sábado, 14 de febrero de 2009

El beso permite evaluar si hay realmente "química" entre dos

Nora Bär
Enviada especial
CHICAGO.- Besos hay de todo tipo. Está el "beso de Judas" que, según la tradición -y las películas de mafiosos- delata a un traidor. También el del príncipe azul, que despierta a la bella durmiente. Y el del amor apasionado, como el que retrata con su escultura Auguste Rodin.
Para los científicos que incursionan en una área relativamente nueva de la ciencia que intenta desarmar el rompecabezas del amor, el beso es todo eso y mucho más: una precisa herramienta de evaluación.
Esencialmente, podría decirse que cuando dos personas se besan "hay mucha química" en juego. Se libera un torrente hormonal que, según su composición, activa nuestro cerebro de formas diversas. Pero -sobre todo- nos permite evaluar a un potencial candidato para el apareamiento.
Estas son algunas de las conclusiones de estudios recientes a los que se pasó revista ayer, durante una concurrida sesión de la Reunión Anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, que este año suma 148 de estos encuentros.
A tal punto el beso nos permite conocer íntimamente al otro que "hay personas que afirman haberse desencantado de su pretendiente en tres minutos después de haberlo/a besado", afirmó la antropóloga estrella Helen Fisher, autora de libros sobre la sexualidad, el amor y las diferencias de género en el cerebro, profesora de la Universidad de Rutgers.
Para los hombres, aparentemente, besar es también un buen remedio antiestrés. Es lo que descubrió Wendy Hill, profesora de neurociencias de la Universidad Lafayette, cuando midió los niveles de las hormonas cortisol y oxitocina en parejas que terminaban de besarse.
Sin embargo, según afirma Fisher, cuando besamos en virtud del amor romántico, parte del cerebro enloquece y se comporta "como si estuviera bajo los efectos de la cocaína".
"El amor romántico es más que una emoción, es un impulso poderoso que viene del motor de la mente, del área responsable de las adicciones", dijo la antropóloga, que sostiene que hay cuatro estilos de personalidad dependiendo de cuál sea la composición del propio cóctel hormonal.
A través de su sitio de Internet, Chemistry.com, Fisher investigó quién se siente atraído por quién en 28.000 personas y llegó a la conclusión de que, por ejemplo, aquellos en los que predomina la dopamina, que son creativos y están dispuestos a tomar riesgos, buscan a personas con las mismas características. Aquellos en los que predomina la serotonina, tradicionales y ejecutivos, también se sienten atraídos hacia personas similares, pero los que tienen altos niveles de testosterona, personas analíticas, lógicas, dotadas para las tareas de ingeniería, hacen pareja con las que tienen altos niveles de estrógenos, que son imaginativas, compasivas, intuitivas. O sea que, como dice la sabiduría popular, para que dos personas se atraigan, sí tiene que haber "química"...
¿Y cómo sabe uno a qué "constelación" hormonal pertenece el otro?
¡Besando!
"El 90% de los seres humanos practica el beso -dijo Fisher-. Los pájaros juntan los picos, los elefantes juntan las trompas... Una costumbre tan difundida no puede ser casual. Es un instinto natural para estimular los mecanismos de la reproducción. Cuando besamos, vemos, olemos, sentimos al otro. Su saliva tiene torrentes de hormonas que constituyen una señal de su personalidad. Por ejemplo, a los hombres les gustan más los besos de boca abierta. Podría ser porque tienen un pobre sentido del olfato y del gusto, y de ese modo les es posible medir el grado de fertilidad de la mujer. El cerebro se pone activo. Cinco nervios le llevan mensajes de lo que están sintiendo. Es realmente una herramienta de evaluación muy positiva? o muy negativa."
Besos... brujos
Griegos. Los griegos creían que los besos dados a los amantes y a los recientemente fallecidos liberaban el alma. Besar en las manos a un enemigo significaba pedir compasión.
Romanos. Al parecer, los romanos besaban más frecuentemente que los griegos. Había mujeres a las que se suponía que les era permitido besar, como las prostitutas, y otras a las que no.
Intimo. Algunos investigadores respaldan la creencia de que besar es un gesto reciente evolutivamente hablando y aún más íntimo que mantener relaciones sexuales.
Encendidos. En las parejas recientemente enamoradas, las imagenes cerebrales muestran que al besar se "encienden" zonas vinculadas con la adicción.
lanacion.com

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