Lara, de16 años, la hija mayor de Estela Chardón y el periodista Marcelo Zlotogwiazda, es la primera en alzar esta voz para reclamar por su derecho a la identidad. Ella cuenta que fue concebida por ovodonación. "El óvulo de una donante junto con el semen de mi papá formaron un embrión y este fue transferido al útero de mi mama, donde anidó y se desarrolló hasta el momento en que nací", relata, como una novel experta. Reconoce que puede narrar su historia porque sus padres -a diferencia de la mayoría de los nacidos por estas técnicas- le contaron la verdad. Sin embargo, aún le queda un hueco en una parte de su historia: desconoce la identidad del donante. Y este es su reclamo.
"Hablé con padres, médicos, algunos senadores que están tratando el proyecto de ley de fertilización asistida para reclamar por mi derecho: el derecho a la identidad", dice. Es un derecho constitucional que está siendo avasallado en nuestro país por la práctica de la donación anónima". En la Convención de los Derechos del Niño, específicamente en los artículos 7 y 8, se establece el derecho del niño a conocer su identidad y el deber del Estado de respetar y asegurar dicho derecho.
Por si los argumentos personales no bastaran, Iara recupera una de las páginas más trágicas de la historia argentina: "Habiendo tenido la experiencia que tuvimos, de una dictadura militar que ha dejado como saldo a miles de desaparecidos, muchos de sus hijos apropiados y privados del derecho a la identidad, resulta chocante que se pase por alto la ausencia de este registro bajo la excusa de que si la donación no fuese anónima habría menos personas dispuestas a donar".
En nuestro país, la reforma al Código Civil permitió avanzar en temas controversiales como la definición del estatus del embrión concebido por fertilización asistida o la filiación, al establecer que la relación no estará determinada por el material genético sino por la voluntad de la pareja que realizó el tratamiento.
El anteproyecto contempla, incluso, a la maternidad subrogada como método válido para tener un hijo, lo que permitiría, por ejemplo, la homoparentalidad (concepción en parejas de un mismo sexo, reconocidas legalmente desde la sanción de la ley de matrimonio igualitario) .
Los especialistas señalan que el análisis de estos temas pone de relevancia la necesaria adecuación de la ley a las nuevas formas de ser padre y madre. Sin embargo, hasta el momento, el debate sobre las nuevas situaciones procreacionales, paradójicamente, no incluye a los niños nacidos por estas técnicas. Tal como los define Iara: "La parte más importante del proceso de fertilización".
¿Qué sucede con el derecho a la identidad y qué recursos legales tienen quienes se preguntan por su origen genético? Este es aún un interrogante sin respuesta y con escasa visibilidad. "Soy la primera en hablar, pero necesitamos ser muchos, hacer barullo. Mi idea es realizar una red cibernética con otros nacidos de esta forma y apoyarnos mutuamente", propone esta joven.
Las voces médicas
El jefe de Medicina Reproductiva del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (CEGyR) , Gabriel Fiszbajn, considera que la sociedad está madura como para iniciar este debate. "En un tiempo en que nos permitimos una discusión tan profunda como es la que refiere al principio de la vida, por ejemplo, deberíamos también dar lugar a pensar en el momento posterior al parto de los nacidos por medio de reproducción asistida", sostiene.
Estela Chardón, coordinadora de Concebir -grupo de apoyo para parejas con trastornos en la reproducción-, coincide con esta perspectiva. "Se tiene que dar respuesta a la identidad del nacido por estas técnicas. Este debe poder conocer la identidad del donante", señala. Celebra el pedido de Iara y se suma: "Por eso pedimos que haya un registro de las historias clínicas que no se destruya en el tiempo, para que en el futuro el interesado pueda tomar contacto con la persona que donó".
Esta modalidad, adoptad en países como Inglaterra, Nueva Zelanda, Suecia, Noruega, Holanda, Canadá, algunos estados de Australia y el estado de Washington -que modificaron sus leyes para impedir la donación anónima-, coinciden los expertos, permitirá que haya un control de personas nacidas por el mismo donante para evitar el riesgo de la co-sanguineidad.
"En los últimos años, recurrir a óvulos donados se volvió algo cotidiano, sobre todo por el avance tecnológico en los laboratorios de reproducción asistida y, en gran medida, por el aumento del deseo de maternidad a edades cada vez mayores", reflexiona Fiszbajn. Esto, combinado con la donación anónima, puede generar problemas de co-sanguineidad si dos nacidos del mismo donante sin saberlo se casan y tienen descendencia.
El tema ya es reclamado en primera persona por Iara, de 16 años, lo que revela que la técnica de fertilización en la Argentina ya transita una historia. Los primeros nacidos en el país por reproducción asistida- los mellizos Pablo y Eliana Delaporte- ya tienen 27 años.
lanacion.com
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