Por Luciana Traverso
Especial para lanacion.com
Desde el inicio de los tiempos, el hombre ha tenido la necesidad de depurarse tanto física como espiritualmente. Por ese motivo, fueron creados un sinnúmero de rituales purificadores en distintas culturas y puntos del planeta.
Aunque con el paso de los siglos las costumbres se modificaron, todavía sigue siendo una urgencia en determinados momentos de la vida, cuando la intuición "pide" limpiarnos de cierta energía que no podemos comprender. Para ello son ideales los baños de descarga, ya que son una herramienta para evitar la acumulación de energías negativas que "absorbemos" de ciertos lugares cargados como oficinas, negocios, centros de estudio, hospitales, etc. en los que no hacemos más que transportar dichas vibraciones bajas y servir de puente para otros...
En sus orígenes (aunque realmente provienen de épocas tan remotas que se incluyen dentro de los actos rituales primitivos del hombre) se realizaban en el mar o bajo cascadas de agua cristalina y tenía como fin la limpieza del campo áurico, dándole forma al símbolo de transmutación espiritual. En la actualidad, existen determinadas reglas que deben respetarse, pero se lo ejercita de una forma más funcional.
Sus objetivos y beneficios son los siguientes:
Modifican nuestro campo vibracional, limpiándolo de restos de energías acumuladas
Despejan mente y ánimos adversos, abriendo nuestros canales de intuición con el resto y para con nosotros mismos
Sirven como descarga energética para prepararnos a asimilar una vibración más elevada del entorno en el que nos movemos
Nos mantiene protegidos de "daños" energéticos que puedan realizarnos
Remueven nuestras impurezas espirituales, reconectándonos con el estadío embrionario ya que el escenario donde se construye dicho ritual representa al ser humano en la fase más pura, como cuando estaba dentro del útero materno
Limpia y protege el estado de nuestro campo áurico
Armoniza estados emocionales en desequilibrio, por lo que es bueno realizarlo durante una etapa de duelo
En cuánto a sus beneficios más cotidianos, es un eficaz antídoto contra el stress. Así que, a tomar lápiz y papel porque es supersencillo y realmente van a disfrutarlo.
1º) Realizarlo siempre después de comer y, en lo posible antes de dormir.
2º) Con un puñado abundante de sal gruesa, trazar una cruz sobre la superficie (piso) de la bañera y acto seguido agregar unas gotas de esencia floral como sándalo o lavanda.
3º) Poner a llenar la bañera con agua bien caliente (lo que más soportemos, por supuesto) sin preocuparnos por la cruz que trazamos, ya que no es importante si el chorro de agua la deshace.
4º) Al llenarse la bañera, encender un sahumerio (de cualquier esencia)y un veloncito blanco o violeta de tamaño mediano (como de la altura de un pocillo de café es suficiente).
5º) Apagar la luz eléctrica del baño y sumergirnos en el agua sólo con la luz de la vela...pero no mojar la parte superior de la cabeza o lo que comúnmente se llama "mollera".
6º) Quedarnos en el agua y relajarnos, mirando cada tanto el estado del sahumerio. Cuando éste se haya consumido apróximadamente por la mitad, desagotar la bañera quitando el tapón.
7º) Cuando la última gota de agua se haya ido, recién en ese momento podemos levantarnos y apagar la vela. Hay que dejar que el sahumerio se consuma por completo para que depure el ambiente circundante y renueve la energía. La vela o velón que utilicemos será siempre la misma, por eso hay que apagarla cada vez que terminemos. No enjuagarse.
Y apenas salgamos de la bañera, hay que recostarse para disfrutar profundamente del estado reparador que nos otorgó la descarga.
Aprender a realizarlo es sumamente sencillo y sus beneficios podemos notarlos inmediatamente. ¡Espero que sepan aprovecharlo!
Especial para lanacion.com
Desde el inicio de los tiempos, el hombre ha tenido la necesidad de depurarse tanto física como espiritualmente. Por ese motivo, fueron creados un sinnúmero de rituales purificadores en distintas culturas y puntos del planeta.
Aunque con el paso de los siglos las costumbres se modificaron, todavía sigue siendo una urgencia en determinados momentos de la vida, cuando la intuición "pide" limpiarnos de cierta energía que no podemos comprender. Para ello son ideales los baños de descarga, ya que son una herramienta para evitar la acumulación de energías negativas que "absorbemos" de ciertos lugares cargados como oficinas, negocios, centros de estudio, hospitales, etc. en los que no hacemos más que transportar dichas vibraciones bajas y servir de puente para otros...
En sus orígenes (aunque realmente provienen de épocas tan remotas que se incluyen dentro de los actos rituales primitivos del hombre) se realizaban en el mar o bajo cascadas de agua cristalina y tenía como fin la limpieza del campo áurico, dándole forma al símbolo de transmutación espiritual. En la actualidad, existen determinadas reglas que deben respetarse, pero se lo ejercita de una forma más funcional.
Sus objetivos y beneficios son los siguientes:
Modifican nuestro campo vibracional, limpiándolo de restos de energías acumuladas
Despejan mente y ánimos adversos, abriendo nuestros canales de intuición con el resto y para con nosotros mismos
Sirven como descarga energética para prepararnos a asimilar una vibración más elevada del entorno en el que nos movemos
Nos mantiene protegidos de "daños" energéticos que puedan realizarnos
Remueven nuestras impurezas espirituales, reconectándonos con el estadío embrionario ya que el escenario donde se construye dicho ritual representa al ser humano en la fase más pura, como cuando estaba dentro del útero materno
Limpia y protege el estado de nuestro campo áurico
Armoniza estados emocionales en desequilibrio, por lo que es bueno realizarlo durante una etapa de duelo
En cuánto a sus beneficios más cotidianos, es un eficaz antídoto contra el stress. Así que, a tomar lápiz y papel porque es supersencillo y realmente van a disfrutarlo.
1º) Realizarlo siempre después de comer y, en lo posible antes de dormir.
2º) Con un puñado abundante de sal gruesa, trazar una cruz sobre la superficie (piso) de la bañera y acto seguido agregar unas gotas de esencia floral como sándalo o lavanda.
3º) Poner a llenar la bañera con agua bien caliente (lo que más soportemos, por supuesto) sin preocuparnos por la cruz que trazamos, ya que no es importante si el chorro de agua la deshace.
4º) Al llenarse la bañera, encender un sahumerio (de cualquier esencia)y un veloncito blanco o violeta de tamaño mediano (como de la altura de un pocillo de café es suficiente).
5º) Apagar la luz eléctrica del baño y sumergirnos en el agua sólo con la luz de la vela...pero no mojar la parte superior de la cabeza o lo que comúnmente se llama "mollera".
6º) Quedarnos en el agua y relajarnos, mirando cada tanto el estado del sahumerio. Cuando éste se haya consumido apróximadamente por la mitad, desagotar la bañera quitando el tapón.
7º) Cuando la última gota de agua se haya ido, recién en ese momento podemos levantarnos y apagar la vela. Hay que dejar que el sahumerio se consuma por completo para que depure el ambiente circundante y renueve la energía. La vela o velón que utilicemos será siempre la misma, por eso hay que apagarla cada vez que terminemos. No enjuagarse.
Y apenas salgamos de la bañera, hay que recostarse para disfrutar profundamente del estado reparador que nos otorgó la descarga.
Aprender a realizarlo es sumamente sencillo y sus beneficios podemos notarlos inmediatamente. ¡Espero que sepan aprovecharlo!
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