jueves, 10 de diciembre de 2009

Nikki Finke o la bloguera que aterroriza a Hollywood

“En estos momentos, hay grandes chances de que un alto ejecutivo de Hollywood esté metiéndose en la oficina de otro para gritarle: ¡‘¿viste lo que escribió Nikki Finke?!’”. Así abría el perfil dedicado a Finke publicado en la página uno del New York Times, en julio pasado. Esta señora de 55 años de la que apenas pueden conseguirse fotos se ha ganado, en los últimos años, el título de “reina madre de las noticias de Hollywood”. Ella es, según el Financial Times, “la reportera mejor conectada de la industria”, mientras que el New York Observer la eligió como la figura mediática del año (2008) y la revista Elle la ubicó en una lista de las 25 mujeres más influyentes de Hollywood: “Nikki Finke es el sheriff del pueblo”. El 12 de octubre, Tad Fried firmó un largo artículo sobre Finke en The New Yorker bajo el título “Por qué Hollywood teme a Nikki Finke”. Allí consignaba algunas escenas de verdadero pánico colectivo que tenían como marco los restaurantes más caros, las mansiones más espectaculares y las oficinas más glamorosas de los más poderosos directores de estudios de cine. Los elefantes asustados por un ratón. Sin ir más lejos, por el ratón de la Mac portátil con la que Finke despacha entre cinco y diez post diarios para el blog más temible de la industria: Deadline.com. Lo hace desde un departamento de Los Ángeles que comparte sólo con su gato Blue y los seis teléfonos programados para escupir una grabación automática.
La sombra de su fama en los últimos años se ha vuelto tan grande que la señora Finke ya no aparece en público ni contesta las invitaciones a las fiestas. Debe ser incómodo encontrarse cara a cara con los ejecutivos a los que ha tachado de imbéciles en su página. Porque Finke no tiene problemas en llamar a Jeff Zucker, CEO de NBC Universal, “uno de los chupamedias más incompetentes que ha dirigido una compañía de entretenimiento”, o a Charles y James Dolan, dueños de Cablevisión, “desfile de payasos”. El asunto es que, además de maliciosa, Finke es una extraordinaria periodista, capaz de utilizar sus misteriosas “fuentes” –el blog abunda en posts que arrancan con la frase “fuentes dijeron” o “fuentes demostraron”– para informar antes que nadie lo que está pasando adentro de los escritorios cerrados. O más bien para quemar contratos antes de que sean firmados, deschavar negociaciones o incluso establecer pronósticos que, en buena parte de los casos, se cumplen, con lo que, rauda, Finke repite el posteo bajo un gran “toldja!” (¡lo avisé!).
Nacida en Nueva York, Finke trabaja como periodista desde Los Ángeles desde 1986. Fue corresponsal de Associated Press en Moscú y Londres, de Newsweek en Washington y L.A. y columnista de Los Angeles Times especializada en espectáculos. Entre 1995 y 2000 fue coeditora y columnista sobre Hollywood para New York Observer y New York Magazine. En 2002 comenzó su columna “Deadline Hollywood” en el semanario LA Weekly, y en 2006 nació su blog, como la versión online de ese contenido impreso. Pero el sitio rápidamente encontró –creó– su nicho propio, con una información más enfocada hacia el negocio que hacia el show y la voluntad de encontrar “la verdad detrás de la gacetilla de prensa”, según cuenta ella misma en la página. Un año después de inaugurarla, ganó la mayoría de los primeros premios de periodismo, tanto online como impreso, de su país. Y en junio de este año Deadline.com fue adquirida por el gigante Mail.com.Media Corporation (MMC, que también maneja HollywoodLife.com).
“Su talento es de los que aparece uno por generación –dijo sobre Finke Charlie Koones, ex editor de Variety y actual director de The Wrap–. Ella impone la agenda y juega con reglas distintas. Todos quieren tenerla de su lado. Valga una de sus primicias de este año como ejemplo de su modus operandi: a las 19.30 de un día cualquiera Finke posteó que la productora de Ben Stiller se pasaba de Dreamworks a Fox. Durante la investigación previa, la periodista escuchó rumores de que Dreamworks, que estaba negociando dejar Paramount por Universal, buscaba con Disney un mejor acuerdo. Así que llamó a Ron Meyer, presidente de Universal, y éste rápidamente le devolvió el llamado -todos lo hacen- para decirle no sabía de conversaciones. Al día siguiente, los movimientos entre los ejecutivos abrían el site con grandes signos de exclamación. Dicen que, en Hollywood, todos pensaron que había sido Meyer el que le pasó el dato.
criticadigital.com

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