viernes, 4 de diciembre de 2009

Sale a la luz una antigua cultura


John Noble Wilford
The New York Times
Antes de la gloria de Grecia y Roma, incluso antes de las primeras ciudades de la Mesopotamia o los templos del Nilo, vivieron en el valle del bajo Danubio y las laderas de los Balcanes pueblos que estaban a la vanguardia de su tiempo en arte, tecnología y en el comercio a grandes distancias.
Durante 1500 años, desde antes del 5000 a.C., cultivaban y construyeron pueblos de proporciones considerables, algunos con alrededor de 2000 viviendas. Eran maestros en la fundición del cobre a gran escala, la nueva tecnología de la época.
Sus tumbas poseen una gran variedad de exquisitos tocados y collares, y en un cementerio se encontró la primera gran colección de artefactos en oro que jamás se haya hallado en el mundo. Los impactantes diseños de la alfarería hablan del refinamiento del lenguaje visual de esta cultura. Hasta los recientes descubrimientos, las piezas más llamativas eran las omnipresentes "diosas" de terracota, figuras originariamente interpretadas como la evidencia del poder espiritual y político de las mujeres en la sociedad.
La nueva investigación, según los arqueólogos e historiadores, ha ampliado la comprensión de esta cultura olvidada durante mucho tiempo y que parecía haberse acercado a los umbrales del estatus de "civilización".
La escritura, sin embargo, no se había inventado aún, y por eso nadie sabe cómo se llamaban a sí mismos estos pueblos. Para algunos estudiosos, la gente y la región son simplemente "Vieja Europa".
Esta cultura, poco conocida, está siendo rescatada de la oscuridad en una exhibición, El Mundo Perdido de la Vieja Europa: el Valle del Danubio, 5000-3500 a.C., que abrió el mes pasado en el Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo, de la Universidad de Nueva York.
"En su esplendor, alrededor del 4500 a.C., esta cultura se encontraba entre los lugares más complejos y tecnológicamente más avanzados del mundo y desarrollaba muchos de los signos políticos, tecnológicos e ideológicos de la civilización" aseguró David W. Anthony, curador invitado de la exhibición.
Los historiadores sugieren que la llegada desde el sudeste de Europa de pueblos de las estepas puede haber contribuido al colapso de esta cultura alrededor de 3500 a.C.
En la preexhibición, Roger S. Bagnall, director del instituto, confesó que hasta ahora "muchos arqueólogos no habían oído hablar de las culturas llamadas «Vieja Europa»". Al admirar las coloridas cerámicas, el Dr. Bagnall, especialista en arqueología egipcia, destacó que en esos tiempos "los egipcios todavía no hacían alfarería como ésta".
A pesar de que las excavaciones del último siglo descubrieron restos de antiguos asentamientos y las figuras de las diosas, recién en 1972 los arqueólogos descubrieron un gran cementerio del quinto milenio antes de Cristo en Varna, Bulgaria, y comenzaron a sospechar que no se trataba de pueblos pobres que vivían en sociedades no estructuradas e igualitarias. En ese entonces, confinados en la soledad de la Guerra Fría, detrás de la Cortina de Hierro, búlgaros y rumanos no pudieron transmitir su conocimiento a Occidente.
La historia que surge ahora es de granjeros pioneros que a partir de alrededor de 6200 a.C. se trasladaron hacia el Norte desde Grecia y Macedonia trayendo semillas de trigo y cebada y ganado y ovejas domesticadas.
Establecieron colonias a orillas del mar Negro y en las planicies de los ríos y evolucionaron en culturas relacionadas pero algo diferentes entre sí. Según los arqueólogos, los asentamientos tuvieron contacto entre sí a través de redes de comercio de cobre y oro, y también compartieron patrones de diseño en sus cerámicas.
Las conchillas Spondylus, del mar Egeo, eran un material importante en su comercio. Quizá las conchillas, utilizadas en pendientes y pulseras, hayan sido símbolos de sus ancestros egeos. Otros estudiosos ven estas adquisiciones realizadas en sitios tan distantes como motivadas por la idea de que esos elementos no eran "commodities" en el sentido moderno, sino más bien símbolos "valiosos" de estatus y reconocimiento social.
Tumbas con más de 3000 objetos de oro
En un amplia área de lo que hoy es Bulgaria y Rumania, la gente se estableció en pueblos de casas de una o varias habitaciones que se amontonaban detrás de empalizadas. Las casas, algunas de dos pisos, tenían marcos de madera, paredes de arcilla y pisos de tierra apisonada.
Algunos pocos pueblos de los Cucuteni, una cultura posterior y aparentemente fuerte al norte de la Vieja Europa, creció hasta más de 323 ha, lo que los arqueólogos consideran es mayor que otros asentamientos humanos conocidos de la época. Pero las excavaciones todavía no tienen evidencias definitivas de palacio, templos o grandes edificios cívicos.
La alfarería hogareña decorada en estilos diversos y complejos sugiere que existían elaborados rituales hogareños a la hora de comer, con enormes cacharros para servir alimentos.
En un principio, la ausencia de una arquitectura de élite llevó a los estudiosos a considerar que la Vieja Europa tenía poca o ninguna estructura jerárquica de poder, pero esto se refutó al encontrarse las tumbas del cementerio de Varna.
Vladimir Slavchev, curador del Museo Regional de Historia de Varna, dijo que "la riqueza y variedad de los presentes de la tumba de Varna era una sorpresa (...) Varna es el cementerio más antiguo encontrado hasta ahora donde los humanos eran enterrados con adornos de oro", aseguró.
Más de 3000 piezas de oro fueron encontradas en 62 tumbas junto a armas de cobre, herramientas y adornos, collares y pulseras de las preciadas conchillas egeas.

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