Gran Bretaña está decidida a endurecer su política de “tolerancia cero” contra los estudiantes con mala conducta. Las autoridades educativas acaban de otorgar nuevos poderes a los maestros para enfrentar a los alumnos revoltosos y con graves problemas en el aula. Las nuevas medidas habilitan a los docentes a revisar los teléfonos celulares y reproductores de música de los chicos, y a confiscarles cualquier material pornográfico, pirotecnia e incluso paquetes de cigarrillos. Pero eso no es todo: el ministro para las Escuelas, Nick Gibb, también autorizó a los educadores a imponer “detenciones inmediatas” a los alumnos considerados anti-sociales sin que sus padres den la autorización por escrito.
Estas políticas buscan, según las autoridades, mejorar la conducta y llevar el orden a las clases. Hace tres meses, el mismo Ministerio había habilitado a los docentes a hacer un uso “razonable” de la fuerza física para separar a alumnos que se estuvieran peleando o para contener a aquellos que no hicieran caso de las advertencias.
En ese momento, el ministro para las Escuelas de la oposición, Michael Gove, había afirmado que las políticas de “no tocar” a los alumnos habían sido la principal causa de los problemas de disciplina en las escuelas británicas. El año pasado, más de 2.000 alumnos fueron expulsados por agredir físicamente a otro chico o a un adulto, y hubo unas 90.000 suspensiones por la misma causa. Además, más de un cuarto de los profesores admitió que tuvo que lidiar con violencia física de parte de sus alumnos.
Ahora no sólo podrán usar la fuerza, sino “detenerlos” en el establecimiento escolar. “Las escuelas podrán permitir a los maestros retirar a los alumnos revoltosos de las aulas o confinarlos a salas de detención, si ello es necesario para mantener la disciplina”, destacó el ministro Gibb. En cuanto a las requisas, tendrán autorización para confiscar “cualquier material con contenido pornográfico, pirotecnia, cigarrillos y todo tipo de armas o instrumentos punzantes”.
Chris Keates, secretario del principal sindicato docente británico, recibió bien la medida, pero pidió “protección” para los docentes. En respuesta, el ministro adelantó que se informará de la medida a jueces y fiscales y que los maestros tendrán derecho al anonimato en casos de quejas en su contra, para reducir eventuales daños a sus carreras profesionales.
clarin.com
Estas políticas buscan, según las autoridades, mejorar la conducta y llevar el orden a las clases. Hace tres meses, el mismo Ministerio había habilitado a los docentes a hacer un uso “razonable” de la fuerza física para separar a alumnos que se estuvieran peleando o para contener a aquellos que no hicieran caso de las advertencias.
En ese momento, el ministro para las Escuelas de la oposición, Michael Gove, había afirmado que las políticas de “no tocar” a los alumnos habían sido la principal causa de los problemas de disciplina en las escuelas británicas. El año pasado, más de 2.000 alumnos fueron expulsados por agredir físicamente a otro chico o a un adulto, y hubo unas 90.000 suspensiones por la misma causa. Además, más de un cuarto de los profesores admitió que tuvo que lidiar con violencia física de parte de sus alumnos.
Ahora no sólo podrán usar la fuerza, sino “detenerlos” en el establecimiento escolar. “Las escuelas podrán permitir a los maestros retirar a los alumnos revoltosos de las aulas o confinarlos a salas de detención, si ello es necesario para mantener la disciplina”, destacó el ministro Gibb. En cuanto a las requisas, tendrán autorización para confiscar “cualquier material con contenido pornográfico, pirotecnia, cigarrillos y todo tipo de armas o instrumentos punzantes”.
Chris Keates, secretario del principal sindicato docente británico, recibió bien la medida, pero pidió “protección” para los docentes. En respuesta, el ministro adelantó que se informará de la medida a jueces y fiscales y que los maestros tendrán derecho al anonimato en casos de quejas en su contra, para reducir eventuales daños a sus carreras profesionales.
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