sábado, 16 de julio de 2011

El argentino que custodió por años los secretos que oculta el Vaticano



“Existen documentos confidenciales que la Santa Sede no va a mostrar nunca”, advierte mirando fijamente a los ojos el cardenal argentino Jorge Mejía, custodio privilegiado durante seis años de los noventa kilómetros de escritos que componen los archivos secretos del Vaticano.
Y aunque celebra la próxima apertura al público de unos cien textos reservados, aclara que “todo aquello que pudiera comprometer a algunas personas y a su descendencia jamás se hará público”. Entre otros, documentos relacionados con el nazismo verán la luz por primera vez en febrero de 2012.
En 1610, el papa Pablo V ordenó esconder en los Palacios Vaticanos todos los pergaminos de oro y bulas eclesiásticas en circulación. A partir de entonces, un gigantesco búnker –hoy de acero y hormigón– guarda unos 150 mil escritos que resumen 12 siglos de historia y suscitan intrigas sobre el verdadero poder de la Iglesia.
Unos cien de especial interés para los investigadores, se expondrán en el Capitolio de Roma al público en general. La muestra, denominada Lux in Arcana, durará siete meses  y coincide con 400 años de la creación del Archivo.
Entre 1998 y 2003, durante el papado de Juan Pablo II, el cardenal Mejía fue la persona elegida para regentear la Biblioteca Vaticana y el Archivo Secreto. La confianza que Karol Wojtyła tenía en el argentino había nacido años atrás, cuando ambos eran compañeros en la Universidad el Angelicum de Roma.
“Yo tenía experiencia en manuscritos y libros raros y, además, era su persona de confianza. Me pidió que lo acompañara en su lecho de muerte”, cuenta Mejía a PERFIL, y muestra el enorme anillo de oro que le regaló en  2001, cuando lo proclamó cardenal en la Plaza de San Pedro.
Anticipo.
Hoy, a los 89 años, cuenta en exclusiva qué documentos serán los que se podrán ver: la carta de los miembros del Parlamento inglés a Clemente VII para que anule el matrimonio de Enrique VIII (1530), las Actas del proceso contra Galileo (siglo XVII), la Bula de Deposición de Federico II Barbarroja, las crónicas del Concilio de Trento y los polémicos documentos de principios de la Segunda Guerra Mundial.
“Del nazismo se exhibirán cartas de los nuncios durante el reinado de Pío XI, que informan a la Santa Sede lo que pasaba en Alemania en ese momento”, revela el cardenal. Consultado respecto la supuesta documentación oculta que indicaría que Pío XII hizo poco por detener el Holocausto, el cardenal argumenta que “aunque mostremos miles de escritos de ese período, seguramente nos dirán que todavía escondemos algo”.
De la época de la guerra también se revelarán documentos que corresponden a las carpetas con registros clasificados por país. “Hay cartas donde el Estado alemán se queja ante la Santa Sede por el poco apoyo brindado. Además, se expondrá el archivo italiano con la bronca de Mussolini contra el Papa por no defenderlo”, explica.
Otro de los textos que despierta gran expectativa es la carta de los Lores ingleses para que el papa Clemente VII anule uno de los seis matrimonios del sanguinario Enrique VIII. El pedido, hecho a través de un delicado pergamino con 81 sellos en cera roja, fue rechazado por el Santo Padre. ¿La consecuencia? El nacimiento del anglicanismo. “En los archivos están las cartas que le escribe Enrique VIII a Ana Bolena. Las tuve en mis manos, son muy tiernas. El después la manda a decapitar”, agrega, irónico.
Respecto de las actas completas del juicio a Galileo Galilei (1616-1633), acusado de herejía por la Inquisición, la apertura de estos documentos podría contribuir a esclarecer los enfrentamientos entre la Iglesia y el pensamiento científico secular. “También se revelará material del Concilio de Trento, durante sus 25 sesiones, entre 1545 y 1563”, agregó.

Dictado. El Dictatus Papae de Gregorio VII (1073-1085), una de las 27 proposiciones en las que el Papa Magno afirma la supremacía pontificia sobre cualquier otro poder, será uno de los atractivos de la muestra. Y así, podrán verlo –y compararlo– quienes cuestionan an su origen.
Entre los manuscritos predilectos del cardenal que formarán parte de la exhibición se cuenta “una deliciosa carta escrita en seda por la emperatriz china Wang, quien se convirtió al catolicismo con el nombre de Elena”. Otra rareza que podrá ser apreciada es la correspondencia escrita en corteza de abedul por Pierre Pilsemont, jefe de una tribu india de Estados Unidos, al  papa León XIII.
Del temible emperador alemán Federico Barbarroja el público accederá a la Bula de Deposición escrita por Inocencio IV. En ella, Barbarroja –que pretendía dominar todo el imperio–, es declarado “prisionero de sus propios pecados, abandonado por Dios y privado de todo honor”.
perfil.com

No hay comentarios: