martes, 15 de junio de 2010

Sexo y cintas de vídeo

Los islamistas lo llaman "terrorismo moral", la policía se lo ha tomado como la mayor amenaza del país y sus protagonistas aguardan una posible sentencia de hasta 10 años de prisión. El mismo tipo de vídeo sexual que convirtió en una celebridad internacional a Paris Hilton y relanzó la carrera de Pamela Anderson se ha convertido en Indonesia en una cuestión de Estado.
Agentes de la policía han llevado a cabo en las últimas horas redadas en los institutos del país para comprobar qué estudiantes se han bajado en sus teléfonos móviles 'clips' en los que el cantante local Nazril Irham se acuesta con las modelos Luna Maya y Cut Tari (por separado). "Queremos evitar que los menores accedan al vídeo porque puede impactarles de forma negativa", decía el portavoz policial Sri Sukorini a la agencia AFP al anunciar la operación.
La prensa local asegura que hay otros 30 vídeos con Nazril Irham a punto de ser publicados en internet y que entre las mujeres grabadas podría haber desde figuras de la política a presentadoras de televisión, algunas de ellas casadas.
El interés de los dos primeros vídeos de Ariel, como se conoce al cantante, hicieron que su nombre y el de sus amantes se convirtieran la semana pasada en los más citados en Twitter a nivel mundial. Más allá del morbo y los chismes, el escándalo ha reabierto el debate sobre qué tipo de país quiere ser indonesia.
Contraste social
La normalidad -e incluso entusiasmo- con el que las escenas comprometedoras han sido acogidas entre las clases urbanas y los más jóvenes contrasta con la reacción de los sectores más conservadores. Indonesia es el país con más población musulmana del mundo -el 90% de sus 240 millones de habitantes- pero tradicionalmente ha abrazado una versión liberal y tolerante de la religión que los islamistas han tratado de desterrar. Unas veces con bombas (atentados de Bali) y otras con leyes.
El Parlamento aprobó hace dos años una estricta ley anti-pornografía con la que los partidos musulmanes pretenden dar un nuevo paso en su intento de llevar al país un islam de corte árabe y conservador. La policía ha sugerido que será esa ley, que prohíbe la exhibición de desnudos o conductas contrarias a la moral, la que se aplique en el escándalo Ariel. "Dependerá de que los vídeos hayan sido robados como dicen los afectados o distribuidos voluntariamente", decía el general de la policía Sumardi sobre la posibilidad de que las celebridades involucradas sean arrestadas.
La Indonesia más liberal también asegura estar escandalizada, pero en su caso por la reacción "desproporcionada" de las autoridades. Los más críticos han pedido a la policía que dedique su tiempo a detener a terroristas -el país ha sufrido varios atentados desde el que costó la vida a más de 200 personas en Bali en 2002-, frenar el aumento de la criminalidad y perseguir el tráfico de mujeres en la industria del sexo.
'Un manto de hipocresía'
La modelo Julia Perez ha acusado a sus compatriotas de vivir bajo un manto de hipocresía. "Nos cubrimos con la religión y la cultura, pero los indonesios debemos abrir los ojos ante la realidad de que hay gente a la que le gusta el sexo, que el sexo es normal y que es una necesidad", decía Perez.
El primer vídeo, de seis minutos, muestra a Ariel manteniendo relaciones sexuales con su novia y modelo Luna Maya, que en los últimos días ha visto como sus patrocinadores la abandonaban para distanciarse del escándalo. En el segundo, de ocho minutos, el cantante sale junto a la presentadora de televisión casada Cut Tari. Ambos parecen haber sido grabados con el consentimiento de las mujeres que aparecen en ellos.
La rapidez con la que los clips se han propagado a través de Facebook y Youtube, de donde han sido retirados a petición del Gobierno, hizo que durante días no se hablara de otra cosa en Indonesia. Políticos y religiosos han puesto los 'clips' como ejemplo de la decadencia moral de la juventud desde la caída de la dictadura del general Suharto hace una década.
El ministro de Educación, Muhammad Nuh, ha justificado en el escándalo su negativa a ofrecer la asignatura de educación sexual en las escuelas enviando en su lugar a la policía para que revise los móviles de los estudiantes y castigue a los que no hayan podido evitar la tentación de verlos. "Esto viola las normas culturales de una sociedad religiosa", decía el político.

elmundo.com

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