lunes, 28 de junio de 2010

La alergia a la leche se cura bebiéndola

Desde urticaria y dolor abdominal, hasta cuadros más graves como la anafilaxia; los síntomas de la alergia a la proteína de la leche de vaca tienen un gran impacto en la salud y calidad de vida de los más chicos. Hasta el momento, el único tratamiento posible para evitar estas reacciones adversas era excluir a la leche y sus derivados de la dieta infantil, algo complicado si se tiene en cuenta que los lácteos se utilizan para elaborar muchos de los productos que se consumen habitualmente.
Sin embargo, un programa desarrollado por el Servicio de Alergia del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez logró “curar” a los chicos que sufrían sensibilidad a este alimento y, de esta forma, que pudieran incorporarlo con seguridad en su dieta. Se trata de un novedoso tratamiento que consiste en inducir artificialmente la tolerancia a la leche de vaca mediante la administración progresiva de pequeñas cantidades de este nutriente, hasta conseguir que, finalmente, los chicos consuman productos lácteos sin tener reacciones adversas.
Desde 2008, cuando comenzaron con la iniciativa, ya llevan tratados con éxito a veinte pacientes con alergia severa de entre 7 meses y 15 años. “La idea es que mediante la exposición progresiva a la leche de vaca se puede ‘educar’ el sistema inmunológico del chico, que todavía está en formación, para tolerar mejor el alimento”, explicó a PERFIL Gabriela Marin, jefa de la Sección Alergia del Hospital Gutiérrez.
En la Argentina, se estima que las alergias alimentarias afectan entre el 3% y 5% de los niños menores de 3 años. En el caso de la alergia a la proteína de la leche de vaca, el 80% de los chicos se cura de forma espontánea a los cuatro años. Sin embargo, el 20% de los niños no mejora y su alergia se convierte en persistente. Lo novedoso de este programa es que comienza con el tratamiento ante las primeras manifestaciones del problema.
“Hay varias investigaciones que hablan de la inducción a la tolerancia de leche de vaca en chicos mayores de cuatro años. Pero nosotros sentimos que llegábamos tarde, que estábamos perdiendo una ventana de tiempo para lograr torcer la respuesta del sistema inmune y así evitar la evolución de la enfermedad. Por eso nos animamos con pacientes más chicos”, manifestó la alergista María Inés Grillo.
Antecedentes. Aunque es la primera vez que se realiza en la Argentina, este tipo de tratamientos de desensibilización a los alergenos ya se lleva a cabo con éxito en EE.UU. y España con alimentos como la leche, el maní y el huevo. Uno de los estudios pioneros en la materia fue el del investigador Gideon Lack, del King’s College de Londres, en Inglaterra. Gideon observó que los chicos ingleses sufrían diez veces más de alergia al maní que sus pares de Israel. La disparidad tenía una explicación: los niños israelíes estaban expuestos al maní desde edades muy tempranas, ya que es el ingrediente principal de una golosina de consumo habitual. Pronto, la hipótesis de la exposición temprana a un alimento para inducir su tolerancia se convirtió en tratamiento en todo el mundo. El que se realiza en Buenos Aires es por vía oral y bajo estricto control médico.
“Se administran todo los días pequeñas cantidades de leche de vaca primero bien diluida y después cada vez más concentrada, por un período de unos tres meses, con la toma previa de un antihistamínico”, señaló la alergista Mabel Testa. La cantidad de leche se incrementa progresivamente hasta llegar a los 200 centímetros cúbicos en una sola toma. Con esa dosis, se alcanza la tolerancia total del alimento, es decir, la curación y se evitan los síntomas de la alergia, como sensación de picazón en la lengua y la garganta, ronchas en la piel, vómitos, diarreas y dificultad para respirar.
La principal ventaja es que mejora la calidad de vida de los chicos, ya que muchos ven limitadas sus actividades sociales por no poder consumir lácteos. “La verdad es que el tratamiento les cambia la vida. Ver a un chico llegar al consultorio comiendo un chupetín de dulce de leche es una de las mayores satisfacciones”, concluyó Marin.
Cómo actuar ante una crisis alérgica
La alergia alimentaria es una reacción exagerada del sistema inmune ante determinada proteína. El organismo ve a la sustancia como una amenaza y crea anticuerpos específicos contra ella. Se manifiesta a través de síntomas variables: desde urticaria hasta cuadros más graves, como el shock anafiláctico, que incluso puede llevar a la muerte. “La anafilaxia es una crisis alérgica severa que compromete varios órganos: la piel en forma de brotes; el área respiratoria en forma de ahogos, y el área cardíaca a partir de una disminución importante de la presión arterial”, describió Gustavo Marino, jefe de Alergología e Inmunología Clínica del Hospital Universitario Austral.
Ante una crisis anafiláxica, lo principal es actuar con rapidez. Se debe llamar a Emergencia, colocar al paciente acostado con los pies hacia arriba e inyectarle adrenalina o epinefrina para frenar la evolución del cuadro.

diarioperfil.com.ar

2 comentarios:

natalia dijo...

hola, soy de puerto madryn, chubut,me intereso mucho este articulo, tengo una nena,cata de 3 años, con alergia alimentaria, la mas grave a las proteinas de la leche y huevo.me gustaria saber de este programa, agradeceria mas informacion y como acercarnos. gracias,e spero su respuesta

Anónimo dijo...

hola soy linda y tengo una beba de 1 año y 6 meses y es alergica a la leche de vaca puedo hacer eso con ella