Por Juan Yesnik
RevistaOHLALA.com
Los sueños  eróticos son sensaciones o vivencias compuestas por imágenes de contenido  sexual. Para Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, en todo sueño se anida un  deseo reprimido. Sin embargo, en los sueños sexuales o eróticos también suelen  disfrazarse otros aspectos relacionados con nuestros miedos y ansiedades;  cuestiones que reprimimos por temor a enfrentarlas o asumirlas.
Es  inevitable que se relacionen los sueños eróticos con las fantasías sexuales,  pero no siempre son lo mismo.
Si bien pueden parecer irrealizables, las  fantasías son deseos en los que hemos pensado o imaginado. Así los reprimamos,  es algo que nos gustaría que ocurriera (al menos hemos pensado en ello). Los  sueños, hablan de nuestro inconsciente. Son representaciones simbólicas, muchas  veces impensadas como propias, que no siempre deben ser interpretadas en forma  literal.
En definitiva, los sueños eróticos no siempre son fantasías  sexuales reprimidas. Una mujer puede soñar, en forma esporádica o recurrente,  que tiene sexo con otra mujer. Pero ese sueño lésbico, único o reiterado, no  siempre significa que ese sea su verdadero deseo. Pueden estar librándose otras  inquietudes o ansiedades, relacionadas, por ejemplo, con otros aspectos de la  femineidad o de la relación con otra u otras mujeres, que eligen esta forma para  expresarse. Sería un error pensar que todos los sueños similares tienen una  misma interpretación.
Como en una película de ficción, en los sueños  proyectamos muchos otros deseos y temores. Si bien en los sueños habla el  inconsciente y podemos liberar fantasías ocultas, nuestra mente tiene la  capacidad de crear y dirigir superproducciones merecedoras de un Oscar, que en  nada pueden parecerse con nuestras fantasías más íntimas y auténticas. Como en  las novelas, vale en estos casos también la idea de "cualquier similitud con  realidad es pura coincidencia".
Hay sueños eróticos que, además de un  alto contenido sexual, pueden rozar con el morbo, la perversión, la violencia o  la marginalidad. Es muy probable que los sueños eróticos sean muy distintos a la  conducta sexual y social que practicamos en la vida real. Muchas personas viven  preocupadas creyendo que "eso" está escondido en su "mente" y cargan con la  culpa y el temor por la "monstruosa pesadilla" que se despertó en ellos mientras  dormían. Como estos, miles de ejemplos, tantos como sueños eróticos podamos  recopilar. No nos alcanzarían ni mil y una noches para conocer tantos sueños  eróticos posibles.
Se cree que el hombre tiene el doble de sueños  eróticos que las mujeres. Los sueños eróticos masculinos suelen estar  acompañados por erecciones y poluciones nocturnas. No hay demasiados registros  de orgasmos femeninos en sueños. Ocurre que las mujeres son más reticentes a  confiar los extremos eróticos que pueden alcanzar mientras duermen. Se supone  que cuanto más inhibidas o temerosas sean esas mujeres, más extrañas, perversas  o marginales pueden llegar a ser sus producciones oníricas.
Claro está  que deberíamos consultar con un profesional cuando algo de nuestros sueños nos  resulte disfuncional o nos despierte la más mínima preocupación. Muchas veces  los sueños son los que despiertan cuadros de estrés y ansiedad incontrolable.  Muchas veces los sueños también esconden la solución a muchos de nuestros  problemas.
¿Te animás a confesar tus sueños eróticos?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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