lunes, 14 de noviembre de 2011

La muerte en Internet: El mundo virtual ahora también ofrece servicios y ritos fúnebres

PRECAVIDO. PECULO YA SE MANDO A HACER UN CAJON DE ESTILO GAUCHESCO.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina con el Padre en la comunión del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos...en Internet ”. Habrá que acostumbrarse a ese nuevo responso. Los mails, las cuentas de Facebook y otras redes sociales, Twitter, descargas de videos y música, las fotos, los blogs. Todo eso, el archivo paralelo de nuestro paso por el mundo físico, conforma nuestro patrimonio digital ¿Pero qué pasa con toda esa información cuando morimos? Lo que ya es costumbre en Estados Unidos y algunos países europeos, de a poco empieza a hacer escala en nuestro país. Ya hay empresas que ofrecen guardar claves y contraseñas hasta que quien contrata el servicio muera y otro pueda acceder a sus cuentas. O cementerios virtuales con sus respectivas lápidas para recordar a quien se fue. O cámaras para que alguien, en alguna parte del mundo, siga el velorio online.
“Siempre nos costaron estos temas, pero de a poco se están notando algunas transformaciones en el ámbito funerario en nuestro país que van de la mano de lo tecnológico”, dice Antonio Flores, director de la Federación Argentina de Entidades de Servicio Fúnebre y Afines (Fadedsfya). En plena crisis, a algunos emprendedores se les ocurrió recrear en la Web un cementerio, un paseo virtual por nichos, sepulturas y lápidas donde dejar condolencias. La única condición era pagar una parcela. O mejor dicho, un espacio en el éter. “Pero las empresas fúnebres que quisieron cobrar por el servicio fracasaron. Ahora estamos diseñando una plataforma para que la familia guarde fotos, videos, audios de la persona fallecida. También le pueden dejar mensajes. Cada familia tendrá una clave de ingreso y el servicio será gratuito”, adelanta Flores. Dice que será algo así como el “Facebook de los muertos”.
A propósito, esa red social ofrece varias opciones en caso de muerte. Se puede dar de baja el perfil enviando a Facebook una esquela o aviso fúnebre que confirme el deceso o convertir el perfil en “conmemorativo”. Allí se pueden guardar y compartir los recuerdos de la persona fallecida, eliminar información confidencial –como las actualizaciones de estado– y restringir el acceso al perfil únicamente a los amigos confirmados. En esa red social conviven los que eliminaron el perfil del fallecido, los que lo volvieron un “homenaje” y aquellos que mantuvieron activa la cuenta, porque obtuvieron la clave de alguna forma. “Cuando alguien nos deja, no abandona ni nuestra memoria ni nuestra red social”, escribió Max Kelly, responsable de seguridad de Facebook, en el blog corporativo de la empresa. Calculan que en Facebook hay unas cinco millones de cuentas de gente muerta .
Antes de eternizarse en la Web, en Argentina ya hay cinco empresas que ofrecen participar de un velorio derribando kilómetros de distancia. Explica Flores: “Colocamos una cámara en la donde está el cuerpo y transmitimos el velorio online . Entonces si un familiar está lejos y por algún motivo no puede viajar, se conecta a Internet y lo sigue desde su casa”. A esta nueva forma, visual, se le agrega la musicalización de los funerales, algo que no era costumbre, y los velorios personalizados, además del creciente interés por la tanatoestética (ver aparte).
Las contraseñas de los correos electrónicos y de las redes sociales, son parte fundamental del patrimonio no físico de una persona. El “hackeo” de cuentas en nuestro país es ilegal –aunque suceda, claro– pero si se trata de una persona fallecida es todavía más difícil porque el hacker necesita que la persona esté viva para que caiga en su trampa. Sin embargo, ya hay empresas que ofrecen custodiar claves y contraseñas hasta que su dueño muera. “Testamento virtual”, una empresa con sede en España, se presenta en Internet como “una caja fuerte virtual para guardar toda su información más confidencial en un único servidor con acceso online de alta seguridad”. En esa “caja fuerte virtual” pueden dejarse desde claves de mail y tarjetas de crédito, imágenes de objetos que serán legados, hasta los pasos a seguir el día del funeral. ¿El costo? 30 euros anuales. Y el interesado puede vivir en cualquier parte del mundo.

Cremaciones, una tendencia en aumento

Las nuevas ofertas tecnológicas post mortem hacen pie en grandes ciudades: Buenos Aires, Córdoba y Rosario. En el interior del país, más tradicionalistas, se observan otros cambios. Allí las despedidas suelen ser más largas, a cajón abierto y con más movimiento en los cementerios. Sin embargo, al igual que en la Capital: las cremaciones van en aumento.
En la Ciudad ya hay 32 cinerarios comunitarios en parroquias para que los familiares depositen los restos de su ser querido luego de la cremación. Y en otras provincias como San Juan, Mendoza, Córdoba, Salta y Corrientes también los instalaron. La Iglesia Católica permite la cremación pero no esparción de cenizas, de ahí la idea de colocarlos en las parroquias.

El ataúd personalizado: “La idea es resaltar la vida y no la muerte

No se dice cajón, se dice ataúd. Si ponés “cajón”, te mato”. Ricardo Péculo corrige, de entrada y atinado, un error común entre los que experimentamos una especie de frío cuando hablamos de la muerte. “Ataúd es cuando está vacío. Féretro es cuando contiene un cuerpo. ¿Está?”, sigue Péculo, director del Instituto Argentino de Tanatología Exequial. El ya se mandó a hacer el caj... el ataúd. Y dice: “No sé cuándo lo voy a tener que usar, pero por las dudas, ya lo tengo. Estoy en la fila, pero pido que no me empujen”.
Ya lo hizo Quinquela Martin. El artista se fabricó su propio ataúd y sobre madera pintó una escena del puerto de La Boca. Pero Péculo está a la moda. Si bien la tecnología empieza a actualizar a los argentinos en materia de velorios, los funerales personalizados o “temáticos” ya marcan tendencia en, al menos, la Ciudad. La idea es resaltar las pasiones que el fallecido tuvo en vida, por un deporte, un equipo de fútbol, un estilo de música. “Es decir, resaltar una vida vivida y no la muerte”, descifra Péculo.
Ya se vio en la última edición de Funexpo, la muestra de servicios fúnebres que se hace cada dos años en el país. Ahora los ataúdes pueden personalizarse. Esto quiere decir que los que quieran adelantarse a la pompa fúnebre ya pueden ir encargando el suyo. Con un escudo de Boca o pintado con pentagramas, o con una cancha de golf. También están “los de póster”: motivos de pájaros surcando atardeceres, un cielo, un jardín florido, una playa.
O el de Péculo, que se lo encargó hace un año a Casa Galli y José Del Feo, el artista que lo retrató a él vestido de gaucho. “Yo hice el borrador y ellos se ocuparon del resto. Me inspiré en lo tradicionalista, porque yo soy un amante de lo gauchesco”, explica. Adentro, el ataúd está “forrado” con guarda pampa, un tejido elaborado por los mapuches. La almohada es del mismo motivo.
Además de las coronas, en los funerales personalizados ahora se usa colocar atriles con fotos y objetos preciados del difunto fallecido. “O llevar los palos y la bolsa de golf, si la persona solía jugar. O la caña de pescar. O la bicicleta con la que salía a pasear”, suma Péculo.
Y hay una técnica que “se pide mucho”: la tanatoestética, que significa embellecer el cuerpo con cosméticos para presentarlo en el velorio. Para esto, algunas casa velatorias piden que el familiar llene un formulario. Allí se pregunta si la persona usaba tintura, que marca y tono; si se pintaba las uñas y de qué color; si usaba piercing o si su estilo de vestimenta era “traje” o “ropa sport”. Ese multiple-choice no es una cuestión frívola frente a la muerte. “La medicina te mantiene vivo pero también te destruye. Con esta técnica le sacamos los rasgos de sufrimiento. En muchos casos es una ayuda para la familia”, considera Péculo.
¿Faltará mucho para que se implemente el souvenir fúnebre? Es lo que sucede en Estados Unidos, donde se encapsula en una joya un poco de las cenizas de la persona fallecida. También ofrecen imprimir una foto del muerto, mezclando una tinta especial con sus cenizas.Dicen quienes están en el rubro fúnebre que para eso acá hay que esperar.
clarin.com

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