfera de la vida permanece intacta ya que la sexualidad no es sinónimo de acto sexual genital sino que refiere a toda la parte afectiva, emocional

Mito: La variación y alteración del cuerpo físico reduce los niveles de atracción física y expresión sexual
Realidad: Nuestra sociedad idealiza la belleza del cuerpo de los jóvenes y la asocia con atracción sexual, pero esto ignora los múltiples factores que influyen en que las personas deseen compartir los acontecimientos sociales y sexuales

Mito:El hombre debe ser mayor que la mujer
Realidad: Cuando una mujer tiene una pareja menor que ella hay un tratamiento veladamente peyorativo; si esta situación se traslada a una mujer de la tercera edad, que elige y encuentra una pareja mucho menor, el rechazo de la sociedad se hace más notorio, lo que en definitiva menoscaba la autoestima de la pareja así constituida

Mito: El útero simboliza la esencia de la feminidad por la capacidad de procrear; al practicársele una histerectomía muchas mujeres pueden sentirse mutiladas o desfemeninizadas
Realidad: Si las mujeres gozaban del sexo antes de la histerectomía, les será fácil seguir haciéndolo después, a no ser que la operación les sirva de excusa para no tener relaciones sexuales indeseadas o frustrantes; los estudios muestran que en general no hay cambios en el deseo sexual

Mito: La sexualidad cesa alrededor de los 50 años
Realidad: La sexualidad no termina nunca; lo que ocurre es que las mujeres reciben con angustia y sensación de fracaso la llegada de la menopausia; esta situación se ve aunque en menor medida en el hombre; pero se abre una nueva etapa en la búsqueda del deseo sexual

Mito: Muchos creen que ciertos alimentos y vitaminas tienen cualidades estimulantes o afrodisíacas capaces de mantener o aumentar la sexualidad
Realidad: Lo que sí puede aceptarse es que algunas sustancias, por su propia naturaleza u origen, son capaces de surtir un efecto por el poder de la sugestión sobre las actitudes psicológicas y emocionales, que imparten al hombre la confianza necesaria para desempeñarse con eficacia

De eso no se habla...¿o sí?
La palabra sexo genera reacciones en personas de todas las edades. A los más jóvenes les da risa y vergüenza, a los adultos cierta incomodidad. Probablemente ningún otro tema atrape a tantas personas por igual y de tan diversas edades. Sin duda la sexualidad afecta, define y marca a todas las personas durante toda su vida desde el nacimiento mismo.
El campo de la salud sexual y reproductiva tiene algo en común en casi cualquier lado del mundo: adolescentes y adultos consideran a la sexualidad como vital e importante para sus vidas. Sin embargo, suele estar completamente ausente en programas educativos. Quizás por esto aún persisten y se alimentan mitos como:
Los adolescentes están teniendo relaciones sexuales cada vez más chicos. FALSO. Hace apenas 100 años (y en algunos lugares del mundo, aún hoy) las personas se casaban siendo adolescentes y se iniciaban sexualmente a esa edad. La edad de iniciación sexual no ha cambiado demasiado y es mayormente la misma en todas las regiones del mundo.
El VIH/SIDA afecta sólo a los homosexuales y a gente promiscua. FALSO. El virus que causa el sida es transmitido principalmente, y en la mayoría de los casos, a través de relaciones sexuales heterosexuales. En tanto las personas tengan relaciones sexuales sin protección existe la posibilidad de contagio.
Las personas mayores de 60 años no están en riesgo de contagio de infecciones. FALSO. Las tasas de contagio de infecciones de transmisión sexual ha aumentado en algunas poblaciones mayores. Aunque a esa edad ya no exista el riesgo de embarazo, sí persiste la exposición al contagio de infecciones en encuentros sexuales.
Los anticonceptivos engordan o hacen mal. FALSO. Los anticonceptivos generan cambios hormonales que algunas mujeres viven con mayor ansiedad llevándolas a comer más o comidas más calóricas. Es lo que comen y no las pastillas lo que causa el aumento de peso. Asimismo, algunos anticonceptivos pueden protegerlas de ciertos tipos de cánceres ginecológicos.
Todos queremos saber sobre sexo. Pocos tenemos, o hemos tenido, la fortuna de que nos instruyan en prácticas seguras, métodos anticonceptivos y protección ante infecciones, cuidados sexuales normales para cada edad y verdades en torno a la sexualidad. La sexualidad compete a todos y preocupa a muchos aunque poco sepan sobre ella. Es parte integral de la vida de todos y por ello es importante tener la información necesaria para vivirla plenamente.
En 2006 el gobierno nacional sancionó una ley de educación sexual integral. Es sabido que aquellos países con políticas de salud sexual sustentadas en educación integral en salud cuentan con índices más bajos de embarazo adolescente, infección de VIH y aborto. Se espera que mediante más educación y más información las futuras generaciones de argentinos tengan mejores herramientas para decidir si tener hijos y cuándo, cómo protegerse de infecciones y de la violencia de género y cómo vivir más plena y responsablemente su sexualidad.

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