jueves, 25 de noviembre de 2010

¿A qué niños muerden los perros?

Noticias como la que la semana pasada hacía referencia al caso de una niña de cinco años atacada por un rottweiler en un parque infantil de Barbate (Cádiz) no son tan infrecuentes como la población piensa. Es más, las mordeduras caninas se consideran ya un problema de salud pública en los países desarrollados.
Por este motivo, y dadas las consecuencias físicas y psicológicas que estos incidentes acarrean, los expertos reclaman medidas preventivas que protejan a la población infantil.
En este sentido, la última voz se ha escuchado en Boston (EEUU), durante la celebración de la reunión anual de la Academia Americana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello. Vikram Durairaj y su equipo, de la Universidad de Colorado en Denver, han presentado los datos de un estudio, el más amplio de este tipo, en el que se analizan los casos de menores de 18 años que requirieron asistencia médica por culpa de una mordedura de perro en el último lustro.
Los menores de cinco años sin supervisión son, al parecer, los que más riesgo tienen de ser mordidos, en un 89% de los casos por un perro conocido.
"Las lesiones por mordeduras de perro son un problema común y devastador , con una incidencia anual de 12 personas por cada 10.000 habitantes y representan el 1% de todas las visitas a Urgencias. La probabilidad de que un niño sea atacado por un perro a lo largo de la vida es de alrededor de un 50%, y de un 80% cuando se hace referencias a las mordeduras graves que afectan a cabeza y cuello", destacan los autores. En nuestro país se estima que cada año 70.000 niños y niñas sufren la agresión de estos animales.
Durante el estudio se examinaron los casos de 537 menores, con una media de cinco años, que habían sido tratados por mordeduras faciales entre 2003 y 2008. Los datos constatan que en un 68% de los casos el pequeño agredido tenía tres años; además, en la mitad de los casos (52%) los pequeños fueron mordidos por la mascota de la familia, mientras que en un 14% la lesión la produjo el perro del vecino, en un 12%, el de un amigo y en 9,5% de un desconocido.
Sobre las circunstancias en las que se produjo el ataque, los autores reconocen que sólo dispusieron de la documentación de 308 casos. Al parecer, en "el 53% de ellos el perro se sintió provocado mientras jugaba con el pequeño, por abrazos excesivos del menor, o porque el niño se asustó o le pisó", detalla el trabajo.

Estudio español

En cuanto a las razas responsables de estos ataques, la investigación revela que un 23% fue un perro cruzado y un 13,5%, labradores. Los rottweilers fueron culpables de un 4,9% de los incidentes, los pastores alemanas del 4% y en un 3% los atacantes fueron perros perdigueros de oro. El estudio se realizó en el área de Denver, donde están prohibidos los pit bulls. "La gente tiende a pensar que el perro de la familia es inofensivo, pero no lo es", destaca Durairaj, que insiste en que las lesiones más comunes son las que "se producen alrededor de los ojos y en los mismos. Algunas heridas son tan graves que los pacientes requieren varias cirugías reconstructivas".
Los datos obtenidos por los científicos de Denver coinciden con los hallados por investigadores españoles del Hospital Juan Canalejo de La Coruña. En este ensayo, que incluyó las historias clínicas de 606 pacientes de trece meses a los 13 años (con una media de edad de cinco) atendidos en Urgencias del centro, desvela que en el 78% de los casos el perro era la mascota familiar o pertenecía a un conocido y que las heridas más graves se produjeron en menores de cinco años. Normalmente, en la cara, que está a la altura de la cabeza del perro.
Durante el estudio, tampoco se encontraron evidencias de que fuesen las razas que más 'respeto' suscitan las responsables de la mayoría de los ataques, dado que el 38% de los animales era pastor alemám, en el 35% había cruce de razas y en un 27% fue perros de los denominados de compañía.
Tanto para los investigadores españoles como para los estadounidenses es importante que los niños pequeños no estén a solas con un perro que no lleve bozal. "Es responsabilidad de los padres a reconocer las razas agresivas, así como los comportamientos de estos animales y nunca permita que sus hijos estén cerca de un perro si no le está vigilando", insiste el doctor Durairaj.
elmundo.es

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