ÁNGEL DÍAZ
MADRID.- Los niños y jóvenes que han sufrido un asesinato en su barrio ven reducida su capacidad de atender y concentrarse, por lo que obtienen peores resultados en las pruebas de lectura y comprensión verbal. Así lo ha puesto de relieve un estudio realizado en EEUU, donde el problema es especialmente grave porque los homicidios son la primera causa de muerte en los afroamericanos de 15 a 24 años.
La investigación, realizada en la Universidad de Nueva York por el sociólogo Patrick Sharkey, ha empleado datos obtenidos en la ciudad de Chicago entre 1994 y 2002, cuando la tasa de homicidios alcanzaba sus máximas cotas. Los jóvenes, de entre cinco y 17 años, fueron evaluados durante meses como parte de un programa social llamado Proyecto de Desarrollo Humano en las Familias de Chicago (PHDCN, por sus siglas en inglés), mientras que los lugares y fechas de los asesinatos cometidos en ese periodo se obtuvieron de la Policía de la ciudad.
Al analizar los resultados de los exámenes junto a los datos policiales, Sharkey ha constatado que los jóvenes que residen en una misma zona sacan peores puntuaciones cuando se acaba de cometer un homicidio en su barrio, aunque no hayan sido testigos directos del mismo. Los resultados, tanto en los tests de lectura como en los de destreza verbal, mermaban significativamente si el crimen era reciente, sobre todo si se había producido en la misma semana, aunque se diluían con el tiempo.
Déficit de atención
Los chicos que habían sido examinados antes de que se produjera un determinado homicidio, o varios meses después del mismo, sacaban mejores puntuaciones que aquéllos que aún se encontraban bajo los efectos traumáticos del mismo. El estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), se ha basado en datos de jóvenes afroamericanos, los más expuestos a la criminalidad en sus barrios, y también en hispanos, aunque estos últimos no arrojaron resultados concluyentes en ningún sentido.
El estrés, los traumas y el miedo provocan una serie de anomalías como la falta de sueño, ansiedad o déficit de atención y concentración, las cuales, a su vez, reducen las capacidades cognitivas. Los científicos lo han comprobado en numerosas ocasiones, incluso en experimentos con animales. Pero estudiar estos efectos con humanos no es tan fácil. "La experiencia de vivir junto a un homicida no puede reproducirse en un contexto experimental", explica Sharkey.
Por ello, el sociólogo ha empleado los resultados históricos de las pruebas cognitivas, refrendados con los de otro programa llamado Estudio Tres Ciudades. "Los homicidios locales recientes tienen un efecto no trivial y agudo en la ejecución de pruebas cognitivas por parte de los niños afroamericanos, que se desvanece a medida que la ventana temporal entre el homicidio y el examen se expande", concluye el estudio.
MADRID.- Los niños y jóvenes que han sufrido un asesinato en su barrio ven reducida su capacidad de atender y concentrarse, por lo que obtienen peores resultados en las pruebas de lectura y comprensión verbal. Así lo ha puesto de relieve un estudio realizado en EEUU, donde el problema es especialmente grave porque los homicidios son la primera causa de muerte en los afroamericanos de 15 a 24 años.
La investigación, realizada en la Universidad de Nueva York por el sociólogo Patrick Sharkey, ha empleado datos obtenidos en la ciudad de Chicago entre 1994 y 2002, cuando la tasa de homicidios alcanzaba sus máximas cotas. Los jóvenes, de entre cinco y 17 años, fueron evaluados durante meses como parte de un programa social llamado Proyecto de Desarrollo Humano en las Familias de Chicago (PHDCN, por sus siglas en inglés), mientras que los lugares y fechas de los asesinatos cometidos en ese periodo se obtuvieron de la Policía de la ciudad.
Al analizar los resultados de los exámenes junto a los datos policiales, Sharkey ha constatado que los jóvenes que residen en una misma zona sacan peores puntuaciones cuando se acaba de cometer un homicidio en su barrio, aunque no hayan sido testigos directos del mismo. Los resultados, tanto en los tests de lectura como en los de destreza verbal, mermaban significativamente si el crimen era reciente, sobre todo si se había producido en la misma semana, aunque se diluían con el tiempo.
Déficit de atención
Los chicos que habían sido examinados antes de que se produjera un determinado homicidio, o varios meses después del mismo, sacaban mejores puntuaciones que aquéllos que aún se encontraban bajo los efectos traumáticos del mismo. El estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), se ha basado en datos de jóvenes afroamericanos, los más expuestos a la criminalidad en sus barrios, y también en hispanos, aunque estos últimos no arrojaron resultados concluyentes en ningún sentido.
El estrés, los traumas y el miedo provocan una serie de anomalías como la falta de sueño, ansiedad o déficit de atención y concentración, las cuales, a su vez, reducen las capacidades cognitivas. Los científicos lo han comprobado en numerosas ocasiones, incluso en experimentos con animales. Pero estudiar estos efectos con humanos no es tan fácil. "La experiencia de vivir junto a un homicida no puede reproducirse en un contexto experimental", explica Sharkey.
Por ello, el sociólogo ha empleado los resultados históricos de las pruebas cognitivas, refrendados con los de otro programa llamado Estudio Tres Ciudades. "Los homicidios locales recientes tienen un efecto no trivial y agudo en la ejecución de pruebas cognitivas por parte de los niños afroamericanos, que se desvanece a medida que la ventana temporal entre el homicidio y el examen se expande", concluye el estudio.
elmundo.es
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