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martes, 14 de diciembre de 2010

Diez tecnologías que se resisten a desaparecer

Ariel Torres
Cada vez que pienso en esto temo estar siendo testigo de una falla en la Matrix. Es decir: ¿cómo es posible que objetos y tecnologías con 2000, 3000 o 4000 años todavía sigan siendo omnipresentes en nuestras vidas? ¿Es posible que el no contar con un instrumento ideado 600 años antes de Cristo todavía pueda arruinarnos la tarde? ¿No estábamos en el siglo XXI? ¿No habíamos despachado toda atadura con el pasado mecánico y analógico?
Sí, bueno, esa es precisamente la confusión con la que tropiezan muchos apresurados entusiastas que no han tenido el tiempo para observar los cambios con cierta perspectiva. La revolución digital no es diferente de las otras que han ocurrido desde la invención de la rueda o el descubrimiento de la agricultura. Es decir, no es uniforme. Una escena actual, de la actualidad que fuese, siempre es una combinación de tecnologías nuevas y antiguas, de emergentes y persistentes.
Mire a su alrededor y lo notará al instante. Junto a su reluciente notebook modelo 2010 casi seguramente haya uno que otro papel (2200 años de antigüedad) y una birome (72 años desde que Bíró registró su patente), y tal vez un manojo de llaves (una tecnología con no menos de 4000 años de historia).
A continuación, las diez tecnologías e instrumentos arcaicos que he ido anotando en los últimos meses y los motivos por los que, en mi opinión, todavía tienen para un rato más entre nosotros.
El reloj de pulsera (1868)
Cuando estuve en Europa, a principios del otoño, decidí no llevar mi reloj de pulsera. Era una cosa menos por perder. "Y -razoné- puedo mirar la hora en el celular, que además es digital y computarizado y por lo tanto podré configurarlo para una docena de horas locales, etcétera".
Tonterías. Al tomar esa decisión pasé por alto algo fundamental. Cuando cargás una mochila, estás perdiendo un tren o un avión, y tus manos están ocupadas con mapas, bolsos, pasajes y un café, que ha sido tu único alimento esa mañana porque te quedaste dormido, un simple giro de la muñeca te permite saber la hora de forma instantánea y sin complicaciones, distracciones ni detenciones. Siempre y cuando a) hayas llevado tu reloj y b) no sea la misma mano que la que sostiene el café.
En suma, me juré nunca más salir de mi casa sin el reloj de pulsera. Digital, analógico, ecológico, con manecillas, LCD, con calculadora, no importa, la idea de consultar el cronómetro sin manipular ningún dispositivo es tan pero tan buena que no hay computadora, celular, smartphone o servicio online que lo supere.
Nota al margen: hace más o menos un mes se le agotó la batería a mi reloj y ya estoy planeando adquirir uno de esos que no requieren cambiarle la pila.
El lápiz y el papel (4000 a.C.)
Todavía debo una columna sobre el papel. De momento diré, tan sólo, que ningún otro registro es más confiable, salvo que lo tallemos en piedra, ni más inmediato.
Si quiero tomar una nota con mi iPhone tengo que apretar el botón de desbloqueo, ingresar la contraseña, abrir la aplicación de notas, tocar la pantalla y, por fin, tipear en un teclado que es de todo menos cómodo. En la computadora tengo un atajo que abre el Bloc de Notas . Rápido y cómodo, pero hay que acordarse de salvar el documento (con lápiz y papel se salva a medida que se escribe), el atajo debe ser configurado, la computadora no debe colgarse y no se trata de algo muy portátil. En el caso de la netbook, necesito cuando menos sacarla del modo Sleep o de la Hibernación para tomar una nota. Digamos, nada que venga en nuestra ayuda cuando el taxi pasa raudo frente a una casa que nos gusta, que está en venta y queremos anotar el teléfono de la inmobiliaria.
No porque sí seguimos usando lápiz y papel a diario.
El control remoto (1950)
Si la Xbox 360 tiene el Kinect, si los smartphones aceptan comandos de voz, ¿por qué algo tan simple como un televisor o un reproductor de DVD de mesa necesitan un control remoto más o menos tan complicado como el tablero de mandos del Trasbordador Espacial? Parecería que es un típico caso de la tecnología obsoleta que sigue entre nosotros porque es barata. Es decir, que reemplazar el remoto por órdenes gestuales o de voz elevaría el costo del equipo innecesariamente. De ninguna manera.
Este control de infrarrojos, aunque antiguo y odiado, tiene un número de ventajas sobre el control por voz o los mandos de la Wii (Nintendo), Kinect (Microsoft) y Move (Sony). Ventajas, digo, cuando se trata de electrodomésticos, no para jugar al FIFA.
Primero, son bien conocidos. Puede que a todos nos cueste programar algo desde el remoto, pero lo básico es obvio. No hace falta leer un manual para aprender qué gesto u orden verbal cambian de canal o ponen pausa el DVD.
Segundo, no hacen ruido. Podemos ver la tele con auriculares y no despertaremos al cónyuge toda vez que le pedimos Canal Arriba o Canal Abajo.
Tercero, ¿notó la cantidad de remotos que hay en una mesa de living típica? Ese es otro problema. ¿Por qué? Porque mientras la codificación de los infrarrojos es transparente para el usuario, si tuviera que hacer gestos o dar órdenes verbales cada una debería ser única para el dispositivo y la acción. Sería como aprender a hablar de nuevo. En el caso de los gestos, ni hablar..., lea lo que sigue.
Cuarto, su uso está aceptado y nadie se siente ridículo de estar tirado en el sofá apuntando con una cosa de plástico hacia la tele cambiando canales. No ocurriría lo mismo, me temo, si nos viéramos obligados a hacer gestos al estilo de Minority Report. Pero hay más. Cualquiera que haya jugado con una Wii sabe que cambiar de canales por medio de gestos implica un serio riesgo de meterle un codazo al que tengamos sentado al lado.
El teléfono de línea (1876)
Pese a la difusión de los móviles y Skype, la línea física todavía tiene una cantidad de ventajas. No se queda sin carga o sin señal y funciona aunque se corte la luz. En mi caso, uso exclusivamente el celular, pero la línea física sigue ahí para el servicio de Internet por DSL.
El cash (entre 3000 y 600 a.C.)
Cada mes o mes y medio sale la noticia de alguna nueva y exótica forma de pago que usa desde el celular hasta ondas mentales, pero el efectivo todavía puede salvarnos el día. O la noche.
Hace una semana, unos de los restaurantes que visito con frecuencia se había quedado sin POSnet (aparato que lee las tarjetas de débito y crédito). Por fortuna llevaba conmigo efectivo, de otro modo me habría quedado sin el plato que venía planeando y toda la maniobra para dejar el auto a buen resguardo habría sido en vano. Nada grave en comparación con lo que me ocurrió hace un par de meses.
Tenía que dar una clase en la Universidad de Salvador y por esas cosas extravagantes de Buenos Aires me fue imposible conseguir un taxi. Claro, era la hora pico. En fin, sin comentarios.
Podía ir caminando desde el diario hasta Córdoba y Callao, pero hacía un poco de calor e iba cargado. Decidí tomar un colectivo. ¡De verdad, para qué gastar en un taxi por veinte cuadras! Entonces recordé que no tenía más que una patética moneda de 5 centavos en el bolsillo del saco. Quise conseguir cambio en dos o tres quioscos. Me miraron como si acabara de bajarme de un ovni.
Seguí mi marcha a pie mientras rezongaba porque una tecnología antiquísima todavía podía ponernos en jaque. Clink, caja.
Las llaves (4000 a.C.)
Se encuentran entre los mecanismos más antiguos que existen, pero siguen ahí, firmes. No tenemos pudor en reemplazarlas por dispositivos electrónicos en los automóviles, por ejemplo, pero, salvo excepciones, el resto de nosotros sigue confiando en la cerradura mecánica con llave de bronce. ¿Por qué?
La cerradura no requiere energía eléctrica y es notablemente resistente al desgaste. Si el manojo de llaves se nos cae al piso o al agua, si es expuesto al sol dentro de un auto o si nuestro perro decide que es divertido robárnoslo e hincarle el diente durante veinte minutos seguirá funcionando como el primer día.
Un poco de lubricante cada tanto y sabemos por 4000 años de experiencia que podremos salir de la casa. Y, lo que posiblemente sea más importante, volver a entrar.
El interruptor de la luz (1884)
Algo semejante ocurre con las llaves de la luz. ¿Cómo es que todavía no han sido reemplazadas en masa por sensores que perciben si estamos ahí, reconocen quiénes somos y de qué humor estamos, para determinar la cantidad de iluminación adecuada?
Simple: porque eso no serviría para nada. No somos geranios. Nuestra relación con la luz es mucho más complicada de lo que las computadoras pueden todavía evaluar. Tanto que un interruptor en nuestras manos puede hacer un mejor trabajo que todos los sensores del mundo. Basta imaginar el fracaso que sería una fiesta sorpresa si ya hubiéramos abandonado las obedientes llaves de luz. Además, se basan en un principio tan simple que alcanza con que estén más o menos bien fabricadas para durar décadas. Son, quizás en este caso amerita señalarlo, mucho más económicas.
Curioso como pueda sonar, no necesitan energía eléctrica para funcionar, son completamente mecánicas. Claro, ¿para qué podría uno querer encender una luz con un interruptor inteligente si se ha cortado la energía? Ese no es el punto. ¿Qué ocurre si la energía no llega al interruptor? ¿Qué ocurre si sufre una falla eléctrica?
Por supuesto, la domótica considera soluciones mixtas para poder tener lo mejor de los dos mundos, pero en la inmensa mayoría de los hogares y las oficinas seguimos usando interruptores convencionales. Estoy seguro de que me resultaría muy entretenido ponerme a programar la inteligencia de las luces de mi casa (amo la domótica), pero dado que la pila de libros que quiero leer sigue creciendo y mi tiempo es cada vez más escaso, mejor estiro el brazo, enciendo el velador que está junto a mi sofá y vuelvo a la página donde dejé anoche.
Los mapas (16.500 a.C.)
Es la tecnología más antigua de mi lista y por eso la incluyo. No es sólo que estén hechos en papel, lo que podría emparentarlos erróneamente con la segunda mención de este inventario, sino la idea de una vista general de la zona que queremos navegar.
El que estén en papel, por supuesto, también suma. Uno de mis amigos más informatizados me contaba que tiene docenas de planos de edificios en su iPhone, por razones de trabajo. Pero que nunca le faltan los otros, los obsoletos en papel, "para poder hacer anotaciones", me explica.
Pero hay algo más que el mapa, cualquier mapa, ofrece: perspectiva, conciencia de dónde estás respecto de todo lo demás. El GPS te guía, y para los que nacimos con el más profundo e irreversible despiste es una bendición. Pero no me atrevería a iniciar un viaje por ciudades desconocidas sin el buen mapa en papel, ese que no depende de la conexión 3G o la señal satelital. ¿Acaso es que no estoy lo bastante aggiornado? Eso es poco probable, pero sobre todo es irrelevante. Lo que me he venido planteando es por qué ciertas antiguas tecnologías siguen siendo tan populares. Si la cámara de rollos desapareció en tan sólo diez años y ya es una rareza, ¿por qué los miles de turistas que veo en mis viajes llevan una cámara digital y, a la vez, esgrimen su mapa de papel como si fuera a la vez un estandarte y un salvavidas? Porque saben que los llevará de vuelta al hotel y, eventualmente, a su lejano hogar.
La brújula magnética (1400 a.C.)
En una historia que contaré en breve (estoy haciendo algunos experimentos todavía, y no son para nada fáciles) se verá cómo compiten una brújula digital y una magnética, y por qué ésta sigue siendo más confiable. No sólo por los motivos que ya cité en el caso de las llaves y el papel y el lápiz, sino porque es mucho más difícil que se confunda o necesite ser recalibrada. Dadas las consecuencias de elegir el rumbo equivocado (geográficamente o en cualquier otro sentido), la brújula magnética sigue siendo, gracias a su inmutable y casi eterno vínculo con la Madre Tierra, una inequívoca referencia.
La fotocopiadora (1948). Pese a todo, la buena y vieja fotocopiadora no se resigna a desaparecer. Su suerte está unida a la del papel, y todo parece indicar que mientras exista el uno necesitaremos la otra.
¿Y por casa cómo andamos? Nada es eterno, ni mucho menos, pero estoy seguro de que cada cual tiene su propio repertorio de dispositivos de otro tiempo que todavía permanecen vigentes. Será un placer leerlos en los comentarios.
lanacion.com

viernes, 4 de diciembre de 2009

Sale a la luz una antigua cultura


John Noble Wilford
The New York Times
Antes de la gloria de Grecia y Roma, incluso antes de las primeras ciudades de la Mesopotamia o los templos del Nilo, vivieron en el valle del bajo Danubio y las laderas de los Balcanes pueblos que estaban a la vanguardia de su tiempo en arte, tecnología y en el comercio a grandes distancias.
Durante 1500 años, desde antes del 5000 a.C., cultivaban y construyeron pueblos de proporciones considerables, algunos con alrededor de 2000 viviendas. Eran maestros en la fundición del cobre a gran escala, la nueva tecnología de la época.
Sus tumbas poseen una gran variedad de exquisitos tocados y collares, y en un cementerio se encontró la primera gran colección de artefactos en oro que jamás se haya hallado en el mundo. Los impactantes diseños de la alfarería hablan del refinamiento del lenguaje visual de esta cultura. Hasta los recientes descubrimientos, las piezas más llamativas eran las omnipresentes "diosas" de terracota, figuras originariamente interpretadas como la evidencia del poder espiritual y político de las mujeres en la sociedad.
La nueva investigación, según los arqueólogos e historiadores, ha ampliado la comprensión de esta cultura olvidada durante mucho tiempo y que parecía haberse acercado a los umbrales del estatus de "civilización".
La escritura, sin embargo, no se había inventado aún, y por eso nadie sabe cómo se llamaban a sí mismos estos pueblos. Para algunos estudiosos, la gente y la región son simplemente "Vieja Europa".
Esta cultura, poco conocida, está siendo rescatada de la oscuridad en una exhibición, El Mundo Perdido de la Vieja Europa: el Valle del Danubio, 5000-3500 a.C., que abrió el mes pasado en el Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo, de la Universidad de Nueva York.
"En su esplendor, alrededor del 4500 a.C., esta cultura se encontraba entre los lugares más complejos y tecnológicamente más avanzados del mundo y desarrollaba muchos de los signos políticos, tecnológicos e ideológicos de la civilización" aseguró David W. Anthony, curador invitado de la exhibición.
Los historiadores sugieren que la llegada desde el sudeste de Europa de pueblos de las estepas puede haber contribuido al colapso de esta cultura alrededor de 3500 a.C.
En la preexhibición, Roger S. Bagnall, director del instituto, confesó que hasta ahora "muchos arqueólogos no habían oído hablar de las culturas llamadas «Vieja Europa»". Al admirar las coloridas cerámicas, el Dr. Bagnall, especialista en arqueología egipcia, destacó que en esos tiempos "los egipcios todavía no hacían alfarería como ésta".
A pesar de que las excavaciones del último siglo descubrieron restos de antiguos asentamientos y las figuras de las diosas, recién en 1972 los arqueólogos descubrieron un gran cementerio del quinto milenio antes de Cristo en Varna, Bulgaria, y comenzaron a sospechar que no se trataba de pueblos pobres que vivían en sociedades no estructuradas e igualitarias. En ese entonces, confinados en la soledad de la Guerra Fría, detrás de la Cortina de Hierro, búlgaros y rumanos no pudieron transmitir su conocimiento a Occidente.
La historia que surge ahora es de granjeros pioneros que a partir de alrededor de 6200 a.C. se trasladaron hacia el Norte desde Grecia y Macedonia trayendo semillas de trigo y cebada y ganado y ovejas domesticadas.
Establecieron colonias a orillas del mar Negro y en las planicies de los ríos y evolucionaron en culturas relacionadas pero algo diferentes entre sí. Según los arqueólogos, los asentamientos tuvieron contacto entre sí a través de redes de comercio de cobre y oro, y también compartieron patrones de diseño en sus cerámicas.
Las conchillas Spondylus, del mar Egeo, eran un material importante en su comercio. Quizá las conchillas, utilizadas en pendientes y pulseras, hayan sido símbolos de sus ancestros egeos. Otros estudiosos ven estas adquisiciones realizadas en sitios tan distantes como motivadas por la idea de que esos elementos no eran "commodities" en el sentido moderno, sino más bien símbolos "valiosos" de estatus y reconocimiento social.
Tumbas con más de 3000 objetos de oro
En un amplia área de lo que hoy es Bulgaria y Rumania, la gente se estableció en pueblos de casas de una o varias habitaciones que se amontonaban detrás de empalizadas. Las casas, algunas de dos pisos, tenían marcos de madera, paredes de arcilla y pisos de tierra apisonada.
Algunos pocos pueblos de los Cucuteni, una cultura posterior y aparentemente fuerte al norte de la Vieja Europa, creció hasta más de 323 ha, lo que los arqueólogos consideran es mayor que otros asentamientos humanos conocidos de la época. Pero las excavaciones todavía no tienen evidencias definitivas de palacio, templos o grandes edificios cívicos.
La alfarería hogareña decorada en estilos diversos y complejos sugiere que existían elaborados rituales hogareños a la hora de comer, con enormes cacharros para servir alimentos.
En un principio, la ausencia de una arquitectura de élite llevó a los estudiosos a considerar que la Vieja Europa tenía poca o ninguna estructura jerárquica de poder, pero esto se refutó al encontrarse las tumbas del cementerio de Varna.
Vladimir Slavchev, curador del Museo Regional de Historia de Varna, dijo que "la riqueza y variedad de los presentes de la tumba de Varna era una sorpresa (...) Varna es el cementerio más antiguo encontrado hasta ahora donde los humanos eran enterrados con adornos de oro", aseguró.
Más de 3000 piezas de oro fueron encontradas en 62 tumbas junto a armas de cobre, herramientas y adornos, collares y pulseras de las preciadas conchillas egeas.

jueves, 25 de junio de 2009

Hallaron una flauta que sería el instrumento musical más antiguo


John Noble Wilford
The New York Times

NUEVA YORK.- Al menos 35.000 años atrás, en las profundidades de la última edad de hielo, el sonido de la música llenó una caverna en lo que es hoy el sudoeste de Alemania, el mismo lugar y en el mismo momento en que los primeros Homo sapiens también estaban esculpiendo los ejemplos más antiguos conocidos de arte figurativo del mundo.

Un equipo de arqueólogos alemanes reportaron ayer el hallazgo, durante el último otoño boreal, de una flauta de hueso y de dos fragmentos de flautas de marfil que, dicen, representan el florecimiento más temprano conocido de la música en la cultura de la Edad de Piedra. Dijeron que la flauta de hueso con cinco orificios para los dedos hallada en la cueva Hohle Fels, en las colinas al oeste de Ulm, son "los instrumentos musicales más completos hallados en cuevas", en una región donde fragmentos de otras flautas han aparecido en los últimos años.

Una flauta de tres orificios tallada en marfil de mamut fue descubierta años atrás en otra cueva, al igual que otras dos flautas huecas de huesos de ala de cisne. En la misma cueva, los arqueólogos también hallaron bellas esculturas de animales.

Pero hasta ahora los artefactos musicales parecían ser demasiado raros y no estaban tan precisamente datados como para dar lugar a una más amplia interpretación de los tempranos inicios de la música. La evidencia sólida más antigua de instrumentos musicales provenía de Austria y de Francia, pero estaban datados en 30.000 años de antigüedad.

En un artículo que publica la ediciónonline de la revista Nature , Nicholas J. Conard, de la Universidad de Tubinga, en Alemania, y sus colegas escribieron: "Estos hallazgos demuestran la presencia de una tradición musical bien establecida en el momento en que los humanos modernos colonizaron Europa".

Aunque la datación con radiocarbono puede ser imprecisa cuando se realiza en piezas de más de 30.000 años, las muestras de los huesos y el material asociado fueron estudiadas en forma independiente por dos laboratorios de Inglaterra y de Alemania mediante diferentes métodos. Los científicos dijeron que los resultados coinciden en que la antigüedad es de por lo menos 35.000 años.

El doctor Conard, profesor de arqueología, dijo en un e-mail enviado desde Alemania que "las nuevas flautas deben tener una antigüedad cercana a los 40.000 años, y ciertamente corresponden a la datación de los primeros asentamientos de la región".

Una moderna armonía

Los neandertales, los parientes más cercanos del hombre, aparentemente no dejaron evidencias firmes de haber desarrollado la música.

Friederich Seeberfer, un especialista alemán en música antigua, realizó una reproducción en madera de la flauta de marfil hallada previamente. Experimentando con la réplica, halló que la antigua flauta producía un rango de notas comparable en muchos aspectos con las flautas modernas. "Las notas son completamente armónicas", dijo.

Todavía resta construir una réplica del reciente descubrimiento, pero los arqueólogos dijeron que esperan que la flauta de cinco orificios con su mayor diámetro "provea un comparable, o quizás mayor, rango de notas y posibilidades musicales".

Mientras tanto, el doctor Conard comenzó esta semana una nueva temporada de exploración en la cueva Hohle Fels. "Veremos cómo nos va -dijo en un e-mail -. Nunca tengo expectativas. Uno nunca encuentra lo que está buscando, pero uno normalmente encuentra algo interesante."

Arqueólogos y otros científicos sólo pueden especular sobre qué es lo que llevó a estos primitivos europeos a hacer música.

En ese sentido, Conard y sus colegas Susanne Münzel, de Tubinga, y Maria Malina, de la Academia de Ciencias de Heidelnerg, señalaron que el descubrimiento de la flauta de Hohle Fels fue realizado en sedimentos que se encuentran a unos pocos metros de donde fue hallada la figura femenina esculpida de una mujer desnuda, también de unos 35.000 años de antigüedad.

¿Cómo se explica la relación entre ambos hallazgos? ¿Ritos de fertilidad o lazos sociales? Los arqueólogos alemanes sugirieron que la música de la Edad de Piedra "podrían haber contribuido al mantenimiento de redes sociales más extensas y, por lo tanto, quizás hayan ayudado a facilitar la expansión demográfica y territorial de los humanos modernos".

lanacion.com

lunes, 25 de mayo de 2009

El hombre pesca desde antes de lo que se creía


Los seres humanos comenzaron a capturar peces, mariscos y mamíferos marinos diez veces antes que lo que se suponía, según adelantaron ayer científicos marinos que participan en un proyecto de censo de la vida marina. Según sus estimaciones, la pesca se habría iniciado entre hace 30.000 y 300.000 años.
Los investigadores dicen que basándose en estudios históricos que se remontan a registros escritos y paleontológicos durante el pasado milenio, están recalibrando sus mediciones sobre la vida marina. "La pesca realizada por humanos y los impactos en la costa cercana y la vida marina isleña, aparentemente comenzó en muchas partes en el Mesolítico, diez veces antes de lo estimado previamente", afirmaron. Una de sus conclusiones es que los peces grandes de agua dulce comenzaron a desaparecer en la Edad Media, al tiempo se redujo su tamaño, haciendo que los pescadores buscaran sus presas en el mar.
La pesca con redes comenzó con los romanos y fue modernizada en el siglo XVII con el uso de botes de a pares arrastrando las redes. El estudio además asegura que, a inicios del siglo XIX, cuando comenzó la captura sistemática de ballenas, en las aguas alrededor de Nueva Zelanda vivían unas 27 mil ballenas francas australes, 30 veces la cifra actual.
clarin.com

jueves, 14 de mayo de 2009

La figura humana más antigua


BERLIN (EFE).- Arqueólogos alemanes descubrieron la estatuilla humana más antigua conocida. Se trata de una venus con senos y vulva desproporcionados, tallada en marfil de mamut y con una antigüedad de unos 40.000 años.
El hallazgo ofrece nueva luz sobre las primeras expresiones artísticas del hombre primitivo en Europa y presumiblemente en el mundo, declaró Nicholas Conard, profesor de arqueología de la Universidad de Tubinga y responsable de las excavaciones.
La figura, de tan sólo seis centímetros de longitud, fue hallada en septiembre de 2008 durante unas excavaciones en la cueva de Hohle Fels, cerca de la localidad de Scheklingen, en el sureño estado alemán de Baden-Württemberg, aunque el descubrimiento se mantuvo en secreto hasta ahora.
"Nos quedamos sin habla al verla", dijo Conard al presentar por primera vez a la opinión pública la figura, que calificó como "una pieza llena de energía y muy expresiva".
Su compañero Pau Mellars escribe en un artículo que publicará mañana la revista científica Nature que la nueva venus es casi pornográfica, teniendo en cuenta los valores estéticos y morales de la actualidad.
La venus, que será expuesta a partir de septiembre en el Kunstgebäude de Stuttgart, fue descubierta rota en seis fragmentos a unos 20 metros de distancia de la boca de la cueva y le faltan el brazo y hombro izquierdos.
lanacion.com