jueves, 10 de noviembre de 2011

EMBARAZO: Las 24 horas decisivas tras romper aguas

Una pareja, durante una clase de preparación al parto. | Jorge Silva
Durante mucho tiempo hubo controversia en la comunidad médica sobre qué hacer cuando una mujer rompe aguas antes de tiempo. Algunos abogaban por inducir el parto mientras que otros señalaban que era mejor esperar y vigilar a la embarazada hasta que el bebé quisiera salir de forma natural. Hoy en día, para evitar complicaciones, los protocolos médicos recomiendan la primera opción.
"Salvo en caso de prematuridad importante del feto, no se recomienda demorar el parto más de 24 horas. El hecho de dejar una bolsa rota, con líquido saliendo, no es nada recomendable", explica a ELMUNDO.es María Jesús Cancelo, ginecóloga del hospital Universitario de Guadalajara y vicepresidenta de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
Generalmente, el hecho de que una mujer rompa aguas -como se conoce coloquialmente a la rotura de membranas llenas de líquido que contienen al feto- marca el inicio del parto. Pero en aproximadamente un 8% de las gestantes este momento llega antes de tiempo, antes de que se esté a punto para parir. Es entonces cuando entran en juego los nervios de los padres y la actuación decisiva de los médicos.
"Si no se actúa y se deja el líquido suelto se corre el riesgo de que se produzca una amnionitis, una infección que afectaría sobre todo al feto pero que también puede perjudicar a la madre. Por eso, lo más apropiado es provocar el parto mediante distintos fármacos si éste no se produce por sí solo entre las 12 y las 24 horas posteriores a la rotura", indica Cancelo. Al abrirse el saco que guarda al bebé, las bacterias del tracto genital pueden entrar y poner en peligro la salud de madre e hijo, entre otras cosas.
Aunque es algo relativamente frecuente, lo cierto es que se desconocen las causas por las que esta membrana se puede romper de forma prematura. "Hay muchos factores que pueden predisponer a ello, pero casi nunca se da con la causa exacta", admite María Teresa Villar, presidenta de la Asociación de Matronas de Madrid. Eso sí, si ocurre una vez aumentan las posibilidades de que vuelva a suceder.

El estudio de las 5.000 mujeres

Para acabar con la controversia que reinaba entre los galenos sobre cuál era la mejor opción para la mujer, Aaron B. Caughey, jefe de Obstetricia y Ginecología en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón (Portland), llevó a cabo una gran investigación durante tres años en la que participaron 5.000 mujeres que rompieron aguas prematuramente. A 2.500 de ellas les indujeron el parto de forma casi inmediata mientras que la otra mitad fue monitorizada y el parto se produjo de forma espontánea o se indujo a los cuatro días.
El trabajo, que se publicó en la revista 'New England Journal of Medicine' en 1996, mostró que las madres corrían menos riesgo de infección si se les inducía pronto el parto y que los neonatos también tenían más posibilidades de sufrir complicaciones. A partir de entonces, aunque no todos estuvieron de acuerdo con los datos, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomendó el parto inducido en estos casos, un protocolo que también se aplica en España.
A pesar de que han pasado 15 años desde entonces, esta investigación sigue siendo la referencia. Estudios posteriores de este mismo autor, aunque con menos participantes, han confirmado los resultados. No obstante, muchos doctores optan por que sea la propia embarazada la que decida qué hacer, tras contarle los pros y contras.

En cualquier momento

"Una cosa son los protocolos y otra la práctica diaria. La actuación dependerá mucho del momento de gestación en el que se encuentre la mujer. Si el embarazo ya ha llegado a término lo más normal es inducir el parto en 24 horas. Pero si la bolsa se rompe antes de las 37 semanas y el feto no está maduro, la situación cambia y lo que se hace es ingresar a la mujer y darle antibióticos para prevenir infecciones mientras se intenta madurar al feto con medicación para que el parto se produzca cuanto antes", explica la matrona Villar, quien añade que "cuanto más pequeño sea el niño más riesgo de complicaciones hay".
Aunque a priori, esta ruptura de aguas temprana no debería dar problemas, las estadísticas señalan que es un suceso que complica entre el 5% y el 10% de los embarazos y es responsable de casi un tercio de los partos prematuros.
elmundo.es

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