jueves, 10 de marzo de 2011

TIENE 13 AÑOS Y YA ESTUDIA 3 CARRERAS UNIVERSITARIAS

KOUICHI. Tiene 13 años y cursa tres carreras universitarias.(Daniel Cáceres)


Sus 140 centímetros se pierden en la inmensidad de la ciudad universitaria cordobesa. Son las 8.40 y Kouichi, con 13 años recién cumplidos, espera ansioso por lo que será su bautismo como alumno universitario.
En el módulo D de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (FAMAF), la presencia de este pequeño genio –que terminó el secundario el año pasado con 9 de promedio–, no pasa inadvertida: “Siempre es especial un primer día de clases. Tengo un cosquilleo en el estómago, pero estoy bastante tranquilo”, dice a Clarín Kouichi Cruz. Además de la licenciatura en Computación que comenzó a cursar ayer, seguirá en simultáneo otras dos carreras: Ingeniería Informática y Ciencias Económicas.
De zapatillas amarillas, remera al tono y campera turquesa, el chico fanático del tenis y de David Nalbandian cuenta que repartió su verano entre la diversión y los libros. “Estuve en España con mis papás y mientras leía los apuntes. Por suerte, promocioné los ingresos a las tres carreras”, destaca.
Minutos antes, Kouichi había rendido en tiempo récord el último parcial de ingreso a Ciencias Económicas: en apenas 25 minutos, completó un examen que contemplaba dos horas para su desarrollo. De allí, caminó solitario hacia las aulas del FAMAF, donde fue recibido cariñosamente por su profesora de Análisis I, Marta Urciuolo: “Esta es una experiencia muy linda y especial mí. Espero estar a la altura de la situación”, dice, parada frente al enorme pizarrón.
A unos metros, 50 compañeros miran al pequeño con admiración y sorpresa. Gustavo Lazarte, tío de Kouichi, le da el aliento final. “Vamos campeón, con ganas”, le susurra, y lo besa en la frente.
“Tratamos de apoyarlo en todo y darle mucha contención. Siempre le digo que él tiene inteligencia intelectual, pero que debe cosechar la inteligencia que te da la vida. Así será una buena persona”, dijo a Clarín su tía, Alejandra Lucero. Kouichi vive con ellos en Villa Allende ya que sus papás, Rolando y Ana, trabajan en el exterior.
Kouichi habla inglés, francés, alemán y “se defiende” con el italiano. Alejandra recuerda que cuando tenía 4 años “le hicieron un test de inteligencia en un colegio de Bahía Blanca. El resultado fue de 145”, sintetiza. Según la Organización Mundial de la Salud un superdotado es aquella persona cuyo resultado sea superior a 130.
Sus dos primeras horas como universitario se consumen rápidamente. Entonces, el alumnado se levanta a las apuradas y el aula queda desierta en segundos.
–¿Cómo fue el primer día de clases como universitario? –La verdad que bien. Ni tan simple como la secundaria ni tan complejo como creía. Estuvo muy bueno y me sentí muy cómodo.
Un grupo de profesores se arrima a conocer a este pequeño fanático de Gaturro y Condorito. “Tenemos muchas expectativas. Estaremos siempre dispuestos para ayudarlo y contenerlo”, acota el profesor Edgardo Ávila, encargado de los trabajos prácticos.
A un costado, Jésica (21) y Lourdes (22), miran con cierto asombro al chico. Es que las dos, una a la derecha y otra a la izquierda, fueron sus compañeras de banco en la primera fila de pupitres. “Se lo ve muy concentrado y un poco tímido. Para nosotras sería lindo poder hacer un grupo de estudio con Kouichi. No por lo académico, si no para tener una linda experiencia y poder conocerlo”, apuntan casi a coro las chicas.
El ritmo en la ciudad universitaria es frenético. Los estudiantes van y vienen y el ensordecedor ruido de los colectivos le pone un particular sonido a esta calurosa mañana de miércoles. Para Kouichi, llegó el tiempo de descanso en lo que será una jornada maratónica que culminará a las siete de la tarde. El pequeño genio junta sus útiles y los guarda cuidadosamente en su mochila negra. Sube una especie de rampa y sale a caminar bajo el sol. De fondo y a su manera, el mundillo universitario le da una amable bienvenida.
CLARIN.COM

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