domingo, 27 de noviembre de 2011

Las mujeres siguen muy lejos del poder económico

Las mujeres realizan el 66% del trabajo en el mundo, producen el 50% de los alimentos, pero reciben el 10% de los ingresos y poseen sólo el 1% de la propiedad”. La estadística, que muestra la abismal diferencia de hechos y derechos que afrontan los seres humanos en el mundo según el género al que pertenezcan, es del grupo Mujeres de la ONU, pero fue citada por Janamitra Devan, vicepresidente del Banco Mundial a cargo del sector Desarrollo Financiero Privado, al presentar el trabajo sobre el acceso de la mujer a los negocios y al poder económico.
El reciente estudio fue elaborado a partir de la encuesta realizada a 12.500 empresas habitualmente consultadas para elaborar el ranking anual de Facilidades Comerciales, conocido como Doing Business , sobre 141 economías.
El informe “Eliminación de los obstáculos a la inclusión económica” concluye que 103 de las 141 economías estudiadas siguen imponiendo las diferencias legales sobre la base de género. Las mujeres representan el 49,6% de la población y sólo el 40,8% de la fuerza laboral en el sector formal.
Las economías con una mayor diferenciación jurídica entre hombres y mujeres tienen menor participación femenina en la fuerza laboral formal.
Algunas leyes de vieja data que tuvieron una intención protectiva hacia las mujeres, como la jubilación a menor edad, la prohibición de trabajo nocturno o las licencias por maternidad, atentarían contra las oportunidades laborales de las mujeres. Donde las licencias por paternidad también son amplias, las mujeres tienen mayor inclusión e ingresos más altos.
En Oriente Medio y Africa del Norte las diferencias son mayores. En Africa, una notable excepción es Kenya, las reformas de los últimos años la conducen a la paridad de género. A nivel regional, la mayoría de las mejoras en la paridad de género tuvieron lugar en América Latina.
Las mujeres tienen una presencia limitada en los consejos de directores de todo el mundo. En Noruega, donde el porcentaje es el mayor, representan el 40% del total de directores y esto se debe a que el gobierno aplicó el concepto de discriminación positiva imponiendo un cupo. En Suecia, un país de altísimo desarrollo y vanguardista como pocos en cuanto a derechos femeninos, ese porcentaje –sin el cupo legal– es del 21%.
En el otro extremo se encuentran países árabes donde la mujer no goza de los mismos estándares: en Jordania, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos la representación está por debajo del 2%. Pero tampoco llegan al 2% del directorio en el muy desarrollado y moderno Japón.
¡ Tengo una amiga mujer! Fuera de ese promedio, llamó la atención la alta fracción de empresas que presenta al menos una mujer directora, “lo que sugiere que las grandes empresas se dedican a lo que se podría llamar el formulismo de género”, se explica. Es decir que se completa el casillero; si usáramos la ironía popular, estas empresas pueden decir “tengo una directora mujer”.
Es el caso de las empresas francesas: el 90% de las empresas tienen al menos una mujer directora; pero sólo el 14% de todos los directores son mujeres.
Las diferencias persisten en países de altos ingresos (OCDE) y no tienen relación con la educación. La brecha educativa se cierra pero no se abren de igual modo las puertas profesionales.
De acuerdo a los títulos académicos o universitarios, en países de altos ingresos, un 6% de los varones ocupan puestos directivos y sólo un 3,8% de mujeres. En contraste, el 11% de las mujeres están empleadas en puestos administrativos, contra un 7% de los hombres.
Entre los titulados en ciencias, el 55% de los hombres y el 33% por ciento de las mujeres trabajan en ocupaciones relacionadas con la física, las matemáticas y la ingeniería. Por otra parte, el 22% de las mujeres, pero sólo el 13% de los hombres, con esos títulos se convierten en maestros.
Emprendedoras pymes Las diferencias también se notan en otras características. Por caso, en las empresas dirigidas por mujeres la productividad por trabajador es menor que en aquellas manejadas por hombres: Europa y Asia Central (-34%), América Latina (-35%) y Africa subsahariana (-8,6%).
Las mujeres empresarias, además, tienden a operar en un número limitado de sectores, poblados por empresas más pequeñas, con escaso valor agregado y bajo crecimiento potencial.
Se concentran en el sector servicios y en las empresas que conforman más a los roles femeninos (salones de belleza, venta de alimentos y costura). El móvil, para la mayoría de las mujeres, es “la necesidad”, mientras que para los hombres es “explorar las posibilidades del mercado”.
Sobre las diferencias salariales, los datos son bastante más conocidos: la brecha entre los asalariados promedio hombres y mujeres oscila entre el 20% y 30%.
clarin.com

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