"Acá llegó el pedido", bromea Daniel Scalzuela, un joven de Villa del 
Parque mejor conocido como "el Mago", mientras sujeta con una mano un 
cajón lleno verduras y trata de mantener el equilibrio sobre su 
bicicleta. Lleva puesta una campera verde reversible de primera marca, 
en buen estado, que no tenía unos minutos antes. Todo ello tiene la 
particularidad de haber sido obtenido de la calle.
              
El Mago, al igual que muchas otras personas, es parte del movimiento freegano
 , originado en Estados Unidos y que es una combinación de la palabras 
vegano (persona que no come carne ni derivados) y libre, que busca 
generar conciencia a través de la recuperación de todo lo que sea posible , incluyendo la búsqueda de comida en la basura y el uso limitado de recursos económicos.
Para  ellos, vivir casi sin dinero es una elección
 . Son, en su mayoría, jóvenes de clase media y estudiantes, que dejaron
 un trabajo convencional para dedicarse a esta nueva forma de vida y 
tratar de demostrar que es posible una existencia en mayor armonía con 
el medio ambiente. Si bien no se puede calcular con exactitud cuántos 
freeganos hay en el mundo, el movimiento se expande rápidamente y se 
estima que ya son más de un millón. Alcanzó a Estados Unidos, Brasil, 
Argentina, España, Corea, Estonia, Suiza y Gran Bretaña. En el país, ya 
son, al menos, cientos.
Una alimentación particular
Los freeganos
 critican el concepto de basura, ya que entienden que hay  muchos 
alimentos que podrían ser recuperados, aunque los especialistas 
advierten el peligro de  esta práctica.
Según el informe "Global food losses and food waste (Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo)
 ", realizado en mayo del 2011 por el Instituto Sueco de Alimentos y 
Biotecnología por encargo de la Organización de Naciones Unidas para la 
Agricultura y la Alimentación (FAO), se desperdician, por año, hasta 
1.300 millones de toneladas de comida en buen estado en el mundo; esto 
es, un tercio de la producción total de alimentos.
"El peligro del consumo de los productos desechados por
 las verdulerías está en la posibilidad que estén contaminados; si no se
 lavan bien, se corre  el riesgo de una infección intestinal y algunos 
microorganismos como la  Escherichia coli 
 pueden causar la muerte", señala Lidia Busmail, doctora especializada 
en nutrición y antropología médica. Algunos de los freeganos -incluso- 
comen  las verduras solamente crudas, y es lo que se conoce como 
crudiveganismo. "No es una práctica que se pueda recomendar sin una 
adecuada supervisión, y tiene límites. Los vegetales crudos, también, 
pueden ser vehículos de contaminación", explica María Inés Somoza, jefa 
de la División Nutrición de la Fundación Favaloro.
Recolectar basura por elección
Una noche fría, Victoria (que prefiere no dar su 
apellido), se encontró en una vereda con unas botas en muy buen estado. 
Era una solución ya que tenía puestas sandalias. Pero justo pasaba una 
cartonera, lo que provocó una discusión. "Puede pasar que se generen 
conflictos porque los cartoneros pueden sentir una especie de 
competencia o algo. Yo también hago lo mismo, salvo que no lo uso para 
vender, y tengo el mismo derecho", dice.
A muchos de los freeganos les ha pasado que un amigo o 
familiar les diga que dejen los alimentos y la ropa para la gente que 
realmente las necesita. La respuesta de ellos es siempre la misma: la 
verdura se terminaría desperdiciando. "Me parece espectacular que estén 
los cartoneros, pero me gustaría que tuvieran el conocimiento de las 
ideas del veganismo y la salud y lo pudiesen aprovechar más porque se 
está desperdiciando un montón de alimento; y ellos, quizá por estar en 
las posiciones más débiles de la sociedad, no le están sacando 
provecho", opina Pablo Gowezniansky, freegano y estudiante de 
Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de 24 años.
  Y agrega: "Son dos cosas muy distintas el freeganismo y los 
cartoneros".
Un profesor de economía de la UBA estaba revisando 
bolsas en la calle. Un alumno lo vio, y se sorprendió. "Profe, si 
necesita, le puedo dar unos pesos", fue la reacción del chico. Lo que no
 sabía era que lo hacía por elección.
La oposición al consumo
Los que participan del movimiento quieren cambiar el 
sistema, aunque admiten contradicciones que se ven acentuadas, según 
sostienen, por vivir en la ciudad. Utilizan activamente redes sociales 
como Facebook para exponer sus actividades e ideas, aunque saben que esa
 empresa se rige por los postulados capitalistas. Pasan muchas horas en 
el ciberespacio, aunque sean amantes de la naturaleza. Es inusual que un
 freegano tenga menos de 500 amigos allí. Analía (novia del Mago y 
también perteneciente al movimiento), por ejemplo, tiene 2782 amigos, y 
el Mago ronda los 4000. "Siempre hay que hacer una relación costo- 
beneficio. Yo no tengo foto de perfil mía porque lo uso sólo para 
difundir ideas", dice el Mago.
Es que el freeganismo, en la teoría, está en contra de 
todo lo que sea industria. La utilización de jabones para el cuerpo y el
 pelo, los remedios farmacéuticos, los dentífricos, los preservativos, 
los celulares, la televisión, todo, es motivo de planteos. Varios se 
lavan los dientes solamente con agua, y lo mismo hacen con la ropa 
(otros utilizan jabón de coco). Cada caso es singular. Con los condones,
 por ejemplo, algunos sólo utilizan los que se entregan gratuitamente en
 los hospitales para no darle dinero a las corporaciones.
Otra forma de obtener desde un libro hasta una 
bicicleta sin utilizar dinero es conseguirlo en una feria en la que todo
 es gratis: la Gratiferia
 . A diferencia del trueque, allí no se concibe la idea de reciprocidad.
 El lema es "traé lo que quieras (o nada), y llevate lo que quieras".  
Por los puestos circulan juguetes, ropa, libros, CDs, cassettes, 
vinilos, tecnología, herramientas, arte, máquinas, muebles y alimentos.
 "Todos me decían que tenía
 un buen sueldo y no entendían que pudiese abandonar todo. Lo sentí en 
su momento y no me arrepiento", dice Marisa Esconzábal, freegana
Muchos de los ahora freeganos, en su momento, pasaban 
días enteros en oficinas, hasta que se dieron cuenta que, en realidad, 
se sentían incómodos. Para ellos el trabajo fundamental es el 
autosustento.
Durante trece años, Marisa Esconzábal trabajó como 
secretaria en un estudio contable y, de allí, se dirigía apresurada a 
las clases de la universidad. A veces, ni siquiera tenía tiempo de 
almorzar. Un día se cansó: "Todos me decían que tenía un buen sueldo y 
no entendían que pudiese abandonar todo. Lo sentí en su momento y no me 
arrepiento".
Los trabajos que tienen son variados. Juan Pablo 
Zvinys, licenciado en filosofía, da clases a chicos de entre quince y 
dieciséis años sobre su especialidad. Poco imaginaba que terminaría 
adhiriendo al movimiento. Trabajó en industrias en la parte de control 
de calidad, entre ellas Freddo y una empresa medicinal. "Nada que ver 
con ahora", dice. Tiene 35 años, y el primer cambio comenzó a los 31 
cuando se hizo vegano. Hace un año fue por más y se hizo freegano, 
aunque la profesión le impone ciertas restricciones. "Cada tanto- dice- 
pantalones y camisas tengo que comprar, no puedo ir al colegio con ropa 
freeganeada".
LANACION.COM


3 comentarios:
Es un concepto interesante. De todos modos para "juntar" tiene que haber otro que "tire", como cambio colectivo no nos sirve. Yo creo que debemos aprender a consumir sólo lo necesario, tirando lo mínimo e indispensable. Reciclar la basura,llevar un estilo de vida austero y en armonía con la naturaleza, y salir de las aglomeraciones de gente puede ser un concepto futuro de vida.
SOY CRISTIANO Y ME ALIMENTO MUY SIMILAR A ELLOS . EN REALIDAD COMO DICE EL GENESIS 1 29 Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento.
TAL VEZ ES UN POCO MAS EXTREMISTA LO QUE DIOS NOS MANDA ALLI NO HABLA DE HARINAS.
y creo que ellos consumen harina integral.
LES CUANTO QUE SI ES MUY MAGICO COMER ASI
.AHORA EL NO TRABAJAR ESTARIA BUENO . PERO ES MUY UTOPICO QUE TODO EL MUNDO SEA ASI
no es que no trabajan, si trabajan, buscar los recursos (aunque no los pagues) cuesta horas, caminatas y demas. Es una eleccion de vida y me parece valida !! Es mas que evidente que el sistema no funciona. Un nuevo sistema estaria genial. Y por el primer comentario disiento en que : alguien tiene que producir para que ellos puedan recolectar. Ya que con toda la ropa que hay YA producida, sii hoy se dejaran de producir, podriamos seguir consumiendo lo que ya esta producido durante años. Pasa que las corporaciones y el sistema siempre te estan inculcando una nueva "necesidad" para que compres el nuevo producto. Y vos no lo ves, mientras hablamos estan fabricando el celular nuevo que vas a necesitar dentro de un año quizas, cuando ya hoy mismoo hay uno "nuevo" a la venta. No se si se entiende, no es necesario que se siga produciendo para poder ser freegano.
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