“Es terrible. No puedo salir a la calle, estoy tan avergonzada. Simplemente me veo horrible”. Con ese dramatismo contó lo que le había sucedido una joven belga que denunció que había sido tatuada con 56 estrellas contra su voluntad y que ahora desmintió todo.
Kimberley Vlaeminck acudió junto a su hermana a un local de tatuajes y, según contó en un principio, le había pedido al tatuador tres estrellas cerca del ojo izquierdo, lo que éste –según el relato que terminó siendo falso– no respetó y le hizo 56 estrellas en todo el rostro cuando ella se durmió. Kimberley denunció al tatuador y le reclamó una indemnización de 8.500 euros que iba a utilizar para recibir un tratamiento láser para poder quitarse 53 de las 56 estrellas.
La verdad salió a la luz cuando las cámaras de un canal de televisión holandesa grabaron una confesión de Kimberley sin que ella supiera que la estaban filmando. La joven admitió que “quedó satisfecha con la sesión de tatuaje” y que había mentido porque “su padre estaba muy furioso” por lo que se hizo.
De esta manera se confirma que el tatuador, Rouslan Toumaniantz, de 37 años, quien no habla bien francés ni inglés, nunca fue responsable de la “desgracia” de la muchacha. Había dicho Toumaniantz: “Desde un primer momento, la niña sabía muy bien lo que quería. No se quedó dormida. Los problemas vinieron cuando su padre y su novio vieron el resultado del tatuaje”.
La mentira a Kimberley le puede salir cara porque el tatuador ya amenazó con denunciarla por calumnias e injurias si no presenta sus excusas en las próximas 48 horas.
criticadigital.com
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