martes, 23 de junio de 2009

Celulares en reunión, mala educación


NUEVA YORK. Durante la primera media hora de reunión, no fue sorprendente ver a un cliente que se fijaba en su iPhone, dijo Rowland Hobbs, director ejecutivo de una empresa de marketing de Manhattan.
Después de una hora, ya era excesivo. Y al cabo de una hora y media, Hobbs y sus colegas empezaron a preguntarse qué podría estar haciendo el hombre con su teléfono durante el mismo tiempo que insume ver una película taquillera.
Alguien espió por encima del hombro del individuo. "¡Estaba jugando un juego de carreras!", dijo Hobbs, y agregó: "Nos hacía preguntas, pero sin despegar los ojos de su iPhone; no le dijimos nada porque nos interesaba mucho concretar el trato comercial".
Ahora que los teléfonos inteligentes con acceso a Internet se han vuelto más comunes, la gente cae cada vez más en la tentación de echar un vistazo al e-mail, a Facebook, a Twitter e incluso a ESPN.com. Pero ha estallado un vehemente debate sobre la buena educación al respecto.
Los "tradicionalistas" dicen que el uso de los BlackBerry y de los iPhone en las reuniones es tan inoportuno e inadecuado como pedir una pizza por teléfono. Los "tecnoevangelistas" dicen que ignorar los mensajes de texto en tiempo real en un mundo que necesita cada cosa para ayer es buscarse problemas.
En Hollywood, tanto la Agencia de Artistas Creativos como la Agencia de Talentos Unidos prohíben el uso de los BlackBerry en sus reuniones.
Tom Golisano, un billonario cuyo poder se hace sentir en la política del estado de Nueva York, dijo que había impulsado la remoción de Malcolm Smith como líder de la mayoría del Senado estatal luego de que el senador se reunió con él para tratar un presupuesto y se pasó toda la reunión chequeando su BlackBerry.
El uso del teléfono se ha convertido en rutina en el mundo empresarial y político, y eso es algo que irrita a muchos. Un tercio de más de 5300 trabajadores encuestados en mayo por Yahoo! HotJobs dijeron que con frecuencia chequeaban su e-mail en reuniones. Casi el 20% dijo haber sido castigado por mala educación por el uso de dispositivos inalámbricos.
A pesar de la resistencia, el debate sobre la buena o mala educación parece inclinarse a favor del uso de los teléfonos inteligentes. Es una costumbre que se ha generalizado y es común a los géneros y a las generaciones, al sector público y al privado.
Aunque los BlackBerry están prohibidos por seguridad en ciertas áreas del Departamento de Estado norteamericano, son una epidemia en las áreas permitidas. "La mitad de los participantes que envían mensajes por BlackBerry lo hacen entre ellos, como en una subreunión, con comentarios sobre lo que allí sucede", dijo Reines.
Algunos profesionales admitieron que ocasionalmente enviaban comentarios burlones sobre lo que estaba ocurriendo, pero la mayoría afirmó usar sus teléfonos inteligentes por razones legítimas, como responder a pedidos urgentes o buscar datos en la Web para esclarecer algún tema en discusión. Sin embargo, la costumbre sigue siendo irritante. Segundo a segundo
Los buenos negocios pueden conseguirse o perderse, dicen los ejecutivos, según la rapidez de respuesta a un e-mail. "Los clientes suponen que uno está siempre disponible, en cualquier parte ?dijo David Brotherton, consultor de medios de Seattle?. Los consultores que no están disponibles las 24 horas, los 7 días de la semana, tienden a estancarse."
Las bromas electrónicas pueden estimular la creatividad en las reuniones, en opinión de Josh Rabinowitz, director de música en el Grey Group de Nueva York, una agencia de publicidad. En las reuniones, intercambia mensajes en su Palm Treo (bromas, ideas, preguntas) con sus colegas, "cosas que uno no puede decir en voz alta".
Pero las relaciones comerciales también pueden correr riesgos. Lori Levine, fundadora de Flying Television, dijo que, en un esfuerzo por ser sensible al medio ambiente, pidió a los empleados que tomaran notas en sus BlackBerry en vez de hacerlo sobre papel en las reuniones con los clientes. "Después me llamó un cliente para protestar", recordó.
Pocas empresas tienen regulaciones o una política respecto del uso de teléfonos inteligentes en reuniones. Nancy Flynn, directora ejecutiva de ePolicy Institute, una consultora de Ohio, recomienda a sus clientes que alienten a sus empleados a apagarlos durante las reuniones.
Para Jason Chan, consultor de estrategia digital de Manhattan, deben aplicarse reglas diferentes a las reuniones internas de la empresa y a las reuniones con los clientes. Para él, los números pueden decidir el asunto: "Cuanta más gente asiste a la reunión, más aceptable es responder mensajes o buscar algo en Internet. Y menos gente reparará en que uno está tipeando algo en su teléfono".
Más allá de las consideraciones prácticas, también hay que tomar en cuenta la imagen. En aquellos círculos profesionales en los que las conexiones equivalen a poder, exhibir esos vínculos incluso mientras sus colegas están haciendo una presentación importante parece haberse convertido en un alarde común.
Brotherton, el consultor, escribió en un mensaje de e-mail que ahora era de rigor que los profesionales pusieran sobre la mesa sus BlackBerry o sus iPhone antes de una reunión, como pistoleros que apoyan sus Colt sobre la mesa a la que se van a sentar a jugar a las cartas. "Es una manera poco sutil de señalar «Estoy conectado. Estoy ocupado. Soy importante. Y si esta reunión no despierta mi interés, tengo otras 10 cosas para hacer»."
Traducción: Mirta Rosenberg
lanacion.com

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