lunes, 14 de diciembre de 2009

Los jóvenes argentinos aún sufren los efectos de la crisis de 2001

Si bien la Argentina tiene índices altos de desarrollo humano en comparación con otros países de la región, aún no pudo recuperarse de la crisis de 2001. Es una de las conclusiones salientes del último informe sobre jóvenes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Según la investigación, hay menos exclusión, pero la inclusión es más desfavorable, con la incertidumbre de trabajos inestables y pocas oportunidades de participación. Además, los jóvenes argentinos perciben que aumentó la inseguridad y la discriminación.
El trabajo también destaca que los principales problemas para este grupo de entre 15 y 29 años son la deserción estudiantil y las altas tasas de desempleo. El 21% de la población argentina es pobre (datos de la CEPAL de 2007). Así, es el país del Mercosur con menor cantidad de pobres después de Uruguay (18%).
Una buena: la Argentina registra el mayor porcentaje de finalización de la enseñanza terciaria (uno de cada ocho jóvenes de 25 a 29 años). Esto es importante porque la pobreza crónica entre los jóvenes que tienen 15 años o más de educación es casi nula.
Aunque los menores de 30 años que no tienen trabajo representan casi 60% del total de desempleados (cifras similares a las de Brasil y Uruguay), Argentina se distingue por presentar la menor diferencia entre desempleo masculino y femenino en todo el Mercosur. Entre los jóvenes de 15 a 29, los excluidos -no estudian ni trabajan- son el 22%, igual porcentaje que los incluidos desfavorablemente. Son cifras similares a las de Uruguay y Brasil. Si bien el porcentaje de excluidos se redujo levemente en los últimos años, aumentó el de incluidos en forma desfavorable.
Se estima que el 45% de los jóvenes argentinos son propietarios de vivienda, aunque con un alto porcentaje de hacinamiento en comparación con los restantes países de la región, con excepción de Paraguay, donde los niveles son superiores. Argentina exhibe un menor nivel de confianza institucional. Sólo el 57% de los argentinos confía en las instituciones educativas, frente al 70% de los demás países del Mercosur.
Según los especialistas que participaron en la elaboración del informe, "a la tradicional visión de una sociedad con una pasión igualitaria se contrapone la de una creciente desigualdad, con signos que mostrarían un incremento en las distancias entre clases, separadas por el temor, el estigma y la discriminación". En el caso de los jóvenes de sectores populares, la inseguridad es un problema relevante, pero no tanto en relación a eventuales victimarios como al hostigamiento policial o por parte de guardias privados, en especial de lugares nocturnos. Para los sectores vulnerables y excluidos, la policía es la fuente principal de inseguridad. La discriminación es el tema más relevante para los jóvenes excluidos. El color de piel, apariencia, vestimenta o lugar de residencia son los principales factores de diferenciación.
Uno de los temas que más preocupa es la deserción de la escuela secundaria, atribuida a la necesidad de trabajar para tener una renta mínima que garantice la subsistencia. Para los expertos, esto condena a los jóvenes a una situación de estancamiento que frustra sus planes vitales y el desarrollo de sus capacidades. También hay una importante preocupación por las tasas de desempleo que, si bien afectan a toda la sociedad, golpean especialmente a los jóvenes. En algunos casos, los jóvenes son parte de una tercera generación de desocupados, lo que debilita la transmisión intergeneracional de la "cultura del trabajo" y afecta sus expectativas y percepciones. Las recomendaciones de los especialistas son: políticas orientadas a la conclusión del ciclo educativo, la capacitación en oficios, la difusión de las nuevas tecnologías y el acceso a trabajos decentes en estrecho vínculo con proyectos educativos.
clarin.com

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