Según un estudio de investigadores estadounidenses, cuanto más rápido se metaboliza la sustancia, más café se desea beber.
Un estudio realizado por el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos reveló que la adicción a la cafeína está más vinculada al hígado y a la capacidad que tiene este órgano para procesar esta sustancia, que al efecto que su consumo provoca en el cerebro.
Los autores de la investigación, publicada en la edición de ayer de la revista especializada Public Library of Science, encontraron variantes de los dos genes que intervienen en la descomposición de la cafeína en el hígado, y que según ellos son determinantes a la hora de empujar a una persona al mayor o menor consumo de café.
De este modo, el informe relativiza el efecto que la cafeína tiene sobre el cerebro, y que hasta ahora era considerado un factor clave en los mecansimos de la adicción a esta sustancia. Es decir, que la cantidad de cafeína que consumen las personas estaría dada por su mayor o menor tolerancia al componente activo del café.
Si bien tanto el hígado como el cerebro influyen en el consumo de cafeína, Neil Caporaso, uno de los investigadores que participaron del estudio, señaló que “es más el hígado que el cerebro el que determina la cantidad de cafeína ingerida en cada día”, y agregó: “Quizás uno piensa que toma cafeína para sentirse bien, o para no sentirse mal, pero la verdad es que el nivel de consumo lo determina la rapidez con que el hígado es capaz de descomponer la cafeína: si su hígado la descompone muy rápido, usted probablemente beberá más café.”
Si se la consume con moderación, la cafeína puede contrarrestar la disminución cognitiva, por cansancio, enfermedad o envejecimiento, pero el exceso de cafeína también puede perjudicar la función cognitiva, además de generar trastornos del sueño y hasta causar alucinaciones.
En la Argentina, el consumo promedio de café es de un kilo per cápita al año, una cifra que está muy lejos de la pauta de consumo en los países productores, que va de 3 a 15 kilos anuales por persona.
Los autores de la investigación, publicada en la edición de ayer de la revista especializada Public Library of Science, encontraron variantes de los dos genes que intervienen en la descomposición de la cafeína en el hígado, y que según ellos son determinantes a la hora de empujar a una persona al mayor o menor consumo de café.
De este modo, el informe relativiza el efecto que la cafeína tiene sobre el cerebro, y que hasta ahora era considerado un factor clave en los mecansimos de la adicción a esta sustancia. Es decir, que la cantidad de cafeína que consumen las personas estaría dada por su mayor o menor tolerancia al componente activo del café.
Si bien tanto el hígado como el cerebro influyen en el consumo de cafeína, Neil Caporaso, uno de los investigadores que participaron del estudio, señaló que “es más el hígado que el cerebro el que determina la cantidad de cafeína ingerida en cada día”, y agregó: “Quizás uno piensa que toma cafeína para sentirse bien, o para no sentirse mal, pero la verdad es que el nivel de consumo lo determina la rapidez con que el hígado es capaz de descomponer la cafeína: si su hígado la descompone muy rápido, usted probablemente beberá más café.”
Si se la consume con moderación, la cafeína puede contrarrestar la disminución cognitiva, por cansancio, enfermedad o envejecimiento, pero el exceso de cafeína también puede perjudicar la función cognitiva, además de generar trastornos del sueño y hasta causar alucinaciones.
En la Argentina, el consumo promedio de café es de un kilo per cápita al año, una cifra que está muy lejos de la pauta de consumo en los países productores, que va de 3 a 15 kilos anuales por persona.
elargentino.com
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