miércoles, 2 de diciembre de 2009

La piel también sufre anorexia


LAURA TARDÓN
MADRID.- A Silvia le salió "mucho vello, especialmente en las piernas, en los muslos y en los brazos". Como ella misma explica, "era muy negro y abundante, pero me preocupaba más seguir controlando las comidas y no engordar ni un gramo". Tanto la anorexia como la bulimia logran dominar el estado físico y anímico de la persona afectada. Y esto se nota hasta en la piel.
Según los especialistas, el hirsutismo es una de las numerosas manifestaciones que llevan a sospechar de la anorexia nerviosa. "A lo largo del proceso, puede aparecer vello en lugares poco comunes, como son los hombros o la espalda", señala Aurora Guerra, jefa de sección de Dermatología del Hospital Universitario 12 de octubre de Madrid. También sale pelo en la cara, "justo en las zonas influidas por los andrógenos, como el área de la barba y el bigote", añade la experta.
La desnutrición que acompaña a este trastorno también es la responsable de otras alteraciones dermatológicas como la fragilidad de las uñas, la alopecia o la sequedad de la piel.
A diferencia de Silvia, Mercedes (nombre ficticio) no notó nunca que le saliera vello por otras zonas del cuerpo. Sin embargo, "cuando ya llevaba bastante tiempo comiendo mal veía que se me caía el pelo a mechones, se me levantaban las capas de las uñas y tenía la piel amarillenta".
Tanto Silvia como Mercedes explican que en las sesiones terapéuticas no se habla de síntomas, "sino de cómo nos sentimos". El color de la piel o el aumento de vello no era lo que más les preocupaba. "Lo único que sí me empezó a dar miedo era la idea de poder quedarme calva", reconoce Mercedes.
Dicen los expertos que en estos casos, el pelo del cuero cabelludo comienza a perderse de forma difusa, pudiendo llegar a formarse un aclaramiento importante. "La caída es intensa. Si la anorexia no se resuelve, puede convertirse en una alopecia crónica y definitiva", resalta la doctora Guerra.
Ahora ya hace tiempo que a las dos les dieron el alta, tanto en las sesiones con la nutricionista como con el psicoterapeuta. Silvia aún tiene la dermis quebradiza y muy seca. "Después de tantos años sin dar a mi cuerpo lo que necesitaba, tengo la piel muy fina y sensible, sin brillo ni elasticidad, muy flácida".
Aurora Guerra, especialista en estos casos, argumenta que "la falta de nutrientes dificulta la proliferación de las células de la epidermis, que maduran incorrectamente y se vuelve seca, descamativa y sin brillo". Por eso, añade, las infecciones superficiales son más frecuentes.
Mercedes y Silvia son dos ejemplos de los muchos casos de anorexia que se dan en la actualidad, especialmente en mujeres entre los 15 y los 25 años. Cuando se trata de bulimia, la afectación dermatológica tiene otras dos vertientes: las lesiones en la boca y las callosidades.
Debido a la repetición del vómito, principal característica de la bulimia, "por el roce del dorso de los dedos con los dientes, pueden aparecer callosidades o engrosamiento en la yema", indica la doctora Guerra, quien también explica que, tanto en la boca como en la garganta, es habitual que salgan pequeñas heridas o llagas.
Muchas veces los dos trastornos se combinan en una misma persona, como le ocurrió a Mercedes. "Me salían algunas llagas y se me picaban más los dientes. Conozco a muchas chicas que incluso han perdido los dientes".
La pregunta que seguramente se hacen todas las personas afectadas, al menos una vez, es si pueden recuperar el estado saludable de su piel, sus uñas y su cabello. "Igual que cuesta mucho comer el mínimo de calorías cada día, también hace falta tiempo para que algunos de estos síntomas desaparezcan. En mi caso, sigo teniendo la piel algo amarilla, aunque no tanto como antes. Según el médico, es cuestión de tiempo".
elmundo.es

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