
MADRID (Diario El País).- La narcolepsia es una enfermedad de  origen desconocido, y uno de los argumentos recurrentes de quienes se oponen a  prácticas de salud pública como las vacunas. Un trabajo publicado esta semana en  la revista Annals of Neurology confirma que entre esta enfermedad -cuya causa  más probable es de tipo autoinmune- y la gripe hay una relación. Al menos  temporal.
Los investigadores de la universidad de Stanford (California) han dirigido  una investigación con datos de China. Han estudiado a 906 pacientes que tuvieron  narcolepsia después del brote de hace dos años de gripe H1N1. Y la conclusión  que han obtenido es que aproximadamente siete meses después de que se produzca  un pico de gripe aparece otro de narcolepsia.
Esta enfermedad consiste en un debilitamiento que en los casos más graves  lleva a quedarse en un estado parecido al sueño, con pérdida de conciencia. La  sufren unos tres millones de personas al año. De momento, la relación es  puramente estadística. El trabajo no ha sido capaz de determinar cuál es la  causa de la relación. Solo que esta aparece.
Lo que se deducen son dos cosas. La primera, que hay personas con una  predisposición genética a sufrir narcolepsia. La segunda, que esta inclinación  se activa cuando el sistema inmunitario se ve forzado a actuar, como puede ser  en el caso de una gripe (también se han documentado por estreptococo).
Los investigadores advierten que este hallazgo indica, precisamente, que lo  mejor para evitar que aparezca la narcolepsia es vacunarse, ya que con la  inmunización se somete al organismo a una exposición mínima y controlada del  agente infeccioso (proteínas del virus en este caso).
Y los anticuerpos que se producen evitarían precisamente que el H1N1 sea más  agresivo, con lo que la vacuna actúa como protección, no como detonante. Pero  esta conclusión tiene excepciones. Es posible que en un grupo muy pequeño de  pacientes la propensión a desarrollar narcolepsia sea tan alta que baste la  vacuna para desencadenar el ataque autoinmune.
De hecho, este verano la Agencia Europea del Medicamento (EMEA por sus siglas  en inglés) desaconsejó usar una de las vacunas utilizadas durante la gripe H1N1  de 2009, la Pandermix, en niños y adolescentes después de que Finlandia y Suecia  notificaran un aumento de casos de narcolepsia en jóvenes.
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