La Corte mendocina tuvo que intervenir en un caso de divorcio en el
que la mujer le reclamaba al hombre, además de haberle sido infiel, una
sobrecarga de tareas domésticas. El pleito duró casi seis años. Los
jueces de la Corte avalaron el planteo de ella, que tuvo que encargarse
de criar sola a tres hijos, además de cuidar de su suegra y un hermano
discapacitado de su marido.
El matrimonio, que residía en San
Rafael, se casó en 1961. Dejaron de convivir en 1997 y recién en 2006
ingresó un pedido de “separación de hecho sin voluntad de unirse”, por
parte del esposo, que ya vivía con una novia. La mujer apeló y reclamó
“injurias” por el engaño del hombre y por obligarla a asumir la
sobrecarga de tareas a la que estuvo expuesta durante 36 años, lo que
fue considerado por los jueces de una Cámara Civil. El abogado del
hombre pidió la inconstitucionalidad de la resolución por “arbitraria”.
Al final, tuvo que decidir la Suprema Corte de Justicia de Mendoza que
falló a favor de la mujer.
La sentencia de los jueces Alejandro
Pérez Hualde, Jorge Nanclares y Fernando Romano, deja claro que hubo
“exceso en las cargas domésticas asumido por la señora, y como
correlato, la falta de atención y preocupación del marido por tales
cargas”. Según el fallo, el hombre “se sustrajo a la atención y
necesidades de la casa, obligando así a su cónyuge a asumir una función
de responsabilidad que excedía a sus correspondientes deberes
matrimoniales”.
En la propuesta de acuerdo de separación de
bienes, el hombre solicitó a su esposa “renunciar a reclamar importe
alguno por el cuidado de mi madre y mi hermano”. Para los jueces ese
pedido corrobora la sobrecarga de tareas.
clarin.com
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