jueves, 4 de junio de 2009

A los once años, pesa 170 kilos y no se sabe por qué


Andrés Camilo Ledesma es un niño colombiano de 11 años que pesa 170 kilos, aumenta siete cada 40 días y no disfruta de la comida. Los médicos aseguran que su sobrepeso es producto de una enfermedad pero desconocen cuál es, aunque afirman que no se trata de una mala alimentación, ni de un exceso de comida, ni tampoco de la falta de ejercicio. Investigan si podría deberse a un desorden genético.
La familia del chico de Cali está desesperada y pidió ayuda a las autoridades de su país porque Andrés no puede ni siquiera asistir al colegio con normalidad. Para que su ánimo no decaiga, sus parientes le organizaron una fiesta. “El objetivo es que siga luchando y se quiera como es”, transmitió Pedro Caro Ledesma, su padre. La policía de Cali también quiso incentivar al chico por lo que decidieron darle una medalla honorífica en respuesta a su esfuerzo y para reconocer su lucha contra la obesidad, que es similar a la que emprenden a diario cada vez más menores. Se calcula que los niños de 10 años pesan en promedio siete kilos más que hace 15 años.Aunque no es habitual encontrar un caso como el de Ledesma, no se trata de la única historia curiosa en torno de la obesidad.
En el caso de “el pequeño Connor”, el más mediático, llegó a peligrar la custodia de su madre en el Reino Unido. En 2007, una mujer costarricense que vivía en situación de pobreza pidió ayuda al gobierno para atender a sus gemelos, también de 11 años, que pesaban 128 y 130 kilos. En Brasil se conoció el caso de Mateus Araújo, un bebé de 15 meses y 25 kilos, que sufría desmayos por su sobrepeso.
RECOMENDACIONES.
La pediatra Su Laurent explicó a la BBC los principios básicos para ayudar a los niños en su alimentación. La principal sugerencia de la médica fue hacer de la hora de comer un rito entretenido y comer con los hijos todas las veces que sea posible. Además, la especialista propuso acabar con la alimentación a la fuerza y dejar que el menor siga el ejemplo de los adultos y se alimente él mismo, aunque se ensucie. Laurent justificó: “Hay que recordar que los niños saludables jamás se dejarán morir de hambre”.
criticadigital.com

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