domingo, 10 de abril de 2011

POR PRIMERA VEZ INTENTAN LLEGAR AL MANTO TERRESTRE



Aunque el hombre llegó a la Luna y desarrolló máquinas para secuenciar el ADN, todavía no pudo excavar más de 2 kilómetros bajo la superficie de la Tierra. Un grupo de científicos planea materializar la fantasía literaria de Julio Verne: agujerear la corteza terrestre para obtener una muestra de su manto.
Un consorcio internacional de 24 países (Ecord) y un taladro accionado desde una plataforma marina, planean horadar con una cadena de tubos de perforación de 4.000 metros hasta el suelo oceánico y allí penetrar 6 kilómetros a través de la corteza de la Tierra .
El enclave elegido para este proyecto extremo será Costa Rica. El primer intento para llegar al manto fue el Proyecto Mohole, una iniciativa estadounidense concebida en 1957 y ejecutada en 1961, sobre la que hoy se retoma bajo el nombre de Mohole II.
La misión zarpará la próxima semana y estará seis semanas en alta mar.
Uno de los científicos a cargo del operativo es Damon Teagle, del Centro Nacional de Oceanografía de Southampton, Inglaterra. En comunicación con Clarín , Teagle detalló los propósitos que persigue esta expedición. “Vamos a recoger rocas (gabros) de la corteza oceánica inferior, que nos van a revelar detalles sobre cómo se forma la corteza oceánica nueva en los arrecifes de la mitad del océano, la forma cómo el magma se mueve desde el manto para entrar en la corteza y en qué lugar se enfría y cristaliza, además del papel que cumple la convección del agua de mar para el enfriado de la corteza y la solidificación del magma”.
La excavación se hará desde la cubierta del barco japonés Chikyu, de 210 metros de eslora, capaz de transportar tuberías de perforación de 10 kilómetros. La embarcación posee un sistema para permanecer inmóvil en el hoyo vertical de 6 centímetros de diámetro mediante la combinación de motores inteligentes. El taladro tiene una parte hueca en su interior para subir el material extraído.
La tecnología para este experimento está vinculada con la industria petrolera, que viene sondeando el lecho marino desde hace décadas.
El uso de avanzados sistemas de posicionamiento satelital permitirá a los investigadores volver a encontrar la cavidad cada vez que reemplacen las brocas, algo que deberán hacer cada dos o tres días de traqueteo. Sobre las complejidades del trabajo subterráneo, Teagle explica que “vamos a excavar rocas ígneas muy duras durante 6 meses para taladrar 1.500 metros y en las próximas 6 semanas, esperamos excavar otros 400 metros. Las brocas duran cerca de 50 horas antes de su recambio para ser reemplazadas e insertadas nuevamente en el agujero de modo de comenzar a perforar nuevamente”.
El acceso al manto terrestre en suelo firme es dificultoso porque en los continentes la corteza es más gruesa y tiene entre 30 y 60 kilómetros de grosor . De ahí que se decidieran a hacerlo en el lecho oceánico, donde la corteza es más joven y fina. Para el doctor Sergio Matheos, del Centro de Investigaciones Geológicas (CIG) FCNyM CONICET, “Costa Rica es el lugar ideal porque es un área tectónicamente estable para semejantes emprendimientos ya que las placas tienen divergencia”.
Las principales corrientes geológicas tildan a esta cruzada (que espera luego horadar aún más el manto) de utópica ya que la alta temperatura y la presión son extremas. Se estima una presión de 21 millones de kilos por kilómetro cuadrado y un calor de 300 °C .
“Es cierto que las expectativas de fracaso son enormes –dice Matheos– ya que sólo con pensar que se deben atravesar 3 ó 4 mil metros de agua y 25 kilómetros de espesor, se necesita una herramienta de gran potencia y alcance.” Al ser consultado si predecir sismos está entre sus planes, Teagle aclaró “la investigación no va a indicar directamente nada sobre los terremotos, pese a que éste es el foco central del barco Chikyu. Los grandes sismos (Chile 1961, Sumatra 2004, Japón 2011) son causados por la subducción de viejas placas oceánicas y el amontonamiento de material descartado de la vieja placa que regresa a la Tierra”.

UNA AVENTURA QUE EMPEZO HACE MAS DE 50 AÑOS
El sueño de perforar el manto terrestre nació en 1957 en un club para geocientíficos y se lo denominó “proyecto Mohole”. Estaba patrocinado por una comisión especial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y pretendía cumplir de algún modo con la “predicción” de Julio Verne.
Los técnicos realizaron 5 agujeros en la costa de la isla de Guadalupe, en México, pero sólo consiguieron alcanzar los 183 metros de profundidad , un tercio del camino por recorrer. El costoso aparato que usaron tenía unos poderosos diamantes para taladrar, pero se partió y el proyecto fue abandonado. El siguiente paso de los norteamericanos fue en la isla Maui en Hawai, donde las rocas antiguas están aproximadamente a 5 kilómetros bajo la capa oceánica.
Ninguna de las perforadoras logró superar los 3 kilómetros de profundidad.
El récord actual de profundidad excavada lo tiene el pozo ruso Kólskaia (o de Kola) que en casi 30 años, alcanzó los 12.262 metros aunque la perforación se hizo sobre el nivel del mar y por eso no llegó a rozar el manto terrestre . El objetivo de los rusos era llegar hasta los 15 mil metros, tomar muestras y hacer mediciones. La obra empezó en mayo de 1970.
Durante los primeros cuatro años, este canal avanzó velozmente y llegó a los 7.263 metros. Dos años después ya se habían superado los 9.583 metros, la profundidad del pozo que era hasta esa fecha el más profundo.
A los 13 años tocó los 12 mil metros, pero las maniobras cesaron por varios años y recién en 1989 se llegó a los 12.262 metros.
En cada nuevo metro ganado se obtenían sorprendentes revelaciones.
El metano apareció en grandes concentraciones en las profundidades, contradiciendo la teoría del origen biológico de los hidrocarburos como el gas y el petróleo.
El granito se encontró 3 Km más bajo de lo esperado y el basalto jamás apareció. La temperatura debía mantenerse baja en los primeros kilómetros y aumentar de a poco, pero al llegar a los 5 Km el calor trepó a los 700º y a los 12 Km registraba 2.200º: mil más de lo pronosticado.

JULIO VERNE EL HOMBRE QUE VIO EL FUTURO
Además de anticipar esta misión en Viaje al centro de la Tierra , Julio Verne (1828-1905) fue un escritor francés visionario que predijo inventos y descubrimientos muchos años antes de que salieran a la luz.
Anunció en varias obras que las grandes ciudades del futuro estarían iluminadas por lámparas eléctricas de gran potencia.
En 1870 publica 20 mil leguas de viaje submarino , allí imaginó un prototipo de submarino llamado Nautilus, lleno de tripulantes que explotan las riquezas del mar y pueden salir de su interior y sumergirse protegidos con herméticos trajes de buzo.
En De la tierra a la Luna , el lugar donde arranca su expedición es, con algunos kilómetros de diferencia, el punto donde hoy se alza la base de Cabo Cañaveral. La bala enviada a la Luna es de la misma altura y peso que el Apolo XI y también es observada por un telescopio gigante de las Montañas Rocosas.
En Los quinientos millones de la Begún aparece la que es considerada una de sus predicciones más famosas: el ascenso del fascismo y su caudillo, Adolf Hitler, que guarda una asombrosa similitud con el personaje Herr Schultze de su novela.
En París en el siglo XX , que fue publicado por primera vez en 1994, pero se escribió en 1863, anticipó los trenes de alta velocidad y las calculadoras. En sus páginas también vislumbró Internet y un equivalente al actual correo electrónico. Se trataba de un sistema de comunicación a distancia automático y secreto.
En La asombrosa aventura de la misión Barsac describe el láser, el control remoto, la lluvia artificial e incluso la tortura por medio de descargas eléctricas.
En Robur el conquistador , Verne describe una máquina más pesada que al aire capaz de surcar el espacio.
clarin.com

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