domingo, 15 de febrero de 2009

La remera que habla y dice quién sos


Si el mediólogo canadiense Marshall McLuhan no estuviera muerto y sepultado hace casi 28 años, seguramente ya se hubiera tomado el tiempo de reformular su conocido latiguillo-frase. Al salir a la calle, más bien, sentenciaría: “La remera es el mensaje”. No es para menos. En estos últimos cinco años, esta prenda casual y democrática dejó de tener un fin exclusivamente pragmático –esto es, el de cubrir el torso– para convertirse en algo parecido a un texto o, como les gusta decir a los semiólogos, un tejido discursivo donde quien la porta y luce expone sus pensamientos y comunica sus ideas buscando ratificar su individualidad. Esto es, se desmasifica.
Es la era de las remeras-pancartas, remeras-pizarrón o remeras-esténcil en las que desfilan chistes, opiniones y posturas frente a la vida acostumbradas a salir y a entrar del placard, acá y en todo el mundo: en julio último, por ejemplo, la aerolínea Qantas le prohibió el acceso a un vuelo a un tal Allen Jasson, australiano de 55 años, por llevar puesta una camiseta con la inscripción “Heil Bussh” y la CNN ofrece un servicio para generar una remera a partir de una noticia (www.cnn.com/tshirt/).
Legitimadas como soporte, este tipo de inscripciones en el cuerpo pueden ser vistas también como un desprendimiento textil de la web.
Tal vez por eso no sorprenden mucho dos rasgos clave de la tendencia: la predominancia del factor geek –remeras con inscripciones de culto que mezclan alusiones high tech, científicas y de la ciencia ficción– y que muchos fabricantes –remerólogos– ofrezcan sus creaciones únicas entre blogs, flogs y redes sociales. A nivel local están los sitios www.remeramas.com.ar, ovejanegra.unlugar.com, www.remerascopadas.com.ar y una de las más conocidas y solicitadas: “ex(it)”, www.ex-it.com.ar, surgida después de la crisis de 2001 y que ofrece más de 2800 tipos de estampados.
“En un comienzo, el 85% de las personas que buscaban estas remeras tenían entre 19 y 35 años y eran hombres. Ahora, con la masificación del uso de la web, el rango de edad cambió muchísimo –cuenta su fundadora, Ivana Heise–. Estas remeras son en esencia artesanales, se producen una a una. Muchos las eligen para plasmar una idea y llevarla en el pecho cual estandarte. Otros compran para eventos especiales como viajes, despedidas, marchas. Y hay muchísima gente ofreciéndolas. El hit argentino ya no es el drugstore, el parripollo, la cancha de pádel o el locutorio: el año pasado crecían las remeras estampadas por este método”.
El ranking de inscripciones elegidas, cuenta Heise, cambia mes a mes. En septiembre, el modelo más vendido fue el de “Peter Capusotto: Bombita Rodríguez” y en octubre y noviembre el dibujo del Flux capacitor, el componente principal de la máquina del tiempo de Volver al futuro. Y eso que el rango temático es casi infinito, aunque dividido en categorías como politics, adult, gamer, geek, girl, heroes, kids, music, orient y sports.
El diseñador y músico Cristian Hortas, en cambio, le encontró otra vuelta de tuerca a esta especie de proselitismo constante (laremeraquequieras.blogspot.com): “Cada diseño es a gusto del consumidor. No hay un catálogo, no siguen ninguna línea en particular y no trato de imponer ningún diseño –dice–. Las estampas las vamos construyendo con el cliente de acuerdo a su criterio. Es un acto creativo”.
Hace un par de meses se metió en Facebook y junto a su mujer, Ariana Swi, también diseñadora y cara detrás de la línea de prendas únicas La Culpa es Tuya (http://ropalaculpa.blogspot.com/), y otros remerólogos organizan ferias donde salen de la web, muestran sus caras y venden, además, accesorios.
El avance de estas remeras es tal que bien pueden ser comparadas con otra forma de expresión propia de la cultura joven: los tatuajes. “Como los tattoos, las remeras dicen mucho de la personalidad de quienes las llevan –agrega Hortas–. Uno no se pone cualquier remera como no se tatúa cualquier cosa. Deben significar algo para nosotros: una estética, una ruptura, una celebración; es un testimonio temporal de quienes somos.”
criticadigital.com

No hay comentarios: