Lo único que no se cae con los años son las encías, sostiene el
dicho popular.
Falso: un nuevo estudio científico confirmó que el ánimo también se puede
mantener alto, al punto de superar el que rige en la edad media de la vida .
Acosados por una imagen de vejez decadente, los viejos decaían. Estimulados
por el nuevo marketing, que los identifica como potenciales consumidores de
innumerables actividades, disfrutan.
La última investigación procede de Londres y lleva la marca de prestigio del
British Medical Journal. Afirma que la felicidad, en el transcurso de la vida,
adopta la forma de la letra U, con una depresión entre los 40 y 50, punto
crítico que después gana altura.
La investigación realizada entre personas del Reino Unido confirma hallazgos
previos que oxigenan las estadísticas internacionales sobre expectativa de vida:
de acuerdo con las estimaciones de un equipo multicéntrico integrado por
especialistas del Instituto Nacional de Salud y Ciencias del Envejecimiento y la
Universidad de Palermo en Italia, la Universidad de Maribor en Eslovenia y la
Universidad Carnegie Mellon de Pittsburg en Estados Unidos "mientras en 1900 se
esperaba que el 40% de los nacidos en los países desarrollados vivieran más de
65 años, hoy se estima que la mayoría de los bebés nacidos a partir del año 2000
cumplirán cien años". El artículo fue publicado en la reconocida revista Plos
One.
En la mayoría de las personas envejecer era vivido como
una caída, que es lo contrario a lo que veo actualmente
A partir de
este nuevo fenómeno poblacional los estudios académicos se multiplican y la
Argentina aporta el suyo: desde hace veinte años la directora de la carrera de
Psicogeriatría de la Universidad Maimónides Graciela Zarebski, bucea la mirada
local sobre el proceso de envejecimiento. Con los resultados de una encuesta en
la que los participantes dibujan su propia línea de vida, la doctora en
Psicología hace historia: "en la década del 90 y primeros años de este siglo la
mayoría de los encuestados dibujaban una línea en forma de meseta o de montaña,
la perspectiva era que uno va creciendo, llega a una meseta de
estabilidad y concibe el envejecimiento como una caída .
En la mayoría de las personas envejecer era vivido como una caída, que es lo
contrario a lo que veo actualmente. Es muy notable cómo está cambiando la
percepción de lo que es envejecer: ya no es pesimista. La gente dibuja una línea
horizontal o de crecimiento hacia arriba, es decir que considera que puede haber
estabilidad e inclusive ve la posibilidad de seguir creciendo".
Pero la doctora Zarebski prefiere distanciarse de las posiciones negadoras,
casi maníacas del "todo bien": "Este diseño en U, es decir que a partir del
descenso en la mediana edad se seguiría un camino constante de subida constituye
una exageración, ya que se caería así en el otro extremo, el de idealizar a la
vejez".
Una encuesta realizada el año pasado por Gallup y la Universidad de Palermo
halló que el 48% de los argentinos mayores de 65 años se autocalifica como
"bastante feliz". El porcentaje no supera a los más jóvenes sino que marca un
breve declive, ya que se autodefinen del mismo modo el 56% de quienes tienen
entre 35 y 49 años y el 51% de aquellos con edades comprendidas entre los 50 y
64.
En un estudio publicado este año en Perspectives on Psychological Science
Journal bajo el sugerente título ¿Qué hay detrás del fenómeno del envejecimiento
y la felicidad?, la psicóloga de la Universidad de Northeastern Derek Isaacowitz
postula que las personas mayores tienden a focalizarse en los eventos positivos
y borran los negativos. Como si el cerebro mismo protagonizara una selección
tendiente a mantener el ánimo.
Plasticidad en acción
Los descubrimientos sobre plasticidad neuronal fueron nodales en la
revolución actual sobre el proceso de envejecimiento.
"Cuando la expectativa de vida no pasaba de los cincuenta años no había
tiempo para ideales a largo plazo", escribe Zarebski en su último libro El
futuro se construye hoy (Editorial Paidós). Pero duplicada esa cifra, restan tiempo y espacio para construir un nuevo proyecto de
vida.
Definitivamente, la vejez dejó de ser una fase de pasividad. El cerebro sigue
en proceso de renovación durante toda la vida. La única receta es usarlo. Pero
con descansos.
La vejez dejó de ser una fase de pasividad. El cerebro
sigue en proceso de renovación durante toda la vida. La única receta es usarlo.
Pero con descansos
A través de su estudio "Buscando la llave para un
envejecimiento feliz", investigadores de la Universidad de Rotterdam,
concluyeron que en los adultos mayores el secreto del bienestar consiste en
combinar esfuerzo y descanso. Como una abrumadora mayoría de estudios, reconoce
el valor de estar activo a través de la realización de actividades físicas,
sociales, cognitivas y hogareñas. Pero destaca la necesidad de intercalar el
movimiento con espacios para el descanso que permiten recuperarse del esfuerzo
invertido en la actividad.
"Siempre estuve en movimiento", confiesa a los 67 años Graciela Stabile. "Soy
docente, me dediqué a la narración, trabajé como correctora en una editorial y
en el momento de mi retiro busqué no quedarme. Tenía una asignatura pendiente
que era Historia del arte y este es el cuarto año que la estoy cursando. Siempre
creí que la felicidad es casi utópica, que se refiere a situaciones que uno
busca y no sabe si realmente las encontró. Y gracias a este proyecto y a esta
edad, la utopía parece que se hizo realidad".
lanacion.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario