domingo, 13 de noviembre de 2011

El atalaje deportivo pisa fuerte en el país


Equitación, polo, turf y... atalaje. Entre la amplia lista de disciplinas deportivas con caballos habrá que empezar a prestar atención al atalaje, una competencia que utiliza un carruaje tirado por uno, dos y hasta cuatro caballos, que combina la destreza del competidor -llamado látigo- y la fuerza de los equinos.
Ayer, durante la segunda jornada del Campeonato Nacional de Atalaje Deportivo, que se desarrolla hasta hoy en la estancia La Yunta, en Pilar, se pudo ver la prueba más completa de la competencia: la maratón. Hoy será el turno de las de destreza, que son por puntaje.
La maratón, que ayer fue vista por unas mil personas, consiste en un circuito en el que hay que sortear distintos obstáculos. Quien lo hace en menor tiempo es el ganador. Por cada falta que se comete, el competidor es penado con la suma de tiempo.
El empresario y ex polista Mariano Paz, organizador del campeonato y uno de los 22 látigos que tiene la competencia, dijo a LA NACION que el armado del evento, que tiene competidores de Alemania, Suiza, Chile, Brasil, Austria y Argentina, demandó más de seis meses.
Paz expresó: "Esto es mi vida. trabajo mucho para poder hacer estas cosas. Es un deporte que no es muy conocido en el país; por eso, trabajamos para que se conozca. Es una disciplina que acá no tiene muchos años, pero en Europa está muy afianzada", dijo .
La presencia del juez internacional Cristian Iseli, que diseñó la pista con obstáculos, también le dio jerarquía al evento. "El juez me dijo que parecía un campeonato del mundo por la calidad de los competidores y la dificultad de los obstáculos. Estamos muy satisfechos", confió Paz.
Entre los látigos que participaron de la maratón estuvo Wolf von Buholtz, un destacado atleta europeo. El fue el que acaparó todas las miradas, ya que es el único que compite con un carruaje tirado por cuatro caballos, lo que aumenta considerablemente el nivel de dificultad.
"Es un deporte que requiere mucho manejo y concentración, hay que mandar al caballo para adelante y hacer que haga lo que uno le indica. Esto no siempre es fácil porque el caballo se cansa mucho. Cuando él te responde, se hace la gran diferencia", explicó el organizador.

Un encuentro social

A pesar de las largas tradiciones campestres del país, el atalaje no es un deporte autóctono. Llegó a la Argentina en 1985 desde Inglaterra, donde se practica en alza desde 1970.
Además de observar la destreza de los caballos y los látigos, para el público es un evento social que congrega a familias y a gente ligada al campo y al polo. Entre los asistentes estuvo el ex gobernador bonaerense, Felipe Solá quien, a pesar de ser un avezado jinete, reconoció que esta era la primera vez que iba a una competencia de atalaje deportivo.
"Es la primera. Vine a apoyar a mi amigo Mariano Paz. Me gustan el campo, los caballos y los buenos jinetes, pero no soy muy adepto a la tradición campestre. De la competencia me sorprendió la energía que ponen los jinetes, y los caballos que hay, que son muy buenos", dijo Solá.
Los ganadores se conocerán hoy, cuando finalicen las pruebas de destreza en pista. Los premios consisten en un cuadro donado por el Banco Galicia, main sponsor del evento. Otros premios serán otorgados por Porsche, entre ellos, libros, látigos y objetos de atalaje. Y para seguir festejando, cajas de champagne de la bodega Escorihuela Gascón.
DIXIT
"Es la primera vez que vengo. Me gustan el campo, los caballos y los buenos jinetes. De la competencia me sorprendió la energía que ponen los jinetes y los caballos, que son muy buenos "
FELIPE SOLA. Ex gobernador bonaerense


Magia y tradición

iempre es tiempo de atar. Atar caballos a una vieja chata cerealera, a una verdulera, a una amansadora, a un carruaje de estancia o hasta un elegante phaeton de parque. Así se hizo el país, así se hizo el campo y, todavía, cuando se puede, se cultiva como trabajo esto que vino de Europa, hasta convertirse en deporte.
Los carruajes dieron todos los nombres de los automóviles, por eso algunos les dicen coches, y la tradición los volvió importantes como una voiturette o una simplísima rastra de patines como esos dos ruedas que enterraron sus camas en el barro hasta el mismísimo pescante.
Sería largísimo contar de que se trata un dog cart, una baquet, un tiro de cuatro, un tandem o hasta un simple sulky. Sí se puede relatar en breve lo que significa una atada deportiva. Se perece mucho a una competencia similar a la equitación. Es decir, consta de tres aspectos: en las pruebas de salto individuales existen la exigencia de los obstáculos variados, la pureza del adiestramiento y la espectacularidad de la prueba completa: cuyo máximo campeón fue el mayor Carlos Moratorio.
Atar no se trata de otra cosa que atalajar (sería como ensillar) el animal al coche con todos sus arneses. Puede haber tiros de un caballo, siempre más ágiles para una prueba de obstáculos; de dos (un gran intermedio entre destreza y fuerza), de tres o de cuatro (siempre los más espectaculares y con los que suele atar ese gran animador de pruebas en San Antonio de Areco que es Don Pepe Guevara).
Lo que sobra es el buen gusto pero, sobre todo, la pasión. La prueba completa es un rally a campo traviesa, con todos los riesgos que eso significa. Más allá y, por sobre todas las cosas, sigue superando esa palabra tan mágica en la Argentina que se llama tradición.
lanacion.com

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