lunes, 22 de junio de 2009

Una mayoría por el matrimonio gay


Las respuestas de los candidatos a un cuestionario de la Federación Argentina LGBT abrieron un incipiente debate de ideas en una campaña que parecía condenada al aburrimiento. Ahora, el oficialismo se debate entre la indefinición de Kirchner frente al matrimonio gay y el respaldo de Heller y Aníbal Fernández. El mismo debate se da en la oposición.

Alfonso Prat Gay, candidato porteño del Acuerdo Cívico y Social, se había declarado partidario de continuar discriminando a las parejas gays en el acceso al matrimonio, y su posición abrió un debate en la fuerza. Pese a que luego relativizó su postura en una desmentida enviada a Crítica de la Argentina, el economista había respondido por escrito que el matrimonio era “específico” para “partes heterosexuales”. Al día siguiente, la JxI (Jóvenes por la Igualdad) emitió un comunicado titulado “Apoyamos el matrimonio entre personas del mismo sexo”, mientras que, consultada por este diario, Margarita Stolbizer afirmó que la mayoría de los diputados de esa fuerza van a votar a favor.

MARGARITA. La candidata bonaerense recuerda que, siendo diputada, firmó un proyecto de legalización del matrimonio gay “fundado en los convenios internacionales de derechos humanos, el derecho a la igualdad y a la no discriminación, así como en la necesidad de reconocer situaciones que dejan sin cobertura legal a muchas parejas”.

–Un bonaerense que quiera votar diputados favorables al matrimonio gay puede elegirla a usted, a Sabbatella o a la izquierda, pero si fuera porteño no podría votar a su partido.

¿No es contradictorio?

–Es posible que parezca contradictorio y lo lamento. No lo conversé con Carrió ni se debatió en la Coalición. Yo mantengo mi posición, compartida por muchos en nuestro espacio. Lamentablemente, la discusión no se planteó como una violación a los derechos humanos, que yo creo que lo es. Por eso en el bloque hay libertad de opinión.

–¿Cuántos diputados de la CC votarían a favor?

–Pienso que más de la mitad.

–¿Por qué esto no se ha debatido aún en el Parlamento?

–Creo que influyen la Iglesia, los prejuicios y la falta de información.

–¿A qué se compromete usted para impulsarlo?

–Me comprometo a conseguir más adhesiones, buscar consensos y armar reuniones con organizaciones sociales para ampliar la discusión y movilizar más al Congreso.

MARCELA. Marcela Rodríguez es diputada nacional y va por la reelección en la lista de Stolbizer. Coautora del proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, afirma: “El matrimonio está regulado en forma irrazonable y discriminatoria, porque deja fuera a parejas con criterios prohibidos por la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos, tales como la preferencia sexual y/o la identidad de género. Hay que construir un sistema social, legal e institucional que trate con igualdad, dignidad y respeto a todos”.

–Algunos políticos dicen que “la sociedad no está preparada” para este debate. ¿Qué opina?

–Es subestimarla. Además, los derechos a veces se consagran contra las mayorías y el avance de la igualdad y la no discriminación no pueden ser obstaculizados por eso

.–La Federación Argentina LGBT se opone a que se sancione una ley diferencial para las parejas homosexuales y reclama “los mismos derechos con los mismos nombres”. ¿Comparte esa posición?

–Sí, la comparto. Es importante el mensaje desde el derecho, por su efecto simbólico, que en cierta medida induce las prácticas. El nombre es importante. Pero también hay varias razones válidas para no estar de acuerdo con el matrimonio de la forma en que está legislado. Por eso, el Estado tiene que ofrecer también opciones diferentes a la matrimonial, con independencia de la orientación sexual y/o identidad de género.

BUSCAR CONSENSO. Luego de sus declaraciones a este diario, el ministro de Justicia ratificó en varias entrevistas radiales su apoyo al matrimonio gay. “Me parecieron bien las declaraciones de Fernández”, confiesa Stolbizer. Para Rodríguez, “son declaraciones propicias, pero realizadas a título personal y no como parte de una política de Gobierno. El tiempo dirá si son sinceras”. La diputada recuerda que el proyecto de matrimonio gay fue presentado durante la gestión de Kirchner con firmas de varios bloques y “el oficialismo tiene la mayoría para sancionarlo, pero no lo hace”.

–Si el Gobierno finalmente impulsara el debate, ¿se lo podría sacar de la lógica oficialismo-oposición? –les preguntó este diario a las candidatas.

–Hay que construir un consenso que exceda lo partidario. Por eso es muy importante comprometer a todos y todas, sin perjuicio de nuestras pertenencias partidarias. Y la mejor estrategia es que ningún partido se adueñe del proyecto, sino que sean la Federación Argentina LGBT y otras organizaciones las principales impulsoras de su tratamiento en el Congreso –sostuvo Stolbizer.

En primera persona

Decíamos hace unos meses en esta misma página: “En los pasillos del Congreso se sabe, pero (ellos) prefieren no hablar en público sobre su orientación sexual. ¿Cómo sería el debate por el matrimonio gay si un diputado pidiera la palabra en una sesión y reclamara que se vote la ley explicando, en primera persona, lo que significa para él no poder casarse con la persona a la que ama?”.

Consultada al respecto, Marcela Rodríguez responde: “Nadie tiene por qué convertirse en militante de su sexualidad. Cada persona le da el lugar que quiere. En la construcción identitaria, puede ser un lugar trascendental o no. Muchas personas pueden tener poco interés en que su identidad quede subsumida en variables –como su sexualidad– que quizás no son las que deciden priorizar. También es posible que el entendimiento de la sexualidad no pase por una cuestión necesariamente identitaria, principalmente si se entiende que la sexualidad es mutable y que no necesariamente se encasilla en compartimentos estancos. Si a eso se suma que los costos de la vivencia pública de sexualidades no hegemónicas son en buena parte definidos, leídos, evaluados, analizados y juzgados por los poderes hegemónicos, es fácil entender por qué estas cuestiones pasan por procesos personales que cada cual decide cómo sobrellevar. Probablemente, si alguien decide tomar la palabra en primera persona podría provocar dinámicas diferentes. Esa visibilidad puede ser positiva, incentivar a otros dentro del cuerpo legislativo o a la ciudadanía en general. Eso no va a convertir al Congreso en un espacio necesariamente amistoso, pero sí quizás en un lugar que visibilice la existencia de personas que no optan por modelos de sexualidad hegemónica. Pero también podría generar dinámicas no necesariamente valiosas: acusaciones de parcialidad, de falta de objetividad o de persecución del autointerés”.

criticadigital.com

No hay comentarios: