jueves, 17 de junio de 2010

¿Qué ofrece un hotel por US$35.000 la noche?

Hasta para los huéspedes acostumbrados a alojarse en los mejores hoteles de lujo, la suite más exclusiva del Four Seasons de Nueva York podría ser una experiencia digna de recordar: de partida, para dormir allí, hay que desembolsar US$35.000 por noche.
El penthouse Ty Warner, bautizado así por el gurú de los muñecos de peluche Beanie
Baby y dueño del hotel, es la habitación más costosa en Estados Unidos fuera de Las Vegas, una distinción importante en la industria, ya que los cuartos en la capital de los casinos suelen ser concebidos para personas que apuestan fuertes sumas de dinero sin pensarlo demasiado.
La suite Ty Warner tiene vistas deslumbrantes de Manhattan en todas las direcciones, lavamanos hechos de bloques macizos de cuarzo y un mayordomo personal disponible las 24 horas del día. Los huéspedes pueden usar un Maybach o un Rolls-Royce, con chofer incluido, por supuesto. El servicio de habitación de los restaurantes del hotel, incluido uno dirigido por el famoso chef Joël Robuchon, está incluido en el precio y es casi ilimitado (aunque un huésped debió pagar un pedido de caviar de US$1.000). El diseño de la suite, que se inauguró en 2007, llevó siete años y su construcción costó US$50 millones, afirma el hotel. Warner señala que la habitación es importante porque le da a todo el hotel un aire de lujo y exclusividad. "De alguna forma establece un estándar y genera comentarios... le da un efecto aureola al resto del hotel", sostiene. Four Seasons administra el hotel, pero Warner es el dueño de la propiedad, un acuerdo típico en la industria hotelera.
Las suites de hoteles de alta categoría empezaron a hacerse populares en la década del 80, a menudo usadas como un beneficio gratuito o con descuento para los clientes VIP o para atraer lucrativas reuniones de negocios, afirma Bjorn Hanson, un profesor de la Universidad de Nueva York que se especializa en la industria de la hospitalidad.
Aunque los niveles de ocupación y las tarifas del hotel en general cayeron durante la recesión, las suites más costosas se mantuvieron estables. "Ese cliente específico suele ser inmune a la situación económica", señala Christoph Schmidinger, gerente general del hotel.
La suite Ty Warner está ocupada sólo alrededor de 25% del año. Y el hotel de 368 habitaciones afirma que nunca otorga un descuento para el penthouse. De hecho, su tarifa diaria aumentó US$1.000 en 2009. El hotel también tiene una suite por US$18.000 por noche y otra de US$14.000. Los huéspedes del penthouse suelen ser empresarios multimillonarios que viajan con sus parejas, afirma Schmidinger. El cuarto menos costoso del hotel, diseñado por el arquitecto chino-estadounidense I.M. Pei, vale US$855 por noche.
Los precios suelen ser parte del atractivo para los huéspedes. La estadounidense
Johnna Magliano, de 32 años y propietaria de un salón de belleza y spa en Baltimore, se quedó en la suite más costosa de todo EE.UU., la Villa Hugh Hefner Sky del Palms Casino Resort en Las Vegas, para su boda celebrada el 2 de mayo. Pagó US$40.000 por la noche. Ella y su esposo intercambiaron sus votos al lado de la piscina de la habitación, que lleva impreso el símbolo de Playboy. Recibieron a sus 110 invitados en la suite, que también incluye una cama giratoria y un jacuzzi para 12 personas, y luego se quedaron a dormir allí. (Los US$40.000 sólo alcanzaron para pagar por el cuarto, los gastos de la fiesta fue un presupuesto aparte).
La suite, sin embargo, sólo se paga la mitad de las noches que es ocupada. La otra mitad se la dan de forma gratuita a los jugadores que más gastan: la línea de crédito de un jugador debe alcanzar el medio millón de dólares para obtener la suite gratis, señala Jon Gray, el subdirector de marca y generación de ingresos del hotel.
En la suite Ty Warner del Four Seasons no se permiten las grandes fiestas como bodas y eventos corporativos. El hotel limita la cantidad de gente que puede estar a la vez en la habitación a alrededor de 10 personas.
La mayoría de los muebles del penthouse de cuatro ambientes y 400 metros cuadrados está hecha a la medida y exige un mantenimiento especial, como la seda tailandesa alrededor del dosel de la cama con hilo de oro de 22 quilates hasta el cubrecama de seda veneciana.
Los altos techos de la habitación y sus varias ventanas que van desde el techo al piso, hacen que regular la temperatura sea un reto. Para dejarla en su punto, el personal del hotel sube o baja la temperatura de todo el edificio.
La suite tiene unos 850 bombillos. El candelabro de US$120.000 que ilumina la mesa del comedor está hecho de más de 100 bombillos diminutos de fibra óptica.
Sólo 42 miembros del personal de mantenimiento pueden limpiar la habitación, tras recibir dos semanas extra de capacitación.
El hotel intenta anticipar las preferencias de los huéspedes frecuentes, para lo cual mantiene archivos que detallan sus hábitos y comidas, bebidas y hasta papel higiénico favoritos. Si se trata de un cliente que llega por primera vez, la recolección de inteligencia es más difícil. El "departamento de servicios especiales" conformado por tres personas o el asistente del gerente general hablarán con el huésped o su asistente para conocer el motivo de su estadía y sus preferencias.
También buscan pistas en Internet u otros hoteles Four Seasons donde se haya quedado antes el cliente.

lanacion.com

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