
“Los aperitivos, sobre todo los disfrazados con un jugo de fruta débilmente alcohólico, cierran el día con esa alegría cautivante del ‘fin del trabajo’. Y actualmente son tendencia, pero es difícil decir cuántas calorías se ingieren casi jugando ”, explica Fatati. El problema es justamente la falta de atención: los platitos y las cazuelitas nos hacen alargar la mano casi sin darnos cuenta.
Es que con una copa en la mano y el hambre de las siete de la tarde, parecería que nos olvidamos de lo que estamos pellizcando: “Hagamos dos cuentas –propone Fatati– un aperitivo a base de vino ronda por sí solo las 200 calorías y los que se sirven en un vaso grande lleno de hielo pero con mucho gin y bebidas pueden incluso superarlas. Y además los maníes: 40/50 gramos suman como mínimo 300 calorías”. Y eso es sólo el comienzo: “Después vienen las papas fritas y los ingredientes.
En el mejor de los casos, estamos en 600 o 700 calorías . En el peor...” Bastante energía “inútil” si pensamos lo que ingerimos, en cambio, con una comida completa. “Pensemos que la comida típica a la italiana –explica Fatati– es decir, 100 gramos de espaguetis al tomate, una ensalada mixta y un helado de fruta suman en total 655 calorías. En el imaginario colectivo, en el primer caso no hicimos más que tomar un aperitivo y en el segundo, en cambio, comimos. En realidad no es exactamente así”. Distraídos por la compañía y por la informalidad de comer pequeñas porciones, en suma, ingerimos una comida de más. Y después de una velada agradable, el despertar podría llegar a ser brusco.
lanacion.com
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