viernes, 19 de junio de 2009

"Hay que engordar a las modelos con Photoshop"


Marcas grandes, prendas chicas. Eso fue lo que escribió la directora de la edición británica de la revista Vogue, Alexandra Shulman, a los diseñadores de moda más prestigiosos de Europa. Fue en una carta que les envió a los dueños de las casas de moda europeas y norteamericanas que apuestan cada vez más a las modelos de carne y hueso, les envían las prendas que son pequeñas y deben “retocar” las fotos para que ellas luzcan más sanas y rellenitas. La información fue difundida por el diario inglés The Times, que dejó entrever que si bien la misiva era secreta salió a la luz después de conocerse el polémico contenido en el que reclama que los diseñadores revean su posición.
La editora Shulman asegura que las revistas de moda se ven obligadas a contratar modelos “con los huesos salidos, sin busto o caderas” porque las prendas que envían los diseñadores para las producciones de moda son pequeñísimas. Agrega que la revista que dirige, Vogue, retoca algunas fotos en sus computadoras para hacerlas lucir más “rellenitas”. “Llegamos a un punto en el que, por las medidas, las prendas ni siquiera les entran a las modelos estándar”, espetó Shulman a los dueños de la moda.
Los destinatarios de la carta, que no estaba pensada para ser difundida de manera pública, fueron marcas como Prada, Versace, Yves Saint Laurent y Balenciaga.
¿Y POR CASA?
En la Argentina, el Centro de Educación al Consumidor (CEC) sostiene que la Ley de Talles –la 12.665 de 2005– no se cumple: “Esa norma fue aprobada en la provincia de Buenos Aires, pero en la Ciudad aún no existe nada semejante. Sin embargo, aunque la tuviéramos, no se cumple”, dispara la titular del CEC, Susana Andrada. “Me parece que sólo se trata de una cuestión de moda, aunque mechada con una intencionalidad económica. La ley no incentiva al empresario a fabricar ropa de esas proporciones, porque para eso deberían realizar un descargo de dinero alto. Por eso se trata de una norma que no funciona, no existe y no se cumple, por más que esté legalizada”. Jorge León es productor de moda. Dice que el 90% de las marcas no respeta esa ley. “Me parece que el tirón de orejas de la directora es un guiño importante para un medio prestigioso como Vogue. De hecho, existe una nueva revista que salió ahora en Londres, Love Magazine, que en la tapa tiene a una cantante muy gorda, Beth Ditto.
La directora dice, justamente en su editorial, que las mujeres deben ser más auténticas, sin tanta cirugía, láser o botox. Adhiero a esto y creo que hay que plantearnos un nuevo paradigma de belleza. Esa revista lo hizo en su tapa”.
El gerente de Ona Saez Alto Palermo, Ariel Tudor, confió que fue la Cámara Argentina de Comercio la que se opuso a la venta de talles grandes en los locales de sus asociados: “Asegura que nadie los puede obligar a fabricar algo que no se puede vender y por eso la ley quedó sin efecto”. Además, sostiene que en el caso de sus locales trabajan talles “grandes”: para las mujeres llega hasta el 42, en los hombres trepa al 48.
“No tenemos grandes problemas”, remarcó. Andrada agrega: “Yo tengo tres hijas que naturalmente son muy flacas, todas están debajo de su peso, y muchas veces no encuentran sus medidas. Toda la ropa que existe en el mercado está orientada a cuerpos de nenas, sin desarrollo, curvas ni cintura. Lo que genera es un modelo de mujer que en la práctica no lo encontrás y que, además, provoca una gran angustia”.
El diseñador Roberto Piazza dice: “La tendencia es que las modelos no sean tan jóvenes ni flacas como en los últimos años, en los que se hacía una apología de la delgadez. Ahora, lo que se usa son talles 44 de alta costura, mujeres altas y de buen cuerpo, caderas y piernas grandotas. Este año busqué chicas de ese porte y hasta tuve que agrandar los vestidos. En mi desfile agregué mujeres de 40 a 75 años que llegan hasta el talle 52, y eso fue lo más aplaudido en la pasarela porque las modelos no tenían los brazos como hilos y los codos como nuditos. No puedo poner flacas en un escenario porque no lucen la ropa y parece que están muertas”.
Martín Churba asegura que no se trata de un efecto de la industria: “Pienso que se trata de un efecto de la imagen, en el cual todo el sistema tiene que entrar en reflexión. No sólo porque hagamos algo por conciencia de una ley es que van a cambiar las cosas. Tienen que cambiar de una manera colectiva y en eso estamos inmersos todos. Está bien que esta mujer tire las orejas y llame la atención sobre estos temas, pero me parece mucho más importante crear una conciencia colectiva para comenzar a dibujar otra silueta. O al menos a entender que la imagen de la moda no tiene relación con la realidad”.
criticadigital.com

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