sábado, 26 de junio de 2010

Un compuesto del vino tinto frena la degeneración macular en ratones

ELMUNDO.es
MADRID.- El resveratrol es un ingrediente del vino tinto cuyas propiedades antioxidantes lo covierten en uno de los compuestos más investigados en la actualidad. A sus cualidades cardiosaludables, contra el envejecimiento o contra ciertas células tumorales (en el laboratorio, de momento), se suma una nueva ventana: la lucha contra ciertos tipos de ceguera.
De momento sólo en ratas de laboratorio el resveratrol ha demostrado eficacia para combatir la degeneración macular (la causa más frecuente de pérdida de visión en el mundo occidental), la retinopatía que afecta a muchas personas diabéticas o a la que sufren algunos bebés prematuros.
Las tres patologías tienen un mecanismo común, están causadas por un crecimiento irregular de los vasos sanguíneos de la retina. Este mecanismo (denominado angiogénesis) permite un crecimiento anómalo de los pequeños capilares del ojo, que se enmarañan y se debilitan y permiten que se acumule líquido, enturbiando la visión. Se trata del mismo proceso que 'alimenta' a algunos tipos de tumores, que pueden tratarse con fármacos diseñados para frenar la angiogénesis.
En la revista 'American jJournal of Pathology', un equipo de la Universidad de Washington (EEUU) se planteó. 'Si el resveratrol es eficaz contra el envejecimiento, ¿por qué no probarlo en la principal causa de ceguera en el anciano, como es la degeneración macular?'. De manera que trabajaron con un grupo de ratas de laboratorio que sufrían esta patología y las trataron con altas dosis del antioxidante ("más de lo que hay en varias botellas de vino").
Lo curioso, confiesan, es que el resveratrol tuvo efecto en la desaparición de los vasos sanguíneos irregulares por un mecanismo diferente del que se conocía hasta ahora en otras patologías. Una vía de señalización denominada eEF2, que los autores consideran una nueva diana a estudiar mejor a partir de ahora. Hasta ahora, explican los investigadores, el resveratrol había mostrado actividad a través de las sirtuinas, unas proteínas capaces de prolongar la vida de las células y cuyos niveles aumentan con el envejecimiento o en situaciones de estrés y daño celular.
Cautos
De momento son cautelosos porque el modelo de degeneración macular en roedores no es el mismo al de los humanos, y habrá que ver qué dosis debería usarse a la hora de trasladar estos ensayos clínicos a pacientes. Una ventaja que podría tener el resveratrol en el futuro como posible terapia en oftalmología, es que podría administrarse en forma de pastilla, mucho más cómoda para los afectados que las actuales inyecciones intraoculares que se usan para tratar de frenar la degeneración.
La degeneración macular es responsable del 40% de los casos de ceguera en los ancianos, mientras que la retinopatía de los bebés prematuros (cuyos capilares oculares no están suficientemente formados) afecta a unos 50.000 bebés al año en todo el mundo según cálculos de los propios investigadores-

El vino, el nuevo elixir de la juventud
ISABEL F. LANTIGUA
MADRID.- Se llama resveratrol y, aunque cueste pronunciarlo, este compuesto antioxidante empieza a estar en boca de todos por sus efectos antienvejecimiento. Los últimos en comprobar sus bondades rejuvenecedoras han sido unos investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU). En un estudio con ratones han observado que bajas dosis de esta sustancia protegen el corazón de los trastornos propios de la edad.
"¿Cómo es posible que los franceses, con una dieta rica en grasas saturadas, mantengan sus corazones sanos y muestren una incidencia mucho menor de enfermedades cardiacas que los estadounidenses?", se preguntaban los científicos. La respuesta la han encontrado en el vino tinto. Los franceses, al igual que los españoles, suelen acompañar sus comidas con un vaso de vino y es esta bebida, que contiene resveratrol, la que protege su organismo de algunas de las consecuencias perjudiciales del envejecimiento, según publican en la revista 'PLoS One'.
Los autores comprobaron la acción del resveratrol en ratones de mediana edad. A algunos de ellos los alimentaron con una dieta normal, a otros con una dieta de restricción calórica –con un 20% o 30% menos calorías que una dieta normal y que en investigaciones previas ha demostrado ser eficaz a la hora de prevenir los daños que provoca envejecer- y a otros les dieron un suplemento con baja dosis de resveratrol, una sustancia presente en las uvas y en los productos derivados como el vino.
Como a medida que se cumplen años la expresión de los genes varía y se altera, los investigadores se fijaron en estos perfiles genéticos para ver la influencia del resveratrol. En concreto, se centraron en los cambios ocurridos en el corazón, los músculos y el cerebro.
De esta forma, observaron que en el corazón hay al menos 1.029 genes que cambian con el paso del tiempo y reducen la función cardiaca. Pues bien, si la dieta de restricción calórica reduce un 90% de estas alteraciones y previene el envejecimiento del corazón, el resveratrol no sólo no se queda atrás, sino que va incluso un paso por delante al evitar el 92% de los cambios. En aquellos ratones que tomaron la dieta normal no se observó ninguno de estos efectos.
Gran impacto en la salud pública
"Nuestro trabajo pone de manifiesto que introducir un vaso de vino o un suplemento de resveratrol en la dieta a partir de la mediana edad es tan eficaz para evitar los daños del envejecimiento en el corazón como llevar una alimentación con restricciones en la ingesta de grasas y calorías", apuntan los investigadores.
Dado que muchas de las enfermedades de las personas mayores están relacionadas con el propio proceso de envejecimiento, "este hallazgo podría tener un gran impacto en la salud pública, al disminuir la incidencia de algunos trastornos coronarios y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos", añaden.
Respecto a los efectos del resveratrol en el tejido muscular y el cerebro no fueron tan llamativos como en el caso del corazón, pero también ayuda a mantenerlos en forma. En el caso del tejido muscular, tanto el compuesto antioxidante del vino como la dieta de restricción calórica previenen el 26% de las alteraciones genéticas que favorecen el envejecimiento, mientras que en el caso del cerebro los porcentajes son del 13% y el 19%, respectivamente. A diferencia de la dieta restrictiva, el resveratrol no contribuye a una pérdida de peso.
Trabajos anteriores habían indicado que altas dosis de resveratrol podían alargar la esperanza de vida y reducir la mortalidad prematura en algunos invertebrados. Sin embargo, "hemos visto que el efecto positivo de esta sustancia es mucho mayor incluso a bajas dosis de lo que creíamos", destaca Tomas Prolla, profesor de genética y uno de los autores del estudio.
Los investigadores piden que se realicen más ensayos clínicos para confirmar la importancia de estos descubrimientos. "La enfermedad cardiaca relacionada con el envejecimiento es una de las causas de muerte más común entre las personas de avanzada edad, por lo que este hallazgo podría generar una importante y nueva aproximación para mejorar la calidad de vida de estos individuos", concluyen.

Degeneración macular, el centro desenfocado
MARÍA VALERIO (elmundo.es)
MADRID.- La degeneración macular es la segunda causa de ceguera en las personas mayores de 65 años, por detrás de la diabetes. El daño que sufre la mácula afecta a la visión fina, e impide actividades como la conducción, la costura o la lectura.
¿Qué es?
La degeneración macular es una enfermedad degenerativa que afecta al centro de la retina, una zona del ojo llamada mácula. Se trata de la segunda causa de ceguera en las personas mayores de 65 años, por detrás de la diabetes.
La retina es la parte del ojo sensible a la luz. Está situada en la parte posterior del ojo y convierte la luz que éste recibe en estímulos nerviosos que se transmiten al cerebro. El centro de este sensible tejido se llama mácula y es responsable de la visión 'fina', de la que capta los detalles y permite actividades como la lectura, la costura, conducir e incluso reconocer rostros. Se trata de la región más afectada por esta patología.
Cuando la mácula empieza a degenerarse, el centro de la visión comienza a perder nitidez hasta desaparecer completamente. La visión periférica, por el contrario, suele permanecer normal, por lo que rara vez la enfermedad conduce a la ceguera total. Esa pérdida de la visión central suele interferir con ciertas actividades de la vida diaria, como la conducción o la lectura.
¿Qué lo provoca?
Por el momento se desconocen las causas de la degeneración macular, aunque se sospecha que las personas de edad avanzada, los fumadores, los sujetos de raza blanca o con antecedentes familiares de la enfermedad tienen más riesgo de desarrollarla. Otras teorías 'culpan' de este problema a las radiaciones ultravioleta o a ciertos factores nutricionales. De momento, y debido a este desconocimiento, no existe ninguna medida que sea efectiva en la prevención de la degeneración macular. Evitar el tabaco, una buena alimentación y el uso de los suplementos vitamínicos recomendados son las únicas recetas que podrían reducir el riesgo.
Tipos
Degeneración macular húmeda: Su aparición se produce de forma más rápida y supone aproximadamente el 15% de todos los casos. En esta variedad, los vasos sanguíneos que hay detrás de la retina empiezan a presentar fugas de sangre y líquido que levantan la mácula de su lugar normal en el fondo del ojo y ocasionan la distorsión de la visión. Como ocurre con las heridas que se producen en otras partes del cuerpo, estas fugas de sangre dejan en el ojo ciertas cicatrices que interfieren en la visión.
Uno de los primeros síntomas que permiten sospechar de su aparición es que las líneas rectas se vean onduladas. Se trata de una variedad que avanza rápidamente y se considera más grave que la forma seca. Generalmente se asocia su aparición con el envejecimiento (a partir de los 70 años, sobre todo), aunque una miopía muy desarrollada o ciertas infecciones oculares (como la histoplasmosis) también pueden provocarla.
Degeneración macular seca: En este caso, la pérdida de visión central es más lenta y progresiva; de hecho, su síntoma más común es una visión central borrosa que empeora lentamente (el paciente puede tener problemas para reconocer los rostros, o es posible que necesite más luz de lo habitual para leer). Es la forma más común de la enfermedad y se asocia con pequeños depósitos en la mácula llamados drusas. Se trata de acúmulos de color amarillo debajo de la retina que el oculista puede detectar durante un examen completo de los ojos con dilatación de las pupilas.
Esta variedad de degeneración macular se produce cuando las células de la mácula que son sensibles a la luz se deterioran, haciendo que la vista se nuble gradualmente. A medida que el problema empeora es posible notar un punto borroso en el centro de la visión, aunque cuando afecta a un solo ojo es posible que el paciente no note ningún cambio en su visión general, y que vea incluso los detalles pequeños y sea capaz de conducir.
Cómo se diagnostica
La degeneración macular puede tardar años en desarrollarse, por lo que es importante que acuda al oftalmólogo ante la aparición de cualquier signo sospechoso. Líneas rectas que se ven curvas, dificultades para ver de lejos o distinguir los colores... A partir de alguno de estos síntomas sospechosos, el oculista puede llevar a cabo un completo examen del ojo que permita diagnosticar la enfermedad. Los especialistas recomiendan que todas las personas mayores de 40 años acudan al menos una vez al año al oculista para realizarse una revisión que incluya una inspección detallada de la retina.
Entre las pruebas que se utilizan para detectar la degeneración macular se incluye un análisis del fondo del ojo (con las pupilas dilatadas para que el especialista pueda mirar través de una lente de aumento) para observar cualquier cambio sospechoso en los vasos sanguíneos, así como una angiografía con fluresceína que permite observar con mayor claridad la vascularización del ojo.
Para ello se inyecta en el brazo del paciente un colorante (la fluoresceína) que a través del torrente sanguíneo llega hasta los vasos sanguíneos de la retina. Una vez allí, y aprovechando que están 'teñidos', se hacen varias fotografías secuenciales de la retina para detectar si existe algún vaso sanguíneo que está 'goteando'.
Cómo se trata
Las terapias actualmente disponibles son poco efectivas y tratan más bien de frenar la progresión de la lesión y la pérdida de visión. Los pacientes suelen tomar una combinación de suplementos nutricionales a base de antioxidantes (vitaminas E, C y betacarotenos) y zinc.
Si los vasos afectados no están en la mácula se puede realizar una coagulación mediante láser para evitar que los vasos alterados se acumulen y produzcan nuevas hemorragias. Para ello se emplea un láser térmico que cauteriza los vasos sanguíneos que presentan fugas e impide su propagación. El láser, sin embargo, no está exento de riesgos y sólo puede tratarse con esta técnica a un pequeño porcentaje de pacientes con la forma húmeda de la enfermedad. Además, las recaídas después de esta intervención son bastante frecuentes.
Una opción más novedosa consiste en la aplicación de terapia fotodinámica. Para ello, se inyecta un medicamento sensible a la luz (verteporfin) a través de una vena del brazo, que llega hasta el ojo siguiendo el torrente sanguíneo. Cuando el especialista enfoca dentro de los ojos con un láser no térmico, el fármaco produce una reacción química capaz de destruir los vasos sanguíneos anómalos. Al contrario que el láser, esta terapia no destruye el tejido sano que rodea a la lesión.
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