miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Legalizamos las drogas?



No. O, al menos: no todas.
Vargas Llosa acaba de decir que sí. Conozco los argumentos liberales a favor de la legalización. Uno es de orden moral: ¿qué derecho tiene el Estado a intervenir en la decisión de un adulto de tomar drogas que lo dañan o pueden dañar? Otro es de orden consecuencialista: con la legalización de las drogas, se terminarían las mafias asociadas al narcotráfico, que generan un gran daño. A veces se agrega: “la atracción de lo prohibido” genera más demanda por drogas, no menos.
Disiento con todos estos argumentos. En primer lugar: aun desde una perspectiva liberal, ¿estamos dispuestos a llevar al extremo absoluto la idea de que en ningún caso puede el Estado intervenir en decisiones de adultos cuyo daño sólo afecta a quien toma esa decisión? (Dejo de lado acá el hecho de las consecuencias sobre terceros, que también puede haberlas). Va un ejemplo: ¿estamos a favor de permitir que los adultos vendan su libertad? “Dame un millón de dólares y por diez años soy tu esclavo, me podés violar y torturar”. Adivino que todos estaríamos en contra de permitir ese tipo de contratos. ¿Por qué? Porque nos parece tan difícil que alguien quisiera firmar ese contrato libremente que automáticamente damos por sentado que quien quisiera hacerlo no estaría, por así decirlo, en pleno uso de sus facultades para elegir.
¿Quien compra droga está en estado de elegir libremente? Quizás quiero decir: ¿podría llegar a entender, en otro momento, la decisión de un tercero de impedirle el acceso, como quien quiso vender su libertad y se lo impidieron? A veces sí, a veces no. Por lo tanto: a veces prohibir a alguien que compre drogas es un ataque a su libertad; pero a veces permitirlo también lo es: se beneficia al esclavista y no al esclavo.
Desde el punto de vista de derechos individuales, pues, no es obvia la respuesta. ¿Qué hay de las consecuencias de la venta libre de drogas? A mí me enseñaron que cuando algo es más barato y de más fácil acceso, se consume más. Y obviamente le legalización implicaría una baja de precios por la reducción del riesgo asociado al negocio (preguntarle a Juliá Hnos. si no hay riesgos). ¿Nos resulta indiferente, desde el punto de vista del bienestar de la sociedad, más o menos drogas? No creo que sea difícil mostrar que el efecto neto no es favorable.
Creo que quiere decir que hay ciertas ambigüedades, y que el argumento pro-legalización puede ser cierto para algunas drogas y no para otras. Puede ser cierto para las que no son una esclavitud y no generan tanto daño social, porque a ellas no se aplica ni el reparo ético ni el consecuencialista, pero no para otras: quizás esto es marihuana sí, paco no. Hay que mirar este cuadrito de Wikipedia, que justamente compara adicción y daño de cada droga.
lanacion.com

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