miércoles, 23 de noviembre de 2011

Los códigos QR invadieron el paisaje urbano


Cuánta gente se habrá preguntado qué son y qué esconden esos extraños cuadrados con puntos negros y blancos que invadieron la ciudad como hongos. Aparecen en carteles publicitarios, en trenes, subtes y estaciones, en publicaciones, programas de televisión y hasta pegados sobre un envase de cualquier producto. Parecen todos iguales, pero no es así. Son los códigos QR (quick response, respuesta rápida, en inglés), gráficos bidimensionales que almacenan información que sólo puede ser descifrada a través de un teléfono inteligente, o smartphone. Cada uno contiene una información distinta, tal vez un vínculo a una página web, tal vez un video, una canción o un simple mensaje.
Están revolucionando la publicidad callejera, ya que son un enlace entre el mundo real y un contenido web. Para poder usarlos es necesario descargar una aplicación al celular que permita su lectura. Luego será cuestión de enfocar el código con la cámara, escanearlo y listo. La información detrás del gráfico se revelará en la pantalla. Y de ser un link o una dirección url, se necesitará Internet para poder acceder a ese contenido.
"El código QR es la evolución de un código de barras, pero con mucha mayor capacidad de almacenar información y que sólo podés leer con un celular inteligente en la medida en que tenga cámara. Justamente por eso las mayores aplicaciones son más por una cuestión de marketing o de posicionamiento que por la respuesta real que vaya a tener", dijo a LA NACION Enrique Carrier, analista en mercado de telecomunicaciones. Según apuntó, el uso de los QR en el país explotó en los últimos meses de la mano de la creciente popularidad de los smartphones.
Desde el punto de vista de la publicidad, Diego Bertagni, director de arte digital de la sede Buenos Aires de Ogilvy & Mather, habla tanto de las limitaciones como de los atractivos de estos códigos. "Cuando plasmás una idea en digital, tenés que tener en cuenta que no son publicidades como las de televisión, gráfica o radio, donde la persona está casi cautiva. En digital necesitás que el consumidor dé ese paso, ese esfuerzo gigantesco que significa que alguien se mueva por una marca, aunque sólo sea escanear un código. Eso es lo que pasa con los QR", dijo.
A la hora de las limitaciones, insistió en la idea de que muchos no saben usarlos y que en muchos sistemas operativos móviles (iOS de iPhone, Android, etcétera) para poder escanearlos hay que bajarse una aplicación, para poder leerlos. "La masa crítica que lee QR es tan baja que muchas ideas no terminan llevándose a cabo", admitió Bertagni.
La incursión de Coca-Cola Argentina en el uso de los QR es reciente. Así lo afirmó su marketing manager, Katzi Olivella, quien dijo que la idea de la empresa es generar algo nuevo en la comunicación, si bien no todos los usuarios cuentan con esa aplicación. "La vía pública es muy transitada y por eso queremos ofrecer un poco más de mensaje de lo que cabe en un afiche. Y desde el código podemos generar un vínculo virtual, una relación más fluida con la marca y fortalecer la preferencia. Decirles a los jóvenes que los entendemos y que hablamos su idioma", dijo.
Por eso, con cada bebida gaseosa buscaron un diálogo diferente: Coca-Cola incluye, tras los códigos, geolocalizadores que ubican los puntos de venta más cercanos a donde el usuario esté. Fanta, en cambio, como propone la diversión como estilo de vida, permite acceder a una aplicación con dos juegos para el celular. Y Sprite linkea directamente a su página web, en la que se puede "tunear" una foto.
Incluso, el legislador porteño de Pro Ezequiel Fernández Langan presentó un proyecto de ley para implementar los códigos QR en la ciudad con el fin de brindar o ampliar información sobre actividades culturales, patrimonio histórico, monumentos y esculturas, espacios públicos, lugares turísticos. Algo que como prueba piloto ya realizaron en algunos afiches callejeros que promocionan el FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires).
Pero... "¿sirve poner un código en un soporte donde estás pasando con el auto? -se pregunta Bertagni-. El recurso debe potenciar una idea, rara vez se da al revés".
Para Carrier el uso de los QR se va a difundir más por el boca en boca que por una campaña puntual. Pero destacó un dato no menor: en los primeros tres trimestres del año, de los nuevos celulares que se vendieron en el país uno de cada cuatro fue un smartphone. Un elemento indispensable para que los QR no sólo sean un enigmático gráfico en blanco y negro.
lanacion.com

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