martes, 30 de junio de 2009

Es legal que un padre espíe la casilla de correo de su hijo


La Cámara del crimen porteña, en el marco de una causa penal que investiga el supuesto abuso de una niña de 13 años, determinó que sus padres tienen derecho a revisar el correo electrónico de sus hijos. La incógnita a develar es ¿en qué punto culmina la autoridad que ejerce la patria potestad y donde se inicia el derecho a privacidad de sus hijos?

La batalla legal se desató cuando el padre de la menor ingresó, sin su consentimiento, a la cuenta de correo de su hija y allí encontró mails que le permitieron denunciar el presunto abuso.

Sin embargo, la Cámara revocó el procesamiento que pesaba sobre el sospechoso de "abuso sexual sin acceso carnal" y ordenó profundizar los informes sobre el supuesto hecho reportado por la menor, ya que los profesionales intervinientes aludieron a que la chica podría haber fantaseado la situación.

De acuerdo con la presentación que hizo la defensa del sospechoso, quien apeló el procesamiento, el denunciante violó el artículo 161 de la Convención Sobre los Derechos del Niño en cuanto establece que "ningún menor será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia".

Es importante tener en cuenta es que para obtener una cuenta de correo hay que realizar un contrato en Internet con la empresa prestadora (Gmail, Hotmail). Y en teoría, los menores no pueden celebrar contratos sin la autorización expresa de sus progenitores. Lo que implica que el padre debe ocuparse del trámite de registro.

Pero los jueces de la Sala IV de la Cámara del crimen, Julio Marcelo Lucini y Mario Filozof, rechazaron esta teoría porque "aquella 'injerencia arbitraria' no alude a la que legítimamente tienen los progenitores en el ejercicio de la patria potestad, y al control sobre la educación y formación de sus hijos menores de edad", tal como surge del Código Civil.

Sobre esta polémica, Leandro González Frea, abogado especialista en Derecho Informático y Nuevas Tecnologías, indica que "la intromisión de los padres en la vida privada de sus hijos menores, en este caso específicamente en su e-mail, no es arbitraria, sino por el contrario obedece al cumplimiento por parte de los progenitores del deber de resguardo y protección de la integridad psicofísica".

Y concluye González Frea "La vigilancia de los padres sobre sus hijos menores en el uso de Internet, debe tener un papel activo a fin de resguardar sus derechos, y este accionar preventivo no puede tomarse como una intromisión a la privacidad, sino como un legítimo ejercicio de la patria potestad".

La menor "no hizo mención alguna a una supuesta violación a su intimidad que ahora agravia a la defensa que, por otra parte, no es quien debe proteger los intereses de la víctima", sostuvo el fallo. Y se desprende de la causa que la chica le envió a una psicóloga un mensaje donde contaba que el imputado habría abusado de ella "mientras detentaba su guarda y en la soledad de su domicilio".

Pero cuando la atendieron en el equipo de Víctimas de Ataques Sexuales del Hospital Pirovano, la menor "sólo hizo referencia a 'algo'" y planteó "dudas sobre si fue su imaginación o la realidad de lo vivido", según se reporta en la causa.

Para Gustavo Tanús, abogado especialista en derecho informático "la ley de delitos informáticos, equipara el uso del e-mail con la correspondencia epistolar. Que quiere decir esto, que meterse en la casilla de otra persona es igual a violar su correspondencia. Pero acá entran dos situaciones en conflicto. Porque si bien los padres tienen un montón de deberes, dentro de la órbita de la protección es probable que estén autorizados a revisar su correo. Aunque no deja de ser un tema espinoso, porque cualquiera de las posturas puede estar en lo correcto".

En la misma sintonía, Osvaldo Alfredo Gozaini, profesor titular de derecho procesal de la UBA, "Si el padre no puede controlar lo que el hijo realiza mientras navega por Internet, que tipo de control está llevando a cabo".

"Entonces la intención cual es -se pregunta Gozaini- dejar al chico a su libre albedrío y en lugar de protegerlo, dejarlo abandonado. En la Convención Sobre los Derechos del Niño la idea no es ampliar el campo de autonomía del menor, sino fomentar que sea la familia le permita crecer en un entorno saludable. Enfrentar la patria potestad con la autonomía de la norma me parece absurdo".
clarin.com

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