miércoles, 11 de febrero de 2009

Lindo programa para fumarse un porrito


El viernes 30 de enero comenzó a emitirse en la cadena española Cuatro –que pertenece al grupo Prisa, como también el diario El País– el ciclo 21 días, en el que una periodista se pone durante tres semanas en la piel de distintas personas para vivir su realidad. Uno de los próximos programas anunciados está dedicado a los consumidores de marihuana, por lo que la chica pasará veintiún días fumando.
“Hay problemas que sólo se entienden cuando se viven en la propia piel”, dice a Crítica de la Argentina Samanta Villar, la conductora en cuestión. La mujer de 33 años es licenciada en periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona y estudió arte dramático; profesionalmente, formó parte de los noticieros de TVE, TV3 y España Directo, entre otros. ¿Porqué 21 días y no más o menos?
“Porque en un plazo inferior, la verdad sobre las distintas realidades en las que el programa ahonda no terminarían de salir a la luz, se quedarían a medias. Y porque en un plazo superior, las propias vivencias podrían acabar distorsionando la objetividad del programa”, dice. Durante su primer mes al aire, el reality documental funciona bajo el subtítulo “Entre cartones”, con una audiencia de 2.280.000 personas en la primera de sus doce entregas.
En estos programas, Samanta comparte la vida de los indigentes, comiendo y durmiendo en la calle y hablando con ellos sobre estrategias de supervivencia diarias. Para el segundo, adelantó que dejará de comer para reflejar los problemas que traen aparejados los trastornos alimenticios. Algo así como el Super Size Me de la televisión, con periodistas que ponen su cuerpo como laboratorio.
Para el tercer mes, informaron que la periodista fumará porros ininterrumpidamente durante las tres semanas, con la finalidad de evidenciar así los efectos del consumo prolongado de marihuana. Un tema fuerte para España: según el último informe anual del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías, ese país duplica al resto de Europa en el porcentaje de consumidores de esa droga. El programa se graba durante tres semanas para permitir que en la cuarta del mes la conductora se recupere de cada experiencia. Claro que ella estará monitoreada por un equipo médico y psicológico antes, durante y después de cada aventura. Si bien en España hablan del formato como algo novedoso, vale recordar que en la década del ochenta, la desaparecida revista Perfil, de la Argentina, contaba con una sección en la que un periodista pasaba una semana en la piel de ancianos o ciegos.
También en la televisión argentina hubo algunos acercamientos similares, por ejemplo, en el programa La liga –que también fue un éxito en España–, pero sólo se compartía una noche con quienes vivían en la calle, en conventillos, manicomios, casas tomadas o villas miseria. En cuanto al consumo de drogas en cámara, por qué no recordar a Rolando Graña cuando, en su programa, mostró su experiencia mística con ayahuasca, un alucinógeno originario del Amazonas cuyos efectos el periodista experimentó en una quinta en las afueras de La Plata, asistido por un supuesto chamán que se hacía llamar Henry, revolcándose por el suelo. Aunque la finalidad era mostrar una “experiencia mística”, la cosa se empañó cuando Graña empezó a vomitar sin solución de continuidad.

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