sábado, 7 de febrero de 2009

Oír ruidos que no existen


Los mitos y lugares comunes en torno al hecho de "escuchar" sonidos que no existen son varios y muy extendidos. Desde el "zumbar" de los oídos hasta la alucinación de "oír voces", pasando por la leyenda de las estrellas de rock que con los decibeles de su música eléctrica "reproducen" la maraña de sonidos que los atormenta en su cabeza (Kart Cobain de Nirvana, o Pete Townshend de The Who son ejemplos paradigmáticos). De hecho cuenta la historia que ciertos acúfenos -este es el nombre que recibe esta sensación subjetiva de sonidos inexistentes- eran lo único que "escuchaba" Ludwig Van Beethoven en la última etapa de su vida, cuando compuso su monumental Novena Sinfonía.
Los acúfenos son mucho más comunes de lo que se cree; sólo que no para todos llega a ser un problema realmente importante. Las características de ese "sonido" pueden ser muy variadas: graves, agudos, permanentes, intermitentes; un zumbido, un tintineo -de ahí deriva la palabra latina tinnitus , con que se conoce a este fenómeno en los países de habla inglesa-, un golpeteo, un rugido como de motor, "ruido blanco". O varios tipos de "sonidos" a la vez. Para algunos los acúfenos pueden llegar a ser una pesadilla que afecte notablemente su calidad de vida, porque además suelen hacer que disminuya la calidad auditiva real. Y ese "ruido" puede adquirir, además, diversos significados psicológicos que dependerán de las características de cada persona. De dónde viene ese ruido
El médico otorrinolaringólogo Esteban Bercellini, del Hospital de Clínicas José de San Martín y del Hospital Alemán, señala que también las causas de los acúfenos pueden ser muchas y muy variadas.
Las contracturas cervicales, que causan problemas musculares y circulatorios en la región del oído, pueden ser una de las más frecuentes y fáciles de tratar. Otra es el bruxismo, es decir, el hábito adquirido de mantener la mandíbula tensa y apretar los dientes, incluso al dormir.
Otras de las causas orgánicas pero ajenas al oído pueden seer problemas circulatorios, especialmente en la arteria carótida, y la hipertensión arterial: quienes la presión alta tienen a la vez más posibilidades de sufrir también acúfenos crónicos.
Luego están, sí, las causas localizadas en el oído. "Especialmente en el oído interno, que son las más frecuentes, aunque no los más fáciles de tratar", explica el especialista.
Los "ruidos" subjetivos pueden ser síntoma de algo tan sencillo como una otitis o un simple tapón de cerumen, o en casos extremadamente infrecuentes, una afección de tipo tumoral. De hecho, cualquier problema en el oído puede causarlos. Los acúfenos ocasionados en el oído medio son más fácilmente tratables mediante una intervención quirírgica.
Dependiendo de la localización de la causa, los otorrinolaringólogos recurren a tratamientos con drogas vasodilatadoras y favorecedoras de la circulación coclear, como la trimetazidina, nimodipina o el extracto de gingko biloba, o la llidocaína, Pero si bien algunos tipos de acúfenos se pueden tratar con medicamentos, Bercellini aclara que "no hay un medicamento que cure los acúfenos".
Pero atención, porque también hay medicamentos que pueden producirlos, tales como algunos antibióticos y analgésicos de uso común (no esteroides, como la aspirina y el ibuprofeno). Los pacientes que reciben drogas antivirales, antipalúdicas u oncológicas también suelen registrar esta sensación de sonido; también los usuarios de drogas alucinógenas.
Los sonidos reales
El sonido está conformado por ondas sonoras que se pueden definir y registrar mediante sus parámetros físicos, como la amplitud y la frecuencia (fuertes o débiles, graves o agudos), además de otras características como la variabilidad, el timbre, la resonancia, los armónicos. Pero nada de esto se puede registrar objetivamente cuando llega al consultorio un paciente que asegura escuchar determinados sonidos.
Así como es imposible conocer en profundidad el fenómeno que está operando en su oído para producir esa estimulación del nervio auditivo que el cerebro interpreta como sonido, también ha sido muy difícil estudiar el fenómeno fisiológico de los acúfenos.
Sin embargo existen técnicas para ayudar a quien padece acúfenos a escuchar mejor. Las terapias de habituación incluyen el uso de audífonos, que amplifican el sonido real por sobre la sensación producida por el acúfeno.
Luego está la técnica conocida como "de enmascaramiento": también puede incluir el uso de un audífono amplificador, pero incluye un dispositivo que genera un sonido similar al que el paciente dice "escuchar". Pero la determinación de ese sonido que "enmascara" a los acúfenos será particular para cada paciente, y el profesional deberá trabajar, para diseñarlo, en base a la descripción que el paciente le haga del sonido que "oye", ya que no hay formas más objetivas de conocerlo.
El sonido de la angustia
A menudo los acúfenos crónicos persisten aún cuando los médicos ya han descartado todas las causas orgánicas posibles. Es entonces cuando se piensa en una posible causa psíquica del trastorno. El psiquiatra Horacio Vommaro, jefe de Psiquiatría del Instituto Neurológico de Buenos Aires, asegura que son una secuela bastante común del estrés postraumático.
Sin que se conozca muy bien la causa de este tipo particular de interacción entre el nervio auditivo y el sistema nervioso central, los acúfenos pueden ser también el síntoma de un desborde emocional de angustia, miedo o ansiedad, explica Vommaro.
De este modo se agregan a las anteriores líneas de tratamiento la psicoterapia y algunos antidepresivos. En España, diversos estudios están relevando las ventajas terapéuticas comparativas del biofeedback, el yoga, la hidroterapia y la acupuntura para tratar estos sonidos que, según un reciente estudio hecho en Quebec, Canadá, pueden afectar hasta a un 20% de la población.
Marcelo Rodríguez
lanacion.com

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