martes, 15 de diciembre de 2009

Sexo por SMS: da p/darse?

Sacan fotos, graban video, reproducen música y ¿consiguen sexo? Los teléfonos agregaron una nueva función: el toothing, o como conseguir relaciones furtivas por celular.
Por Nicolás Artusi.

Sex, send: el nuevo protocolo del sexo celular impone la relación portátil. O , en reescritura tecno del argumento de venta del buscavidas, para la cartera de la dama o el bolsillo del caballero. Un tsunami publicitario nos ofrecerá las bondades del equipo multifunción (cámara, MP3, redes sociales, GPS, ¡espejito!), pero los entendidos ahora hablan de la última aplicación que no promocionan las telefónicas: el toothing, un encuentro furtivo y casi aleatorio.
¿Lo tenés claro? Como en la película El engaño (Ewan McGregor, Hugh Jackman, Michelle Williams), en la que una red anónima de urbanitas calentones anotados en "La Lista" sólo exigían una contraseña para verse en el hotel y hacerlo, el toothing es un mito urbano ya bien extendido: el cuento dice que estás en el subte o en el aeropuerto, en cualquiera de esos "no lugares" que el sociólogo Marc Augé definió como clichés de la impersonalidad (y que estimulan la ansiedad y el aburrimiento), en esos no lugares, entonces, encendés el bluetooth de tu celular, rastreás otros teléfonos activos de la zona y envías un SMS con la pregunta: "Toothing?".
Si hay onda, y en reversión hétero de un clásico gay, habrá relación fugaz en una "tetera": el baño público de albergue transitorio, como cuenta el libro Fiestas, baños y exilios, de Flavio Rapisardi y Alejandro Modarelli, una oportunidad para el amor de ocasión.
Con el trastorno de ansiedad convertido en epidemia, el toothing es lo opuesto al karma que nos vende Sting como modelo del vínculo virtuoso: tan alejado del sexo tántrico como la estación Carranza del Taj Mahal, un ansiolítico en el polvo rápido.
Pero mientras el sexonline viaja por banda ancha, ¿la tecnología calienta o enfría el ánimo amatorio del varón?
Alguno dirá que el sexo por SMS propicia el fracaso, con su exigencia de la misma característica que le pedimos al aparatito electrónico: múltiples funciones y máxima velocidad. Cortito y al pie: si el mensaje de texto admite una frase sólo hasta una extensión de 140 caracteres, ¿llegó la reivindicación del eyaculador precoz? Ahí donde al telefonito se le pida un tamaño cada vez más chico (y aunque los modelos con tapa imiten la más notable función anatómica masculina: se agrandan para entrar en acción), una mística de la portabilidad daría un respiro en sus preocupaciones al poco dotado.
Sofocado por el sueño y la presión, el consternado pasajero de subte ahora tiene una posibilidad de aventura. Y aunque la aguafiestas Wikipedia le quite veracidad al asunto ("el toothing fue un engaño que aseguraba que era posible utilizar el bluetooth de los teléfonos móviles para obtener encuentros sexuales aleatorios"), ese pasajero multiplica la ansiedad al adentrarse en el túnel y, en la espera de que llegue a la próxima estación, se obsesiona con un deseo íntimo: "Pronta entrega, por favor".
conexionbrando.com

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