
Sin embargo, hay personalidades que consideran “estar solos” como una virtud, un “don” que los preserva de los vaivenes de la sociabilidad y, fundamentalmente, de los problemas afectivo- amorosos. Las personalidades solitarias están rodeadas de un aura de misterio: despiertan miles de conjeturas, sobre todo en las mentes de las mujeres. ¿Serán gays? ¿Estarán encerrados en clósets herméticos? ¿Serán intelectuales, o simplemente, seres apocados y obedientes que se quedan solos o cuidando a sus padres?
La cuestión provoca las ganas de adentrarse y saber un poco más. Los hombres solitarios se repliegan, no por ánimo depresivo, sino por una necesidad inherente a su personalidad. Disfrutan estando solos y jamás sufren por estarlo.
Sin embargo, desean encontrar una mujer que los acompañe, los cuide y sea la madre de sus hijos. En esta búsqueda se juega su futuro: quisieran dar con la mujer que los acompañe por siempre: de ahí que las intenciones de vínculo amoroso deben contemplar el compromiso y no el mero encuentro.
La tendencia al aislamiento social los recluye a una vida anclada en el barrio. Dan una imagen de seres simples, solitarios, de pocas palabras, amables y con una significativa pobreza emocional. El escaso roce social los vuelve torpes para la seducción y la conquista, les falta romanticismo y reglas de cortesía. Sus elecciones se basan en el esquema básico: “mujeres para ser madres” o “mujeres perras”.
En las primeras citas ya se pone en evidencia la poca experiencia en el trato con las damas: no saben qué hacer, aparentan ser tacaños, dejando que la mujer pague o exigiendo la mitad de la cuenta, pero en realidad son torpes. Si la mujer le señala los errores, aceptan sin ofuscarse e intentan corregirse para otras oportunidades. No se oponen a mejorar sino que lo hacen con el fin de conseguir sus objetivos de pareja y no para enriquecerse como personas. Se conforman con lo que son, no desean ampliar sus conocimientos ni sus cortas ambiciones. Tampoco se los ve ansiosos, temerosos o entusiasmados: hay un dejo de indiferencia que tiñe todas sus acciones. Sólo son afectuosos con sus padres o con personas muy significativas.
El cortejo en los solitarios
* Hombre adulto, misterioso, torpe.
* El misterio atrae y desafía.
* Uso del Chat y contactos telefónicos.
* Imagen elemental, sin romanticismo, torpe de la conquista.
* Son cortos de recursos, brutos.
* No saben de lugares, de restaurantes, de boliches.
* No saben de modas, ni de temas banales.
* Tienen un discurso centrado en su vida familiar o en el trabajo.
* Es común escuchar de sus bocas: “mi papá, o mi mamá dice…”.
* Tienen pocas ambiciones.
* Tienen necesidad de formar una familia.
* No tienen una historia previa de pareja.
* Dan una imagen diferente (son más osados) por Chat.
* Su vida sexual genera miles de conjeturas en el partenaire.
* Presentan ansiedad por tener contactos sexuales.
* Practican un sexo “animal”, sin comportamiento erótico previo.
* Aceptan ser guiados en el encuentro sexual.
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