sábado, 12 de noviembre de 2011

Cómo tomar el control de la diabetes de clic en clic


La diabetes (o incapacidad para metabolizar la glucosa que circula en la sangre) no sólo es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia. En su tipo I (o insulinodependiente, por llamarla de algún modo reconocible), está creciendo a un ritmo del 3% anual en niños y adolescentes, y (por razones que se desconocen) del 5% en menores de cinco años. Y la de tipo II, vinculada con la obesidad y el sedentarismo, también aumenta entre los adolescentes. Si además se tiene en cuenta que, sin tratamiento adecuado, tiene una alta mortalidad por enfermedad cardiovascular y renal, y puede tener graves complicaciones neurológicas y vasculares, queda claro por qué resulta un motivo de enorme preocupación para los especialistas.
Ahora, un programa interactivo especialmente diseñado por la doctora Carmen Mazza, jefa de Nutrición y Diabetes del hospital Garrahan, para educar a los chicos (y sus familias) les ofrece una invalorable herramienta terapéutica para el control de su enfermedad. "Más allá de las explicaciones que se brindan durante la consulta, la educación de un chico con diabetes tiene que tener contenidos estructurados y una metodología evaluable -dijo Mazza ayer, durante la presentación de esta aplicación que se puede utilizar en equipos de iPad, iPod y iPhone, y puede descargarse gratis de la dirección www.panareadigital.com/diabetes -. El paciente tiene que poder tomar el control de su tratamiento. Para eso tiene que tener una educación muy profunda, y el médico tiene que ceder algo de su importancia: ya no puede cumplir el rol de «sabelotodo» ni ocupar el lugar de la omnipotencia. Y eso no es tan simple. Es un cambio de paradigma."
La diabetes tipo II puede prevenirse con un estilo de vida saludable. En la de tipo I (la más frecuente en la niñez), lo que puede prevenirse son las complicaciones. Importantes estudios internacionales indican que si se controla intensivamente desde su inicio, disminuye un 76% el riesgo de retinopatías, un 60% el de las neuropatías, un 50% el de las nefropatías, un 57% el de ataques cardíacos y un 42% el de eventos cardiovasculares. En la aplicación desarrollada por Mazza a partir de su extensa experiencia, Leo, un personaje de 8 años con diabetes tipo I, aprende a cuidarse con ayuda de Loro, su mascota, y del doctor Vidabuena. Así, oficia de guía para que los chicos vayan entendiendo lo que les pasa e incorporando conocimientos que les serán vitales a medida que recorran distintas situaciones o respondan a juegos de "verdadero o falso".
"Si bien sabemos que no todos los chicos disponen de una iPad en su casa, pensamos que es un dispositivo accesible para los hospitales y especialmente muy atractivo para los chicos -contó Mazza-. Es la tecnología puesta al servicio de la salud."
Se calcula que en la Argentina viven entre 14 y 20.000 chicos y adolescentes con diabetes tipo I. Las recomendaciones internacionales sugieren que deben ser tratados por un equipo multidisciplinario de personal especializado que incluya pediatras diabetólogos, psicólogos, especialistas en nutrición y educadores. Deberían saber contar hidratos de carbono y disponer de entre 5 y 7 tiritas para medirse la glucemia. "Sabemos que cuantos más monitoreos se hagan mejor es el control metabólico -dice Mazza-. Tenemos una ley que protege a las personas con diabetes: debe proporcionárseles el 100% de la medicación y el 70% de los elementos requeridos. Pero no siempre se cumple."

Qué calidad de atención se ofrece en el país

a doctora Carmen Mazza y un equipo que integran las doctoras Carolina Martínez Mateu y Gabriela Krochik están realizando una evaluación de la calidad de atención que reciben los chicos argentinos con diabetes tipo I mediante la adaptación a la edad pediátrica de un protocolo de investigación llamado Qualidiab. El trabajo, que mereció un premio de la Sociedad Argentina de Diabetes, lleva relevados 566 casos de 16 centros de hospitales de la Capital Federal, y del centro y norte del país.
Datos preliminares muestran que el 32,2% de los chicos y adolescentes no saben contar hidratos de carbono (un indicador de educación terapéutica); el 41% no accede a educación grupal, y el 43% no recibe mensualmente por lo menos 120 tiras reactivas para medir la glucemia, que es lo considerado indispensable para llevar un buen control del nivel de azúcar en sangre. En la medición de la hemoglobina glicosilada [test que permite saber si el control de la glucemia fue bueno durante los últimos meses], aunque no se alcanzan niveles óptimos, son comparables con resultados de estudios europeos. "Habría que poner mucho énfasis en la educación, ofrecerles a todos los chicos el acceso a los recursos para controlar la diabetes y evitar la discriminación -concluyó Mazza-. No es un privilegio, sino un derecho."
lanacion.com

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