domingo, 1 de febrero de 2009

El 66% de los bebés que nacen hoy son de parejas que no están casadas


Los registros civiles no son sólo fieles testigos de que la gente se casa cada día menos. También documentan que la mayor parte de las parejas llegan a inscribir a sus hijos sin haber contraido matrimonio. Hoy, en la Ciudad de Buenos Aires, nacen más bebés de parejas unidas en convivencia que legalmente. El año pasado fueron anotados 85.037 bebés en Capital: el 66 por ciento fueron de parejas extramatrimoniales. Es así como entre 1998 y 2008 la cantidad de hijos que nació en hogares donde los padres no habían contraido matrimonio creció un 55 por ciento. Los datos surgen de las estadísticas oficiales del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas del Ministerio de Seguridad y Justicia porteño. Los formularios de inscripción de nacimientos informan si se trata de nacimientos matrimoniales o "extramatrimoniales" (Ver Palabras...).
Pero que el Derecho llame a estos hijos "extramatrimoniales" porque los padres no se casaron, no quiere decir que no sean hijos reconocidos por ambos. El mayor número de inscriptos "extramatrimoniales" es una tendencia que en la Ciudad de Buenos Aires es nueva y que abarca a todos los sectores sociales.
Para muestra alcanzan las cifras. En 1916, apenas el 13,5 por ciento de los nacimientos eran registrados como "extramatrimoniales". En 2000, el 47 por ciento de los bebés porteños nació en hogares donde la pareja vivía en convivencia o la madre era soltera. Hoy esa realidad representa a más de seis de cada diez nacimientos.
"Mi hijo Alan nació en 1990 en Capital. En aquel momento lo inscribimos en el Registro Civil de la calle Uruguay; como no estábamos casados (aún no lo estamos) el papá tuvo que esperar a que yo saliera del sanatorio porque sólo podíamos anotarlo como hijo de ambos si íbamos juntos al Registro. Era requisito indispensable que la madre también asistiera. De lo contrario hubiéramos hecho el trámite en el mismo sanatorio. Pese a esto y otros inconvenientes menores, como cuando tuvimos que viajar con Alan al exterior, nunca pensamos en la posibilidad de casarnos porque siempre fue una decisión privada y tácita estar juntos. Jamás necesitamos revalidar ante la Ley el vínculo que creamos entre nosotros", enfatiza Ana Ripa, una correctora de estilo porteña, de 52 años, que desde 1987 vive en unión consensual con Aldo Reale, el "amor de su vida".
¿Por que la gente se casa cada día menos?
En primer lugar porque los hijos nacidos de uniones consensuales hoy tienen los mismos derechos que los hijos de matrimonios (ver Los mismos...). En segundo lugar y, según el análisis de la socióloga y doctora en demografía Susana Torrado, la crisis de la "institución matrimonio" responde a factores socio-culturales y económicos. Los detalla en su libro "Población y bienestar en la Argentina del primero al segundo Centenario". Son estos:La gente espera más años para casarseLos jóvenes prolongan la escolarización porque por la devaluación de los títulos académicos buscan títulos superiores.
La desocupación y la precarización laboral no permiten adquirir los recursos para casarse tempranamente.Los expertos también coinciden en que se está definiendo una nueva edad de vida (como lo son la niñez y la adolescencia) que se sitúa entre la salida del hogar paterno y la conformación de la familia propia. Es una edad caracterizada por aspiraciones incompatibles con el matrimonio precoz.
Además -aclaran los especialistas- desde 1960 el progreso laboral de la mujer produjo un cambio radical en la relación entre los géneros. "El modelo de la institución matrimonial tradicional suponía un hombre proveedor y una mujer dependiente. Pero cuando la mujer se incorpora al mercado de trabajo y adquiere mayores credenciales educativas logra una autonomía reconocida por la ley. Y como las parejas establecen hoy relaciones más igualitarias tienen más libertad de elegir si legalizar o no su unión", explicó la socióloga y docente de Demografía Social de la Universidad de Buenos Aires, Mabel Ariño.
También explicó que con la píldora anticonceptiva y, más tarde con otros métodos para prevenir la concepción, las mujeres no necesitaron contraer más matrimonio para iniciarse en la sexualidad.
El crecimiento de los hijos "extramatrimoniales" es consecuencia de la caída del matrimonio. Tal y como publicó Clarín el 14 de enero pasado, hoy se casan cuatro de cada mil personas en la Capital, mientras que en 1990 se casaban ocho de cada mil porteños. El año pasado, incluso, pasaron por el Resgistro Civil menos parejas que en 1918, cuando la población de la ciudad era la mitad que ahora. En todo el país, en 1900 la tasa de nupcialidad fue de 5,6 matrimonios cada mil personas. En 2004 descendió a 2,4 cada mil habitantes.

Los mismos derechos
Hasta la Ley de filiación 23.264 de 1985, los hijos de parejas no constituidas legalmente, aún habiendo sido reconocidos por ambos padres, no tenían los mismos derechos que los hijos nacidos de matrimonios.
Desde la Ley 23.264, la Patria Potestad es de ambos padres, estén casados o no. Si se separan sigue en manos de ambos miembros de la pareja.
"Los hijos y los miembros de la pareja en convivencia tienen siempre derecho a compartir la obra social. En caso de que uno de los padres fallezca tienen derecho a la pensión jubilatoria (tienen que haber convivido 5 años antes del fallecimiento. Unicamente los hijos, desde la estricta letra de la ley, tienen derechos alimentarios y hereditarios", indicó a Clarín la abogada de familia Mariela Zaldúa.
Nuevos puentes
Diana Baccaro
Hay acuerdo en decir que hace 30 años comenzó el cambio. Disminuyó la fecundidad, aumentó el número de uniones libres, bajaron los casamientos, se incrementaron las separaciones, treparon las familias monoparentales o ensambladas. La familia como se la conoció en los '50 ya no existe y los juicios que condenaban esos cambios también cambiaron. Ahora son menos los que piensan que estamos asistiendo a una crisis de la familia, bajo el efecto de la "emancipación del individuo". A fin de año, una encuesta quiso saber cuáles eran los deseos de los argentinos para 2009: la mayoría contestó "ser feliz junto a mi familia". Lo que cambió, tal vez, es el camino para llegar al mismo lugar, o los puentes para unir viejos vínculos.
clarin.com

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